- Llegas tarde.
- Ah, perdón... -Respondió Mark casi sin aliento.
- Nuestra primera cita oficial y me dejas esperando, eres increíble Mark Lee.
El nombrado rió tiernamente a la vez que levantaba la vista para apreciar mejor a su compañero de clase. A pesar de encontrarse en el mismo café ya no era una cita fingida, ya no eran dos amigos que quedaron de verse después de la escuela aún con el uniforme puesto. Donghyuck llevaba una chaqueta de mezclilla sobre una camiseta roja con el logo de una banda, vaqueros ajustados color negro que mostraban sus rodillas y zapatos deportivos que combinaban con su playera. El sol iluminaba sus facciones y su tez color caramelo se veía radiante bajo la luz dorada.
- Estaba tan emocionado que se me fue el tiempo, perdóname -Se defendió por fin Mark.
La genuina adoración en la mirada del canadiense hizo ruborizar al menor, quien no pudo evitar suavizar su expresión.
- Esta vez te la dejo pasar, pero la próxima vez no seré tan paciente -Dramatizó, invitando al mayor a que se sentara junto a él en la mesa.
No era todos los días que el gran Lee Donghyuck se sentía nervioso por un chico, Mark verdaderamente era toda la excepción a la regla. Por lo general el moreno se fijaba en chicos más altos, atléticos, de rasgos masculinos, y tenía una preferencia por las voces graves -como Wong Yukhei de la clase de historia-, el canadiense no poseía ninguna de esas cualidades. Tal vez toda esa basura de que los opuestos de atraen al fin se había metido bajo su piel y terminó cautivado como si de un imán se tratara por un chico que bien podría ser su polo opuesto.
Donghyuck se sorprendió de sobremanera cuando sintió a Mark entrelazando sus manos sobre la mesa sin vergüenza alguna, y al mirarlo se encontró con un par de profundos irises color chocolate bebiendo su imagen atentamente. Casi tuvo ganas de gritar, y eso mismo hizo.
El menor se cubrió el rostro -y más importante- la boca con las manos para ahogar un chillido comparable al graznar de un ganso en celo. Sintió el rojo delator llegar hasta sus orejas cuando la ridícula risa del castaño se adentró en sus oídos suavemente como seda.
- ¡Se supone que el nervioso aquí serías tú! -Reclamó Donghyuck.
- ¿Qué puedo decir? Aprendo rápido -Contestó Mark en un tono burlón que al moreno le sonó tan irritante como encantador.
El pelirrojo suspiró.
- ¿Así es como te sentiste cada que salías conmigo? -Preguntó inocentemente con un poco de remordimiento en su voz.
- Jugar al gato y al ratón no es tan divertido cuando eres el que tiene que huir siempre -Comentó el mayor con humor.
El moreno se dedicó a jugar con la pajita de su malteada con un pequeño puchero en sus labios.
- Podrías dejarte atrapar de vez en cuando... -Murmuró Donghyuck sin pensar.
Mark acarició la mejilla de su amigo con delicadeza, mirándolo a los ojos.
- Ya lo hice -Afirmó-. Por eso estamos aquí, ¿verdad?
El menor pasó saliva nervioso y asintió lentamente.
- Ahora tú deberías dejarte atrapar -Concluyó el canadiense con una bella sonrisa.
- Tú me has tenido atrapado desde el principio -Confesó el pelirrojo seriamente, acercando más su rostro al del contrario.
El mayor intentó ignorar el fuerte sonrojo que se había apoderado rápidamente de sus facciones y redujo el espacio entre los dos.
- ¿Lo dices en serio? -Exhaló Mark.
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Let me help you || Markhyuck
RomanceMark tiene problemas para acercarse a la chica que le gusta, y como todo gran amigo, Donghyuck se ofrece a enseñarle a llevar una relación. Ninguno pensó que se descontrolaría de esa forma.