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Bang llevaba toda la noche despierto, las ojeras eran notorias en su rostro y parecía que en cualquier momento acabaría por dormirse sobre la mesa de su escritorio, sin embargo, no le importaba ni lo más mínimo, estaba de lo más ocupado y no querí...

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Bang llevaba toda la noche despierto, las ojeras eran notorias en su rostro y parecía que en cualquier momento acabaría por dormirse sobre la mesa de su escritorio, sin embargo, no le importaba ni lo más mínimo, estaba de lo más ocupado y no quería perder el tiempo.

—Tks, así está mal. —Borró lo que llevaba escrito en una pequeña hoja de papel.

Últimamente veía al de brackets algo desanimado y por experiencia propia sabía que unas cuantas palabras de ánimo junto con un abrazo podían dejar olvidadas la preocupaciones por algunos minutos.

Además, después de recapacitarlo por unas largas horas, decidió que no podía seguir siendo su niñero, no se sentía bien con su trabajo, lo habían contratado para cuidar al pequeño Yang, no para acabar saliendo con él.

—Christopher.—Escuchó a una voz femenina desde el otro de la puerta. —Son las cinco de la mañana, ¿puedes irte a dormir ya?

—Hmm... Solo cinco minutos más mamá, estoy haciendo algo importante. —Protestó con un tono adormecido.

—Hijo, tienes sueño, no te contengas y vete ya a la cama, podrás seguir mañana.

—¡P-pero tengo que acabarlo! No es por ti, es por Jeongin. —Exclamó haciendo que la mujer frunciera el ceño. —Mamá, ¿Alguna vez te han dicho que podrías protagonizar una película de terror? —Agregó riendo.

—¡Christopher vete a dormir he dicho! —Volvió a decir con un tono enfurecido.

—De acuerdo, de acuerdo. —Respondió con miedo, al cabo de unos minutos se tumbó en la cama, por más que cerraba los ojos no lograba quedarse dormido.

Fue en ese momento cuando recordó uno de los sueños más raros que había llegado a tener en toda su vida, en él, se encontraba solo, en una habitación amarilla, y de repente aparecían diversos osos de peluche que empezaban a bailar alrededor de este, que se unió a ellos al poco tiempo.

—Wow...¿Qué me pasa en la cabeza? —Se preguntó a si mismo seguido de una silenciosa carcajada.

Jisung todavía seguía sin entender como aquel chico con el que tropezó varias veces estaba junto a él, sobre todo, no le entraba en la cabeza pensar por qué estaba a punto de contarle sus más privados problemas a un auténtico desconocido

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Jisung todavía seguía sin entender como aquel chico con el que tropezó varias veces estaba junto a él, sobre todo, no le entraba en la cabeza pensar por qué estaba a punto de contarle sus más privados problemas a un auténtico desconocido.

Simplemente, el destino hizo que sus caminos volvieran a juntarse, solo que esta vez, no todo eran sonrisas y felicidad.

—¿Qué haces a estas horas solo? —Interrogó el más alto.

El menor desvió su mirada hacia el suelo, no sabía que responder, lo único en lo que pensaba era en esconderse de todos, odiaba llamar la atención siendo él la víctima de los hechos, necesitaba sentirse importante, aparentar que todo iba perfectamente, pero ya no podía fingir más, y su rostro lo delataba.

—¿Que hay de tus padres?—No hubo respuesta. —¿Vas a decir algo?

—Quería... Desaparecer por un tiempo. —Respondió al fin, tapaba su rostro, no iba a mostrarse débil frente a nadie.

—¿Qué quieres decir? —Lee alzó una ceja.

—Hay veces en las que estar vivo te destroza por dentro, solo quería tranquilizarme un poco.

—Chico, ven aquí. —Extendió sus brazos y el contrario lo miró extrañado.

—¿Qué haces? —Minho ignoró aquella pregunta y lo envolvió en un cálido abrazo.

—¿Nunca te habían abrazado antes? —El menor negó. —Ahg, mira, necesitas ayuda, ¿Verdad?

—N-no.

—Oye, sabes que tengo razón—Lo contradijo. —Solo una pregunta, ¿Eres alérgico a los gatos?

—Hmm no, ¿Por qué?

—Te podrías quedar a dormir en mi casa, hablaremos sobre lo sucedido y mañana te llevaré a donde tengas que ir, ¿Te parece bien? —Sonrió.

«No lo conoces de nada» Pensó Han, y tenía toda la razón, sin embargo acabó aceptando, era mil veces mejor que volver a casa.

La luz se distorsionaba debido la oscuridad de la noche, Han se miró por ultima vez al espejo, y solo pudo ver a un ser despreciable e inservible.

Sin que nadie se diese cuenta, escapó de aquella casa a la que nunca podría llamar hogar y comenzó a vagar por las calles buscando la manera de salir de la vida de todas las personas que alguna vez le habían llegado a importar.

Un auténtico cobarde que no sabía afrontar las dificultades, así se describía así mismo.

Pasadas unas cuantas horas, siguió andando hasta llegar a un cruce, su intención era seguir caminando y llegar al otro lado, pero sus piernas se negaban a dar un solo paso más.

Sintió como un vehículo se acercaba rápidamente, asustado y con el pulso acelerado, cerró los ojos y esperó lo peor.

El hombre que conducía frenó en seco, ambos se miraron, y entonces fue cuando el más pequeño accedió a irse con él.

—Bueno, hemos llegado. —Comentó aquel Minho con una sonrisa comprensiva.

—G-gracias...—Susurró el contrario.














~°~°~°~
Bueno pues...
Hoy estoy de buen humor y me aburro mucho.

Así que si alguien quiere dejar alguna pregunta ya sea sobre el fanfic o sobre cualquier cosa la responderé.

UwU

Hyung, ¡No soy un niño! ||Chanin|| Stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora