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Ya en la calle, Chan no tenía nada que hacer, por lo que se pasó la mañana caminando para matar el tiempo y volvería a su casa en un rato, con un poco de suerte su madre estaría de mejor humor

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Ya en la calle, Chan no tenía nada que hacer, por lo que se pasó la mañana caminando para matar el tiempo y volvería a su casa en un rato, con un poco de suerte su madre estaría de mejor humor.

El cálido sol provocaba un calor agradable y una pequeña brisa lo acompañaba, era una pena que su resfriado le impidiese disfrutar de lo que ocurría a su alrededor, no obstante, se percató de un grito.

Provenía cerca de dónde se encontraba, así que fué a mirar si había algún problema, al llegar se encontró una imagen desagrable, dos chicos agrediendo a otro que estaba tirado en él suelo.

Odiaba tener que ver cosas como esa así que no dudo ni un segundo en intervenir.

—¡Dejarlo en paz! —Exclamó furioso.

Los chicos se giraron y al verlo se marcharon del lugar lo antes posible.

—¿Estás bien? ¿Te han hecho algo? —Comentó mientras ayudaba al más pequeño a levantarse.

—Tranquilo...., estoy bien. —Contestó de forma tímida, eso parecía agradarle.

—¿Estás seguro? —El de brackets volvió a asentir, Chan suspiró aliviado. —Esa gente me pone enfermo, ten cuidado de ahora en adelante.

Al escuchar aquel grito Jeongin pensó que se había salvado, tanto él como los otros dos observaron a la persona a la que provenía la voz

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Al escuchar aquel grito Jeongin pensó que se había salvado, tanto él como los otros dos observaron a la persona a la que provenía la voz.

Se trataba de un hombre algo más mayor que él, era pálido y de estatura media.

—Esto no ha terminado—Susurró Hyunjin y acompañado de Seungmin abandonaron el lugar.

—¿Estás bien? ¿Te han hecho algo? —Preguntó el mayor preocupado

—Tranquilo...., estoy bien. —Mintió, sentía un fuerte dolor en la zona golpeada, pero no quería que nadie se preocupase por él.

—¿Estás seguro? —Volvió a preguntar sin estar convencido del todo, Jeongin volvió a asentir. —Esa gente me pone enfermo, ten cuidado de ahora en adelante.

Por primera vez alguien a parte de sus padres parecía comprender lo que tenía que experimentar cada día de su vida.

Se sentía extraño, nunca antes alguien intervenía cuando trataban de golpearlo.

—C-creo que debería irme ya. —Musitó el pequeño. —Gracias.

Llegó a su casa, apenas faltaban unos minutos para que sus padres regresaran, aun seguía sorprendido y confuso por lo que acababa de pasar.

Cuando acabó de comer se dispuso a estudiar, no era divertido, ¿Pero que más podía hacer? Tenía que hacer exámenes importantes esa semana y apenas le quedaba tiempo para aprenderse todos los temarios.

Escuchó el ruido de unas llaves abriendo la puerta, acto seguido, el señor Yang entró a la casa, parecía agotado.

-¿Cómo ha ido tu día? -Interrogó sonriente.

—Mejor que otros. —Respondió Jeongin sin dejar de mirar el libro de texto.

—¿A pasado algo?—Negó con la cabeza.

Tanto su padre como su madre solo querían lo mejor para su hijo, pero a veces hacerlo feliz era difícil, por lo que cuando a este le ocurría algún acontecimiento especial la alegría se apoderaba de ellos.

—Nada importante. —Comentó esbozando una sonrisa.

—¡He vuelto!—Gritó Chan para que se dieran cuenta de su presencia

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—¡He vuelto!—Gritó Chan para que se dieran cuenta de su presencia.

—No pensé que ibas a demorarte tanto. —Comentó la señora Bang sonriente mientras se hacercaba a su hijo para abrazarlo.

—¡No, mamá para! ¡Socorro, me están matando! ¡Voy a morir!—Ambos rieron.

Aunque los padres de Chan fueran estrictos con él, en el fondo tenían una buena relación y las risas eran algo que nunca faltaba.

—Te ha llamado Bambam, deberías responderle.

Chan ya llevaba unos meses sintiéndose atraído hacia él, sin embargo, aunque no lo parezca era tímido y no tenía valor para expresarle lo que sentía, por lo que escuchar hablar sobre el tailandés le provocaba una sonrisa involuntaria.

—De acuerdo, gracias por avisar.— Agarró su teléfono y revisó las llamadas, pero no había ninguna de la persona a la que buscaba. —¿Estas segura de que...? —Su madré se hecho a reir, le encantaba tomarle el pelo, pero a veces era un poco cruel. Chan frunció el ceño y suspiró.

—Jeonginnie, ya está la cena

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—Jeonginnie, ya está la cena. —Comentó su madre con un tono tierno.

—Ahora voy, gracias. —Respondió de forma tierna.

El menor dejó lo que estába haciendo e hizo caso, cuando los tres estaban juntos, se sentía incómodo y sólo, a pesar de estar rodeado de personas, se sentía como si nadie más existiese, como si estuviese en la sombra de todos, tal vez por eso prefería estar solo, porque estaba acostumbrado a estarlo, o tal vez fuera una de sus incomprendidas rarezas que ni él mismo lograba entender.

Hyung, ¡No soy un niño! ||Chanin|| Stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora