Los dos chicos se encontraban sentados en una pequeña cafetería frente a un parque cerca del instituto. El sol de verano arrasaba con cualquier intención que pudieron haber tenido de pasear por la calle, y la noche que se avecinaba prometía ser húmeda e igual de incómoda.
La piel de Mark se erizó cuando, mientras estaba él distraído, sintió la mano de Donghyuck tomando la propia sobre la mesa. El canadiense retiró su mano rápidamente mientras le dirigía al moreno una mirada acusatoria.
—No me tomes la mano así, ni que estuviéramos en una cita.
El menor rodó los ojos con desdén.
— Es una cita de práctica, ¿recuerdas? —Inquirió Donghyuck— Tienes que imaginarte que soy ella.
Mark tragó saliva y fijó sus ojos en el joven frente a él. La verdad era que, al menos físicamente, Donghyuck y Koeun no se parecían en nada.
Koeun era lo que se podría considerar "petite"; una chica bajita y delgada, de facciones afiladas y piel franca con el cabello largo y oscuro que le llegaba debajo de su media espalda. Donghyuck, por otro lado, era de estatura promedio para un hombre, pero tenía piernas largas; su rostro era redondo y suave —aunque había bajado de peso desde el año pasado—, su complexión distintivamente morena y recientemente se había teñido el cabello de un tono rojizo, el cual Mark podía aceptar desde un punto de vista enteramente objetivo que se le veía fenomenal.
Pudiendo observar en vivo y en directo el dilema de su mayor, Donghyuck puso manos a la obra.
Cruzó las piernas y batió sus pestañas de forma exageradamente femenina mientras tomaba un sorbo de su malteada de fresa con una sonrisa llena de fingida inocencia, todo mientras mantenía la mirada fija en la del castaño.
La acción efectivamente logró que el canadiense se sonrojara llamativamente, pero, ¿por qué razón? ¿Vergüenza ajena? Probablemente. Ni él lo sabía.
— ¡Ya deja eso! Koeun no hace así... —Mark cruzó los brazos en negación, resistiendo el impulso de hacer un puchero.
El moreno rió a todo pulmón.
— Puede que no, ¡pero mira cómo te pones!
Mark sintió sus mejillas calentarse ante la burla.
— ¿Qué no se supone que me estás ayudando?
— Sí, y lo estoy haciendo de a gratis, al menos déjame divertirme un poco—Respondió Donghyuck luciendo una sonrisa carente de toda seriedad.
Un pequeño puchero logró llegar a los labios del canadiense y se dispuso a darle un trago a su propia bebida.
— Esta es la peor cita que he tenido en mi vida.
— Ah, ¿entonces sí admites que es una cita? —Donghyuck le propinó un par de golpecillos juguetones en el hombro mientras levantaba las cejas con un aire sugestivo.
El mayor solo pudo descansar su cara entre sus manos para ocultar su vergüenza; quería gritar, pero se abstuvo sabiendo que eso únicamente llamaría la atención de los demás comensales.
Un quejido lastimero salió de entre sus labios y asomó su viste entre sus dedos para ver a Donghyuck sonriéndole dulcemente, sus oscuros y redondos ojos reflejando la luz de forma casi angelical.
«No entiendo cómo puede hacerse el inocente así como así, este chico bien podría ser un genio del mal»
El resto de la "cita" transcurrió siguiendo un patrón similar:
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Let me help you || Markhyuck
RomanceMark tiene problemas para acercarse a la chica que le gusta, y como todo gran amigo, Donghyuck se ofrece a enseñarle a llevar una relación. Ninguno pensó que se descontrolaría de esa forma.