Eres mi vida- Luciano Pereyra (#EE2)

capítulo 3

La quinesiologa me hacía doblar y estirar mi brazo, ya pasaron 3 semanas y estoy mucho mejor.

Al terminar mi rutina tomo las muletas y salgo. Luciano está o estaba en una reunion, decido tomar un taxi para no molestarlo.

Hoy me "regaló" una copia de las llaves de su casa, y aparecieron mis cosas ahí, no se en que momento empecé a vivir con él. Llego a su casa y había un auto negro afuera, me resulta conocido pero no se de quien puede ser, de Luciano no es, porque el suyo es azul casi negro, no negro.

Le resto importancia y luego de pagarle al taxista, entro. Está Luciano sentado en el sofá con Abel. Al verme Luciano hace una mueca.

—¿por que no me avisaste que ya terminaste? Así te iba a buscar— dice algo molesto.

—es que pensé que no habías terminado, aparte puedo manejarme sola, no es como si estuviera invalida o algo— me doy cuenta de lo que digo y Luciano rueda los ojos.

—media— dice y bufa.

—dejala, debe estar cansada de estar todo el día sentada o acostada — me defiende Abel y yo me río— ¿queres mate?— me pregunta y asiento con la cabeza.

—te pudo haber pasado algo— reclamó nuevamente Luciano, ya un poco mas calmado.

—amor, no paso nada, y si alguien me quería hacer algo, tengo con que defenderme — bromeo levantando una de las muletas, eso hace que se ría.

—dejalo, esto del casamiento lo tiene asi— bromea Abel.

Dejamos las bromas de lado y tomamos unos mates.

Más tarde Abel se va y Luciano y yo terminamos de ver una película en netflix.

—¿que quieres cenar?— pregunta y besa mi mejilla.

—am... No lo se— respondo. La verdad es que no tengo mucha hambre, pero se que se molestará si no como.

—¿pastel de papa está bien?— pregunta y asiento con la cabeza.

Luego de decirme que va a cocinar, decido revisar mi instagram. Mi pantalla se pone negra por menos de un segundo y el nombre de Marina aparece allí.

—hola Mari— respondo al tiempo que estiro mi pierna lastimada a lo largo del sofá, comienza a punzarme.

—hola ____, ¿como te sientes?— pregunta emocionada. ¿que sucede?

—bien, mejor— respondo.

—llamaba para decirte que tengo muy buenas noticias— voy a preguntar pero me interrumpe— hable con el equipo y en una semana lanzaremos tu video— termina y yo lanzo un chillido — mi teléfono está por apagarse, hablamos luego.

la llamada se corta, pero mi sonrisa no se borra.