(0)

496 49 38
                                    


El olor a cigarrillo se esparcía por todas partes combinado con el terrible olor a alcohol y sexo. Dos cuerpos se encontraban desnudos, cubiertos por sábanas únicamente.

El chico con tatuajes se encontraba sentado, apoyando su espalda en la cabecera de la cama mientras con una mano sostenía un cigarrillo a medio terminar y la otra estaba ocupada acariciando una cabellera rubia que descansaba plácidamente en su pecho blanquecino. En la habitación se podía escuchar música a un volumen razonable y relajante que acompañaba el ambiente.

La cabellera rubia empezó a removerse, despertando de su pequeña siesta post-sexo. Levantó la cabeza del pecho contario y frotó sus ojos lentamente con sus manos dejando salir un bostezo, una imagen realmente adorable para el otro chico que solo lo admiraba aún con el cigarrillo en su otra mano que se iba consumiendo poco a poco.

Unos ojos curiosos se posaron en los suyos felinos y ambos sonrieron al mismo tiempo.

— Buenos días lindo —habló el chico de tatuajes mientras le daba una calada a su cigarro y sonreía al mismo tiempo a su acompañante.

— Yoonie, buenos días ~ —dijo con su dulzona pero rasposa voz el muchacho de cabellera rubia.

— ¿Dormiste bien? —nuevamente empezó a acariciar la cabellera del adorable chico frente suyo.

—el rubio asintió aún adormilado y volvió a acomodarse en el pecho del otro, restregando su mejilla en el— Siempre duermo bien cuando tú estás conmigo.

El mayor sonrió con un poco de melancolía, sabía que su chico tenía problemas para dormir y él a veces salía muy tarde de su trabajo por lo que el rubio le esperaba despierto, eso desde hacía 3 años. Abrazó al chico con su brazo desocupado y le dejó un beso en la coronilla.

— Lo siento Minnie.

—el rubio levantó rápidamente la cabeza y observó al pelinegro para empezar a negar moviendo así sus dorados cabellos— No Yoonie, no lo dije para que te sintieras mal no tienes porqué disculparte —posó su mano, que era más pequeña que la suya, en el rostro del mayor para acariciar su mejilla— Sé que es agotador tu trabajo y lo haces para mantenernos.

El rubio le sonrió a su pareja con dulzura y besó su nariz dejando un poco húmeda esa parte pero a el pelinegro no podría importarle menos. Tomó de la cintura al más chico y lo acercó a él con un poco de brusquedad empezando a llenar el rostro del otro con muchos besos.

— Juro que algún día me matarás de tanta ternura mi amor —susurró mientras rozaba sus narices en un beso esquimal— Sigo preguntándome cómo puedes estar conmigo después de todo.

— Porque te amo, Yoonie —acarició con lentitud los cabellos negros del mayor— No neceisto más, eres mí chico.

El pelinegro sonrió con amor y le dio un último beso antes de levantarse de la cama, apagar el cigarrillo y tomar nuevamente al menor en sus brazos, ambos aun desnudos. Lo llevó hacia el baño y lo dejó dentro de la tina con delicadeza.

— ¿No es muy temprano para bañarnos Yoonie?, además es fin de semana~ —renegó el rubio, que aún así se acomodó mejor en la tina para que el otro entrara.

— Amor, son las diez de la mañana —rio el pelinegro— Y quiero que salgamos un rato, recuerda que hoy es domingo, es nuestro día de paseo.

— ¡Oh! —recordó el rubio— Se me había olvidado —dejó que un lindo puchero se formase en su rostro luciendo así tan pequeño en esa pequeña tina— ¿Me comprarás un helado Yoonie?

— Todos los que quieras.

El chico con tatuajes se adentró a la tina cuando terminó de colocar las toallas nuevas para secarse. Dejó que el agua cayera y reguló la temperatura.

Sábanas [Myg & Pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora