01

74 7 0
                                    

(...)

Después de ser un día realmente agotador para Soonyoung en la escuela, al fin llegó a su departamento para realizar todos sus deberes, descansar, tomar un baño, cenar algo e irse a dormir.

Por alguna extraña razón (y él sabia perfectamente que esa razón era un chico) se sentía realmente frustrado, nunca dejaba de pensar en él y tampoco de mirarlo, porque si, ese chico a quien Soonyoung le tenía realmente mal lo veía todos los días en la escuela. Y si las cosas no podrían estar peor, ese chico era parte de su círculo de amigos.

Cuando se encontraba acostado sobre su cama trató de conciliar el sueño, no sin antes inventarse una hermosa vida al lado del chico que tanto estaba enamorado. Se removía sobre su cama de la emoción de su imaginación; de como lo abrazaría, de como le acariciaría el cabello, de como lo tocaría y besaría si realmente estuviesen juntos... en una relación.

Un rato después, cuando ya estaba a punto de quedarse dormido sintió como la cama se hundía a sus espaldas. Alguien lo tomó del hombro jalándolo hacia atrás y haciendo que se recostara en la cama completamente de espalda para así quedar boca arriba. Tenía que aceptar que sintió mucho miedo, pues no sabía de quien se podría tratar ya que vivía solo en su departamento y que él recordaba no invitó a nadie a dormir esa noche.

Al ver el rostro del responsable soltó el aire que sin darse cuenta había contenido en su pecho. Jihoon lo miraba sin ninguna expresión específica, cosa que a Soonyoung le parecía raro (aunque no tanto) porque así no podía adivinar que hacía en su departamento tan tarde.

—Woozi, ¿Qué haces aquí tan noche? —quiso saber—. Para empezar, ¿Cómo entraste? —se apoyo sobre su brazo alcanzando la altura del rostro de su amigo.

Sin decir una palabra que pudiera responder las dudas del chico, Jihoon colocó una de sus manos sobre el hombro del castaño para volver a recostarlo y en un par de habilidosos movimientos se colocó sobre él, dejando descansar sus piernas de lado a lado. El castaño, sin querer, volvió a contener la respiración tratando de controlar su imaginación en ese preciso momento.

Eso no se lo esperaba... para nada. Dentro de él recorría una emoción sobre la situación algo incomprensible, pero a la vez los nervios le estaban matando. No sabía como reaccionar ante Jihoon, pues nunca se sabe que podría pasar cuando se trata de él.

Su primer instinto al acto de su amigo fue colocar las manos en sus muslos casi por inercia, entre ellos ese movimiento era su motivo por la emoción y el nerviosismo.

Error.

Fue como si ese acto le indicara al menor un pase libre para sentarse sobre él, tocándose entre sí sobre la ropa.

¿Qué más esperaba Soonyoung?

¿Salir sin problemas de la situación? Por supuesto que no.

Él sabía lo que le provocaba Jihoon con solo observarlo. Vaya que se encontraba excitado y solo habían pasado segundos de toda la situación, cuando Soonyoung sentía que habían pasado horas solo viéndose a los ojos... y ahora sintiéndose.

Jihoon colocó ambas manos en el pecho de Soonyoung inclinándose hacía delante acercando su rostro sin dejar de mirarlo a los ojos y darse placer moviéndose sobre él. El mayor se estaba volviendo loco debajo de Jihoon, tanto por el roce como por la posición. Soonyoung no sabía que hacer, no le apetecía querer mover un dedo y arruinar el momento tan intimo que estaban teniendo ahora.

Hasta que de un segundo a otro se animó y sus manos, que estaban posicionadas sobre los muslos de su amigo, fueron tomando altura hasta detenerse sobre los glúteos del menor ayudándole, con menor distancia, a realizar de forma más rápida los movimientos que estaba realizando sobre él. Jihoon empezó a acerase un poco más al castaño aún con sus propias manos sobre su pecho sin dejar de mirarle, excitado.

Y más.

Más.

Y mucho más.

O sus labios ya estaban tocándose o estaban por hacerlo. No sintió el contacto de ambos labios, ni mucho menos sintió si Jihoon movió los suyos.

Y Soonyoung nunca sabrá la respuesta a la pregunta que se formulaba en su cabeza.

—¡Maldita sea! —gritó y se levantó frustrado—. Qué injusto... —soltó en un doloroso suspiro, evitando sollozar de la frustración.

Una alarma había despertado al chico; era hora de ir a la escuela, de nuevo. Sintiendo en su pecho la ausencia de algo que vivió, pero no vivió.

I'm here | SoonHoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora