El Caso De Sara Morales

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Sara Morales Hernández, de catorce años de edad, vivía en Las Palmas de Gran Canaria con sus padres Sebastián Morales, que trabajaba de camarero en un restaurante, y María de las Nieves Hernández Castellano. Había nacido el 24 de Enero de 1992 y tenía cuatro hermanos: Patricia, de doce años; Pedro y Andrea, de diez y Alba, de ocho.

El domingo 30 de julio de 2006, Sara desapareció sobre lascuatro y media de la tarde, cuando se dirigía desde su casa de la calle Ingeniero Ramírez Doreste, en Escaleritas, alCentro Comercial La Ballena, en la Carretera del Norte 112. Un recorrido de alrededor de kilómetro y medio, unos veinte minutos a pie. Había quedado con un amigo del colegio

 Había quedado con un amigo del colegio

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Sara se retrasaba. Su amigo Johnny la llamaba al móvil, pero ella no contestaba. Y siguió llamando hasta que saltó el buzón de voz. Sara nunca llegó a la cita. A las cinco y media, Johnny llamó a casa de Sara para contarles lo que pasaba.

N

unca había desaparecido de casa antes y, si se retrasaba, llamaba para avisar. Como en tantos otros casos similares, la niña no llevaba dinero ni documentación. Sólo las llaves de casa.


Llevaba puesta una falda vaquera corta, una camiseta de tirantes amarilla, bambas plateadas y sus gafas, porque no veía nada sin ellas.

Sebastián Morales, completamente destrozado, no tenía tiempo más que para pensar en su hija. No comía ni dormía y lo único que tomaba eran cafés. Se temía lo peor. Pensó en desplazarse a Lanzarote, para pedir una entrevista con José Luis Rodríguez Zapatero, el entonces presidente del Gobierno.

Nieves, la madre, algo más entera, era la que mantenía algo la cordura en la familia, pidiéndole a su marido que no la dejara sola. Pero se había metido en la cama y no hacía más que llorar y llorar.

A la semana de desaparición de la niña, unas 200 personas acudieron al parque del canódromo, en Schamann, para pedir que apareciera. Nieves, su madre, iba abrazada a un cartel, sufriendo por su hija. El padre, Sebastián, ni siquiera pudo acudir.

La convocatoria se había realizado para silenciar las falsas noticias de que Sara había aparecido muerta y violada. Los asistentes gritaban "Vuelve, Sara, vuelve, te queremos...", para ovacionar después a la familia. "Sara no está muerta, está viva, que la traigan..."

Nieves decía "Mi niña no está muerta, que la devuelvan... Yo sé que no está muerta, por favor, como esté, pero que me la den viva, sólo quiero a mi niña, se lo suplico a quien la tenga, yo no le voy a hacer nada..."

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