♣♠Circo de Muñecas♠♣ [Bnha]

Acto 3 ♣ London

Resubido. Estoy escribiendo al lado de unos niños que comen como cerdos, espero no irritar me y escribir una mamada X'd
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_____  Doll~

La larga sesión del viernes termina en el Circo Poupée, los titiriteros, ayudantes y el presentador hacen de todo para guardar todo dentro de la carpa mayor, luego acomodarán eso en el tráiler. La lluvia retrasará unas horas su viaje.

Un mes, o es el tiempo que cree que ha pasado en la ciudad de Oxford. El circo se mueve por las diferentes ciudades de Inglaterra. Ya está acostumbrado, así que se sienta mientras observa que cerca de la muñeca verde está el ayudante del presentador.

—Hi Dolls— saluda como siempre.

—Estamos viajando— aclara para las que estaban dormidas al subir —así que no vayan a moverse mucho y no se lastimen intentando escapar, no es posible. Ok? Buenas noches.

Cierra todo, cada quien está en su improvisado espacio, cada muñeca separada por una caja de madera.

—Ah— suspiró. El único sonido que en estos momentos puede hacer.

No quería partir, cada vez se sentía más lejos de el dulce hogar que solía amar. Se acomoda y decide dormir mientras pueda.

Asimismo, la muñeca verde no concilia el sueño por más que desea y necesita. Sólo dormir, incluso si no sueña nada, quiere descansar.

Green Doll~

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...Soñar...
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Hace mucho que no lo hacía, las noches eran frías y oscuras, llenas de sombras levemente iluminadas que lo hacían estremecerse, que no le dejaban dormir plácidamente y mucho menos soñar.

♦ La noche le daba miedo por demasiados motivos♦

Sacudió la cabeza. No era él momento para pensar en eso, no ahora que se encontraba envuelto en esa misma oscuridad helada. Como extrañaba su cómoda cama, su linda lámpara de All Might encendida, y junto a ella varios cómics, soñando con cosas como la justicia, la que ansiaba defender cuando era pequeño, la que hasta hace poco descubrió que no existe, al menos no en su mundo.

¿Qué había hecho para merecer tal castigo? ¿Por qué le sucedía esto? Siempre trató de ser amable y humilde, siempre intentó ser el orgullo de su madre...aunque, en eso también falló.

No era suficiente, no logró pasar el exámen de la UA, no era fuerte en los deportes, no era seguro de sí mismo, hacia enojar a las personas a su alrededor. Era un inútil.

Nadie podía sentirse orgulloso de alguien como él, nadie podía mirarlo con otros ojos que no demostrarán pena, compasión o desprecio. Y ahora se alejaba cada vez más de su preocupada madre.

« Lo lamento »

Pensó, acurrucado en su esquina. E inconscientemente siguió lamentándose, lamentaba ser un inútil, lamentaba ser débil, lamentaba dar asco, lamentaba tantas cosas que le dieron ganas de simplemente desaparecer.

Alguien interrumpió sus pensamientos al mover la caja de su lado derecho. Por instinto se apartó, hasta que la luz iluminó aquella sombra de pie.

Madame Blue, se levantó abriendo la puerta corrediza del vagón y subió al techo, Izuku apreció por un tiempo el paisaje nocturno delante de él, era hermoso, le hizo recordar ver el mismo paisaje al lado de Toshinori-san hace tiempo, a él también le había fallado...

Madame Blue no había vuelto, era una muñeca de cabello brillante azúl celeste y ojos del mismo color pero opacados, sin brillo, sin emociones, sin esperanza.

Decidió ir por su camino, pero al subir al techo no encontró a nadie. Tal vez ella...no, a esa velocidad cualquiera moriría si saltaba. Quizás ese era su objetivo. Después de todo, a ninguna muñeca le gustaba serlo.

Qué mas daba saltar? Seguro su madre ya había aceptado su perdida y nadie más lo extrañaría. Tenía la salida de ese mundo espantoso a tan sólo unos pasos! A pesar de ello sentía que no estaba dispuesto a saltar, era tan cobarde incluso para salir de su desagradable contexto.

« Lo siento, mamá, lo siento Toshinori-san. No quiero ser una muñeca »

Caminó uno, dos, tres pasos. Un paso más, uno más y todo habrá acabado, olvidará aquellos tortuosos meses.

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Ha pasado el tiempo, poco a poco el sol se asoma por las colinas. Por qué? Por qué no puede hacerlo? Y en lugar de caer, sonríe amargamente. Al parecer su subconsciente aún conserva la esperanza de escapar y la muerte era una opción más cobarde que cualquier otra.

Da un paso hacia atrás, arrepentido de sus antiguas ideas y dando gracias al reaccionar tan rápido.

—Si no soy yo, quien cuidará de mi madre?— dice y voltea sonriendo. Sonríe porque sabe que volverá con ella, sonríe porque volvió a escuchar su voz, y sobre todo, sonríe porque no logró saltar.

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—Green Doll! Qué haces!?— grita el presentador. Lo habían descubierto. Dos guardias lo sostienen de ambos brazos y lo obligan a bajar, lo conducen a otro vagón, uno blanco. Izuku palidece, no le gusta ese lugar para nada y menos con lo que observa.

—Te dije que era imposible— dice el rubio ayudante, sentado en una banca pegada a la pared. Quién baja su sombrero para no ser testigo de lo siguiente.

Midoriya es amarrado a una cama de hospital improvisada con una lámpara alumbrando sus ojos esmeralda, el presentador se acerca a él junto con el doctor del circo.

Apenas observa sus manos, Izuku siente que el pánico recorrer su cuerpo, y desear desmayarse lo más pronto posible.

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