Kilómetros de Sangre

Carretera maldita

Nora se acurrucó en el regazo de Max. La fogata iluminaba sus rostros cansados y sudorosos. 

- ¿Estás preparada para una historia de terror? - preguntó Max mientras comía un malvavisco.

- Nací preparada - respondió Nora.

- Esta historia me la contó mi abuelo cuando era pequeño. Es sobre una carretera y la espantosa criatura que habita en ella. ¿Estás segura que quieres escucharla?

- Nada podría detenerme - dijo Nora riéndose.

- Muy bien, empecemos:

1

El Cadillac rojo avanzaba a toda velocidad por la carretera desierta, despertando con el apabullante rugido de su motor a todas las criaturas del bosque. Una espesa neblina invernal cubría el camino y sus alrededores, lo cual aumenta, aún más, la sensación de aislamiento.  El conductor del Cadillac, un hombre corpulento y rollizo, maneja el vehículo con gran habilidad, al mismo tiempo que se fumaba un cigarrillo. Su hermano menor, quien está en el asiento del copiloto, observaba la carretera con detenimiento, repitiendo una y otra vez sus oraciones con la esperanza de no estrellarse en el trayecto. 

- Deja de temblar, soy un puto profesional en lo que hago- dijo Bernard mientras exhalaba humo por la boca.

- Espero que digas lo mismo cuando explotemos en pedazos- respondió Nathan abrazándose a sus piernas. 

- Quizá un poco de música te haga decir menos estupideces.

Bernard prendió la radio y sintonizó la estación local. La voz áspera del locutor cobró vida repentinamente e invadió los altavoces.

"Noticia de último momento: Familia fue encontrada muerta en la carretera de King's Road a unos kilómetros de la autopista. Testigos afirman que las víctimas tenían las extremidades amputadas y señales de zarpazos en la espalda.  El paradero de Ben, miembro más joven de la familia, es desconocido. Se estima que el muchacho de 9 años podría estar en el perdido en el bosque. Ante cualquier noticia, avisar inmediatamente a las autoridades."

Bernard cambió de estación inmediatamente y la voz de Jhon Lennon resonó en el altavoz. Nathan giró lentamente la cabeza en dirección a su hermano, temblando, con la certeza de que no quería saber la respuesta de lo que iba a preguntar a continuación.

- ¿Esta carretera no es King's Road? - preguntó Nathan con el corazón en la mano.

- No.... Estás equivocado - respondió Bernard, fumándose su cigarrillo. 

- !BERNARD, NO ME MIENTAS! - gritó Nathan con la voz temblorosa.

- Cálmate, por favor, vas a hacer que nos matemos- dijo Bernard, tratando inútilmente de tranquilizar a su hermano. 

- ¿Como quieres que me calme cuando hay un monstruo en la carretera que descuartiza personas? Tenemos que regresar. 

- Regresa tú si quieres, yo no pienso volver. Si no entregamos la mercancía a tiempo no habrá paga.

- Me llega al pincho la paga. Quiero seguir con vida. Vamos a regresar y es una orden.

Bernard comenzó a reírse a carcajadas.

- ¿Tú me vas a dar ordenes? No me hagas reír.

Nathan soltó un grito de ira y cogió el timón con desesperación. Lo giró bruscamente hacia la derecha y el Cadillac se desvío unos cuantos metros en dirección a las montañas.

- ¿Que mierda te pasa?- gritó Bernard.

- VAMOS A REGRESAR -respondió Nathan.

Bernard agarra el timón y toma el control de este nuevamente. Lo gira hacia la izquierda y el Cadillac vuelve a su posición original. 

- Vas a hacer que nos matemos, maldito imbécil. 

- TÚ ERES EL IMBÉCIL. 

Nathan intenta girar de nuevo el timón. Bernard se lo impide. 

- !SUELTA!- Bernard empuja a Nathan contra la puerta.

- !TÚ SUELTA!- Nathan intenta alcanzar el timón. Lo logra.

Derecha. Izquierda. Derecha. Izquierda. El Cadillac cambia de dirección de forma descontrolada , frenando repentinamente de vez en cuando. 

- ALÉJATE - gritó Bernard.

- NOOOOOO.

!!!! PUM !!!! 

El Cadillac dio un salto en el aire y rebotó en la acera con un golpe seco. 

Esto podía significar dos cosas. La primera:  que se había pinchado una de las llantas del Cadillac, la cual, tendrían que reparar de inmediato. O la segunda: habían atropellado a algo o a alguien. En cualquiera de los casos, estaban perdidos.