Campamento

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     Al siguiente día, Samantha había traído a un pequeño equipo de producción: camarógrafos, fotógrafos y un sinnúmero de periodistas por todos lados; yo me encontraba hablando con las personas del campamento, dándoles instrucciones de lo que tenían que hacer. Esto era algo nuevo para ellos como para mí, aun así, la campaña no podía frenar. Pasamos toda la tarde grabando. La campaña contaba como una simple prenda de Black Diamond, alegraba la vida de cualquier persona, al menos aquello era lo que deseábamos transmitir. Con cada prenda que se comprara de esta colección se otorgaría uno 50% de las ganancias a los vagabundos "Para los Diamantes de Australia. Black Diamond". Era una hermosa promoción que le sacaba lágrimas a las personas.

Samantha se encargó de todo, le enviaría un e-mail con la campaña a Byanka para que fuera testigo de todo. Era cuestión de tiempo. Para celebrar, ella me invitó a su departamento. Con el dinero que me quedaba compré unas botellas de vino. Llegué a su apartamento, se encontraba cerca de la playa Bondi, era hermoso, no podía dejar de desear tener uno como ese. Me recibió con una gran comida "pensaba que no cocinabas", le dije. La comida estaba deliciosa y con el vino, mucho mejor. No recordaba cuando fue la última vez que me sentaba frente a un televisor, fue una experiencia interesante. Caída la noche comencé a sobar su falda y besarla.

Aquella sensación que antes me había recorrido, apareció. Comenzamos a tocarnos, el deseo era mutuo, solo que aquella vez sentía ganas de experimentar más cosas. Durante largos minutos, dedicamos nuestras caricias a aquellas zonas erógenas. Samantha fue quien rompió el contacto para sujetar sobre mis vaqueros. Abrí los labios en respuesta y me posicioné sobre ella, comencé a besar cada milímetro de su piel hasta llegar a su sexo, retiré sus bragas. Mi lengua estaba ardiendo por hacerle una felación, misma que minutos después, ella me la devolvía con gracia. Ambos gemíamos y al sentir su lengua en la punta de mi erección, la tensión sobrepasó mis sentidos. Me corrí bastante fuerte.

Durante la noche, tuvimos algunas sesiones más, hasta que pensé en irme.

Me dijo que me quedara a dormir, algo que no rechazaría, mi cuerpo estaba loco por dormir y acostarse en una verdadera cama, ella tendía su cabeza en mi pecho. Mi futuro estaba en sus manos. 

El Vagabundo de la ModaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora