Las semanas pasaban lentamente y la extraña relación florecía rápidamente, cada día parecían más unidas, incluso se negaban a separarse. Entre ambas se complementaban y hacían la relación muy fugaz y divertida, una con su actitud posesiva llegando al grado enfermizo y por otra parte la otra llegaba hacer las cosas más interesantes y entretenidas con sus boberías e incluso sin hacerlo ya tenía a la ojizafiro en la palma de su mano sin saberlo.
Como si no importaba se encontraban abrazadas en aquella habitación vomito arcoíris, la rubia se encontraba entre el hueco de las piernas de la contraria, solo dejándose llevar por las pequeñas caricias dadas por la contraria, desde su cabello hasta el hueco de su cuello. Lo que hace el amor en los humanos, llenándolos de un sentimiento de felicidad y alegría, pero solo probando lo superficial de la copa, cuando lleguen al final las cosas acabaran.
No pudiendo evitar jugar con algunos mechones de cabello, se sentía rara, extrañamente le perturbaba y le ponía de algún modo ansiosa sus propios pensamientos y su comportamiento que era mayormente seco, pero no lográndolo con aquella chica de rubios cabellos. Su actitud se volvía cariñosa entre aquellas cuatro paredes, mientras sus brazos le rodeaban de un modo protector, su nariz olía aquel aroma a cerezas de la rubia.
Su corazón latió descontroladamente en cuestión de segundos, su mente se desconectó del mundo. Aunque se sentía tan envolvente su manera de ver las cosas en todos los ángulos posibles ni así lograba sacarse a la rubia de la cabeza, olvidaba incluso su propio nombre y apellido al estar con ella.
– Sue – aquel tono lascivo y tierno que le dedicaba le volvía loca y aun sin hablar le enloquecía, sin duda estaba loca, enferma, por todo el amor que sentía por ella –. Sue, ¿tú me amas?
–... – de su garganta no salió palabra de afirmación, su frente termino a parar en el hueco de su cuello en donde aquel aroma a cerezas era mucho más fuerte, sus mejillas ardían y quemaban – Si yo te-amo – no pudo evitar aquel pequeño tartamudeo en su voz – te amo, que incluso mataría por ti.
– Me alegro, en serio me alegro. – un tono quebradizo sonó por aquella dulce voz y por primera vez entre todo aquel encuentro le miro con unos ojos acuosos, de su boca salía una extraña mueca que podría confundirse con una sonrisa cuando en realidad era todo lo contrario, su mente se desconectó por algunos minutos sin saber exactamente en qué situación se encontraba– Sue.
Su cara permaneció desconcertada al ver aquella cara llorosa voltearse y más con su mirada llena de dolor, no entendía que era lo que pasaba o que había hecho, solo le abrazo más fuerte y sobreprotectoramente, no sabía mucho de sentimientos tampoco no sabía nada de relaciones, pero sabía que lo que hacía estaba bien. Se sentía bien. Creía que lo que hacía estaba bien.
Empezó con un beso, luego dos, tres, cinco, diez cada uno más apasionado y cargado que el otro, en sus labios, en sus mejillas, en sus hombros, solo eran adolescentes con muchas hormonas en su organismo o al menos eso pensaba al ver ya lo lejos que habían llegado en tan poco tiempo. No le importaba marcar aquel fino lienzo bajo suyo, no le importaba marcar lo que ya le pertenecía, no le importaba volver a su antigua vida. Se sentía bien hacer lo que hacía, se sentía completa con solo aquella rubia, con su princesa.
Aun si dolía, aun si ardía, moriría primero antes de ver aquella cara triste de nuevo, solo podía existir aquella cara llena de alegría e inocencia marcar todo su rostro, no entendía como sus pensamientos llegaban hacer tan cariñosos o empalagosos, insanos e enfermos, aunque en realidad no le importaba mucho, todo pensamiento se había ido a la mierda en esos momentos.
– S-Sue – repetía reiteradas veces su nombre entre pequeños jadeos que salían de aquella rosada boca, mientras se deleitaba con su pequeña figura, con su rostro.

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Sueño Muerto
Truyện Ngắn|Original|| No sabia muy bien como había llegado a tal situación o mas bien lo le importaba, el solo sentir aquellos labios sobre los suyos le enloquecía y aquella fragancia solo le hacia perder su poca cordura. Deseaba que aquello durase para siemp...