Akane Neko-Chan

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Muy grande, muy sucio, muy ruidoso, ¡Muy pequeño!. ¿Tan difícil era conseguir una mascota?. Pues para Ranma Saotome era todo un reto.

Llevaba media hora vagando por toda la tienda de mascotas, observando cada animal que había en esta. Desde que se mudó a Nerima su gusto a los animales había aumentado, y más porque su amigo Ryoga le convenció de que tuviera uno para que no se sintiera tan sólo.

Pasó por la sección de perros:
Nada mal, pero eran muy sucios y él no tenía tiempo para entrenarlo.

¿Los hamsters? Eran demasiado pequeños y tiernos para su gusto. Lo mismo ocurría con los ratones y urones.

Llamó a su amigo Ryoga con la esperanza de que le sacara de ese embrollo, pero este no hizo más que reclamarle por no haberle avisado. Colgó con molestia.

Suspirando, se dirigía a la salida de la tienda, pero en un movimiento bastante torpe, tropezó con un juguete en forma de hueso, que gracias a sus reflejos pudo reincorporarse en menos de 2 segundos, y pasó desapercibido de toda vergüenza.

Lo maldijo.

Al levantar la mirada vio una casita colocada estratégicamente en un estante decorado con patitas y imágenes de gatitos.

Espera, ¡¿Gatos?!

Oh si, cabe recalcar que durante su entrenamiento se enfrentó y aguantó, tantas presencias de felinos que simplemente terminó cansandose de su miedo, hasta que este empezó a disminuir de poco a poco y se convirtió parte de un abochornado recuerdo.

Se acercó con curiosidad al estante donde se encontraba el felino, y con atención se fijó en las cualidades del mencionado. Dormía plácidamente acurrucado de su pelaje brillante negrizo con toques ligeramente azulados. Una cabeza pequeña como una esfera de cristal que podría romperse ante cualquier contacto. Sus ronroneos sonaban tan finos y delicados para el chico. Hasta que el felino abrió sus ojos sintiéndose observado. Ranma sentía que se perdía en ellos, tan hermosos como zafiros iluminando en la oscuridad.

No lo pensó 2 veces, se dirigió al cajero. Su precio es bastante económico pensó el chico, y después de muchas indicaciones sobre la salud, alimentos etc, finalmente estaban dirigiéndose a su hogar con la gatita. Pues sí, resultó ser una hembra, una hermosa gatita.

Llegaron a su hogar, y lo primero que hizo Ranma fue sacarla de su pequeña caja, la puso en el suelo, y atento observaba los primeros movimientos de su gatita. Esta lucía muy desconfiada y miraba a su alrededor con recelo, dio un paso. Levantó su pequeña nariz y analizaba al chico con la mirada. Ranma acercó su mano a la cabecita del felino con suavidad, y esta le correspondió con la delicadeza de una dama.

Era un buen comienzo.


***

Y haci, el tiempo no se hizo esperar, ya que pasó 1 mes conviviendo con su "Peluche". Y es que así le había nombrado el joven en ese periodo, y a la felina pareció no agradarle, ya que simplemente se daba la vuelta con la cabeza alta, dirigiéndose a quien sabe dónde, lo ignoraba. Sólo hasta que le llamarán con su verdadero nombre hacia caso, y ella misma se lo había dicho, si, ella misma. Cuando en frente de sus ojos en un ataque de ira, la gatita se transformó en una chica de su edad, casi desnuda. Ranma sintió que se le salía el alma, mientras que sus ojos se ponían blancos y no pudo reaccionar, ya que ella saltó encima de él, quedando sentada en su pecho arrañandole la cara, de una manera... poco inusual.

"Akane" Dijo la joven, inponiendo su presencia"Así me llamó yo, ¿Entendiste?"

Ranma no pudo más que asentir con la cabeza, si es que no quería otros 20 arañazos más. El joven estuvo pensando por 1 semana que hacer con ella, simplemente no quería abandonarla en la calle, no, eso no era algo de él. Tampoco  podía devolverle a la tienda y explicar que "una gata se transformó en una chica condenadamente sexy y le saltó encima", simplemente le creerian loco.

¿Entonces que podría hacer?

La minina lo observaba con un brillo de curiosidad en sus ojos, mientras trataba de imaginar que pasaba por la mente del chico, hasta que se dio cuenta de que su impulso le había ganado de nuevo.

Sintió que la sangre subía a su cabeza y calentaba su rostro, convirtiéndolo en un auténtico tomate. De pronto, su expresión cambio por una de horror, y se alejó de un salto del joven, aterrizando en una esquina, alejada a toda su realidad.

Le gruñó.

Ranma aún aturdido por la acción de la fémina, se reincorporó y la miró con molestia. Para demostrar tanta belleza, su humor demostraba ser todo lo contrario, y de eso ya se había dado cuenta, incluso antes del acontecimiento.

Su relación no sería para nada sencilla.

***


Suspiró. El trabajo llegaba a ser muy agotador, incluso aveces más estresante que pelear con su Akane. El día no pudo empezar mejor que una mini pelea de la pareja por ver quién se comía la lata de atún. Y peor aún que la minina no se daba a torcer. Ranma fue testigo de ver cómo salía fuego de los ojos de su compañera por la determinación, pero claro, Ranma Saotome nunca perdía y al parecer en esta ocación se dio así. El chico quedó un poco decepcionado al ver cómo su minina se cruzaba de brazos, y volvía a su forma animal, para luego marcharse. Esperaba que hiciera una de sus rabietas o le reclamará por tramposo, sin embargo, su reacción fue tan pobre para ella que le preocupó, ya se preguntaría por eso después. Así que se dedicó a comer y luego ir a su trabajo. Volviendo al presente, Ranma se encontraba entrenando en su gimnasio personal preparándose para dar su próxima clase de boxeo, e incluso para pelear amistosamente con sus rivales, ya que, si bien vivía en una casa de tan sólo 2 pisos, el ganaba bastante en su afición , y pensaba mudarse tan pronto como encontrara la casa indicada a su comodidad.

***






Al llegar a casa, lanzó su mochila con todas sus pertenencias a él mueble más cercano y subió al 2do piso muy cansado. Hoy habia sido un dia muy duro para él.

Apenas diviso su cama, se lanzó directamente sobre ella y aterrizó boca abajo. El chico sentía que no había visto su cama durante años, ya que se envolvió con las frazadas, y cerró los ojos tratando de caer en los brazos se Morfeo. Hasta que sintió un peso en la cama donde supuestamente sólo se encontraba él.

Abrió los ojos e irritado ladeo la cabeza en su mismo lugar y sentía como su sangre se iba a sus pies. Su rostro palidecio por completo. Esperaba todo menos esto.

La joven sumida en un profundo sueño, se encontraba envuelta con las sábanas de la cama del muchacho. Sus delicadas curvas resaltaban por debajo y maldijo al  frío de la época. Y su rostro, oh dios...
Era la reencarnación de la inocencia pura y preciosa, las dos se mezclaban tan bien a la joven que parecía un espejismo en medio del desierto. Su cabello caía como cascada por su nuca, y terminaba en su hombro. Su expresión e resultaba tan tierna y conmovedora que si fuera un dulce, se lo hubiera devorado todo de un bocado.

Inconscientemente  acercó más su rostro al de la peli azul, y le plantó un beso en la mejilla, para luego acostarse caer en un profundo sueño. Ella era de él, y de nadie más. Era su Akane Neko-Chan, y lo sería siempre.

La chica abrió un ojo y  sonrió complacida, mientras que un notorio sonrojo se hizo notar. Los dos eran conscientes de los sentimientos que afloraban en sus corazones, y nada y nadie impediría que eso sucediera. El era suya, como ella era de él.

[ One Shots ] Ranma 1/2. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora