Epilogo

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Lagrimas caían rápidamente de sus ojos mientras abrazaba aquel cuerpo inerte, en su cabeza rondaban miles de preguntas y ninguna iba a ser respondida. ¿Por qué lloraba o alterarse por alguien que apenas sabia quien conocía? No lo sabía, pero su corazón estaba destrozado en miles de pedazos en ese preciso momento. Sus manos que acariciaban aquel cabello rubio que se encontraba levemente cubierto de tierra bajaron hasta sus mejillas pálidas llenas de aquel carmín que empezaba a repudiar con toda su alma, su mente se encontraba casi deshecha de todos los pensamientos que rondaban rápidamente por todo su cerebro.

Su descontrol fue casi inevitable con sus gritos eufóricos que hacían que su garganta ardiera en todo su furor y llanto incontrolable, todo aquel metal con lo que el edificio había sido construido se elevó por el cielo oscuro y nublado de la noche, no le importo si alguien todavía vivía en aquel espantoso lugar lo destruiría con todo y lugar.

Cuando al fin su juicio se despejo y su respiración se calmó su cuerpo temblaba aun con aquel inerte cadáver de una persona que tal vez conocía en el pasado, su mente todavía no procesaba la información y de algún modo le irritaba, le agarraba como si su vida dependiera de ello, pero ¿Por qué lo hacía?

– Maldición – escupió venenosamente a la nada, una y otra vez repitió aquella simple palabra sin significado alguno en ese instante – maldición, maldición, ¡Maldición! – su puño golpeaba el suelo furiosamente aun sin saber el porqué de aquella acción.

Sus lágrimas salían rápidamente de sus ojos y caían al suelo completamente infértil del lugar, no entendía si realmente estaba enojada o triste tal vez la combinación de ambas. Incluso aunque quisiera soltar aquel cuerpo no podía o más bien no quería hacerlo, su instinto propio pedía hacerlo.

Sabia de una persona la cual le diría como termino así o tal vez como ese lugar había quedado así, ya había cumplido con su tarea y sin duda merecía respuestas de las preguntas que se formaban sin razón en su cerebro, al menos algo alimentaria su curiosidad.

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– Hecho – pronuncio secamente a aquel señor de cabeza calva y regordeta figura, en sus manos un tabaco de marca.

– Tu paga – arrojo a sus manos aquel gran monto de papeles de color, de su boca salía aquella gran cantidad exuberante de humo de color gris claro y era más que obvio que aquel aroma era algo que sin duda todos los días olía– largo – menciono con su ceño fruncido y volviendo a ingerir aquella nicotina.

– Solo quería preguntar unas cositas – la castaña tenía una sonrisa cínica y movía sus manos elegantemente, volviéndolas a juntar en aquel escritorio pulcro lleno de hojas organizadas - ¿Por qué me mando a destrozar una base alemana? ¿Por qué ya estaba medio destruida cuando yo llegue? Y por último ¿Cómo es posible que un cuerpo no se descompusiera al pasar ya 3 días desde su muerte?

–... – el hombre trago en seco y su entrecejo se frunció tanto que posiblemente explotaría en ira, al ya acabarse su tabaco preparo otro rápidamente como solo alguien experto lograría – lo primero es bastante sencillo, los alemanes preparaban un arma para encargarse de los americanos y tú sabes que las ordenes vienen de muy arriba niña – aspiraba levemente el olor de su propio humo y trataba de seguir con lo ya propuesto – seguramente tu segunda pregunta es ya clara, ¿no? Fueron los americanos.

– Y la tercera – menciono demandante la de cabellos castaños.

– Clasificado, pero esta vez haré una excepción. El arma que planeaban utilizar los alemanes era biológicas, practicaban con humanos menores de 15 años se arma. Los convertían en soldados inhumanos que seguramente ganarían todas las guerras en la que participaran, lo peor de todo fue que no era mediante dosis de algún producto loco; como en las películas. Estos quitaban organismos del cuerpo y lo hacían cada vez más robóticos a algunos les quitaban hasta la piel y le remplazaban con algún tipo de aparato, por eso mismo te pedí que destruyeras el lugar sin dejar rastro de su existencia, ya que si vuelve a caer en cualquier mano sin duda empezara una guerra de la que sin duda no podremos recuperarnos y creo que te dije de más algunas cosas, espero que seas tan silenciosa como siempre, Sue.

Sueño MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora