6. Aquel hombre que admiro

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Dazai había conseguido un teléfono, pero ¿ahora qué? Había terminado en la playa pensando que hacer con todo lo sucedido, su mente se inundaba de su matrimonio, cada momento, cada decisión, cada pelea, cada insulto y palabras de amor; todo pasaba como una película, ¿Cómo fue que nunca lo notó? Era cierto que su esposo era grosero pero también el alma más amable de todas, no sabía que tanto se había llevado de tiempo solo supo que era hora de salir cuando vio a Chuuya a lo lejos quien se acercaba caminando entre la arena. Suspiro hondo y se levantó sacudiendo la arena en su bermuda – llegarán en dos horas, debemos salir – el tono de su voz era ronco, "¿habrá gritado?" pensó Dazai al escucharlo, pero se limitó a asentir y seguirlo. Chuuya tenía el control.

Akutagawa y Atsushi habían aterrizado y si el viaje había sido difícil, el arrastrar al albino a un auto había sido peor, no podía andar por la calle con él, solo terminaría siendo descubierto. Trago saliva, conocía bien sus actos y lo enojado que estaba su pareja. Golpeo a Atsushi para noquearlo, el albino cayo al instante en sus brazos y el azabache suspiro, al fin tenía un poco de paz, aprovecho para llamar a Chuuya al hotel, donde se dieron un nuevo número de celular y nueva información, con ello, destruyo su antiguo teléfono y salió del lugar. Se movió rápidamente, asalto un auto desconocido y lo tomo, llevo a Atsushi a los asientos traseros y comenzó su viaje, el aire, la carretera y el viento fresco solo le había toser, pensaba en todo lo que había sucedido, todo lo cambio su vida en tres días, todo lo que estaba haciendo por el chico que amaba, pero... ¿Por qué lo amaba tanto? Llevaban poco de conocerse, aun lo recordaba torpe e inocente, cuando derramo su café en su saco, el mafioso recuerda cómo se enfureció pero el albino rápidamente se disculpó con aquellos ojos peculiares, tan llenos de vida y luz, llevaba tres días sin ver esos ojos que amaba

- ¿Qué se supone que es todo esto? – se habló así mismo en una burla – todo lo que creía de ti ¿era mentira? – pregunto mientras miraba al albino por el retrovisor – como sea, ahora que lo analizo... no sé nada de ti – su tono de voz bajo a uno melancólico – te conocí hace dos años en la cafetería - sonrió – llevabas uniforme escolar, estabas tan apenado por manchar mi saco, en serio quería matarte, y mire tus ojos, y todo se vino abajo, mi mundo cambio – dejo una pequeña risa salir y volvió a mirar al albino por el retrovisor - ¿realmente ibas a la cafetería solo por café o también te paso lo mismo? Opción uno u opción dos me permitieron acercarme y míranos, hablarnos, conocernos... y ahora estábamos por casarnos en unos meses – dijo conteniendo sus lágrimas – y termine secuestrándote para huir contigo... ¿Qué rayos es esto? ¿y que si mi jefe no vio bien tu rostro? Tengo miedo a perderte... Pero ¿Qué se de ti? Eres fuerte, esté año entras a la universidad, sabes de artes marciales, eres huérfano. ¿Qué más? ¿Qué más? – se preguntó ahogándose en su propio sentimiento de culpa – eres un chico sumamente alegre, me sacas de mis casillas por tan alegre que eres, te encanta que juguemos a las escondidas, eres flexible, te encanta que acaricie tu cabello, tus pezones son lo más sensible en tu cuerpo y de solo besar tu cuello puedo ver cómo te erizas como si fueses un gato - sonrió ligeramente - amas los gatos, los camaleones, te gusta el chazuke y el té de hiervas, te gusta ver las películas animadas y no te gusta andar solo en ropa interior, odias los orfanatos y a veces creo que te odias a ti mismo, si pasamos por tiendas de disfraces te vez incomodo pero puedes mirar por horas mascaras – trago saliva – te gustan las flores, te gusta la lluvia, trabajas a medio tiempo de una oficina de contadores – detuvo el auto un momento y dejo caer frente en el volante – no, no trabajas con contadores... por eso estamos huyendo – golpeo el volante – ¡Maldición! ¡era tan sencillo!

Atsushi logró despertar, estaba adolorido pero lo primero que vio fue a Akutagawa conteniendo sus lágrimas, más bien llorando pero era tanto su enojo que le mismo no permitía que aquellas lagrimas salieran fácilmente, Atsushi se sintió mal por ello, no podía negar estar molesto y confundido pero ¿Qué era ese estilo de situación? Estaba en otro continente, no podía recurrir a la agencia, pensó, fue entrenado, era listo, no debía caer en su pasado, debía ser fuerte... y aun así, estaba asustado – quiero mi mascará... - pensó el albino. Simplemente suspiro y se sentó tranquilamente en el asiento de atrás, el ruido hizo a Akutagawa voltearlo a ver

Mr&Mr SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora