Capítulo 5

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- Carol, ¿por qué hablaste con esa niña? – me preguntó cuando estabamos en la habitación, con los pijamas puestos.

- Porque lo necesitaba, ¿no viste que carita de pena y miedo tenía?

- Sí, pero los niños tienen que ser sus amigos, no nosotras. Está prohibido, Carolina – me dijó en un tono firme.

Me quedé reflexionando… ¿Prohibido? ¿Qué los mayores hablaramos con niños?

- ¿Y… si nos pillan hablando con ellos, que pasa?

Lucía se espantó, tragó saliva y al fin, me contestó.

- T… Te… - tartamudeó.

- ¡Lucía, dímelo! – chillé

Llamaron a la puerta, debía ser una profesora, según me habían dicho, antes ir a dormir visitaban todas las habitaciones para vigilar que no faltara nadie y que todos durmieran.

- Chicas, ¿qué son esos gritos? – entró una mujer joven, de pelo rizado y rubio y con la ropa más moderna que había visto en este orfanato.

Me levanté de la cama, necesitaba saber la respuesta a la pregunta que le había hecho a Lucía y que no me había contestado, bueno a dos que no me había contestado. ¿Porqué no quería que lo supiera? ¿Qué motivos tenía para no contarmelo?

Y además, quería conocer al chico de la ventana y saber el miedo que le tenían los pequeños a los niños nuevos. ¿Por qué nadie quería contarme nada?

La profesora, ya se iba, hasta que la llame.

- Profesora...

La joven profesora se giró, dirigiendome una mirada cruel.

- ¿Qué pasa, Carolina?

- Quería saber algunas cosas, soy nueva aquí y bastantes temas que no entiendo…

La profesora se sentó en mi cama, decidida a responderme las preguntas que hiciera pensando en que serían chorradas.

- Venga, pregunta – me dedicó la sonrisa tan típica en este orfanato.

- Por qué… ¿Por qué aquí está prohibido que los mayores esten con los niños?

Al hacerle la pregunta, se quedó un poco parada y asustada, su cara reflejaba el mismo sentimiento que la de Lucía cuando se lo pregunté.

- Mira, no es fácil de explicar para una nueva en este colegio…

Me enfadé, no aguanté más y le chillé, le chillé a altas horas de la noche, cuando niños, adolescentes y profesores dormían, le chillé por la rabia que sentía de todo, por la muerte de mis padres, por qué este no era mi sitio, no estaba a gusto aquí. Me sentía sola y la gente solo hacía que este sentimiento augmentara y ya no podía más.

- ¡Carolina! – me chilló tal y como yo hize. - ¡A la habitación oscura!

Me quedé perpleja y le dirigí una mirada a Lucía, que estaba sentada en su cama. Su cara era de terror y quizás, ya había descubierto cuál era el castigo de este colegio.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2012 ⏰

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El misterio del Orfanato El OasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora