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La alarma de mi habitación sonó de tal manera que la mesilla de noche retumbó.
Puse mis manos aún adormiladas sobre mis ojos, con la intención de que el sol no me zegara por completo.
Apagé la alarma y me decante por devantarme de la manera más torpe del mundo, al posar mis pies descalzos en el frío suelo de mi habitación me escurrí cayendo de espaldas, y estrellando mi cabeza con el colchón.
Me debante esta vez más despierta hacia el mundo y agarré mi ropa para arreglarme para la escuela.
Estábamos a primeros de diciembre, ya mismo llegarían las vacaciones de Navidad, y por otra parte me iría con mi padre a pasarlas, por lo que no tenía muchas ganas, no como el resto de la escuela.
Yo me encontraba en 2 de bachiller, y ya mismo podría tomar mi propio camino en la vida.
Cuando acabé de ponerme las botas salí de mi cuarto ya lista con la mochila y bajé al salón.
Mi abuelo Tom se encontraba en su pequeño sofá, contemplando el fuego, como si fuese un programa de televisión.
Mi abuelo y mi abuela me habían criado prácticamente toda mi vida, pero cuando mi abuela falleció hace 10 años a Tom le tocó encargarse de mi como pudo.
Mi abuelo es lo más cercano que tengo a una verdadera familia.
-Buenos días, oí golpes arriba¿te encuentras bien? . - dijo el con una sonrisa.
-Buenos días abuelo, si, solo me resbale. - respondí dándole un beso en la mejilla.
El me contestó con una tierna risilla, a lo que yo también le seguí.
Mi abuelo sabía lo torpe que era, y yo lo admitía, aún me acuerdo cuando tan solo tenía 7 años y caí rodando por las escaleras por ir con los zapatos de tacón y un sombrero de plumas de mi abuela que en ese entonces me taba la cara.
Fui a la cocina y prepare el desayuno mio y el de mi abuelo.
Ambos nos sentamos en la mesa del comedor a desayunar.
Mientras que el abuelo saboreava su café con leche y sus tostadas con mermelada, yo me encargaba de pescar copos de cereal del bol de leche, cuando termine me despedí de Tom y agarre mi mochila para ir a clases.
Eran las siete y media de la mañana, de mi casa a el instituto tardaba como unos 20 minutos en llegar, por lo que me daba prisa en andar para evitar retrasos y preocupar a Tom con llamadas del centro.
Mientras que caminaba, el aire frío de por la mañana era insoportable, llevaba un chaquetón el cual me protegía supuestamente del frío externo.
Pero ya llevaban dos semanas con un frío de miedo, lo más probable es que acabasemos todo el pueblo congelado a causa del enfriamiento global.Aunque no hagáis mucho caso a mi deriberada imaginación de niña pequeña.
Mi cabello negro suelto volaba en todas direcciones a causa del viento.
Eran menos cinco, lo que quiere decir que me entretuve en el camino.
Entré en el instituto, y los pasillos estaban llenos de gente, por lo que siempre me gustaba venir antes, para evitar tener que pasar entre tanto alumnado como si esto fuera un laberinto.
Era imposible darse prisa, ¿que pasa que aquí nadie da clase?
Choqué con varios codos, y mochilas pero al fin conseguí llegar a mi clase.
Era la hora y aun no estaba el profesor por lo que me senté en mi sitio.
-Porfin llegaste Arya. - dijeron a mis espaldas.
Era Mady, mi única verdadera amiga en el instituto más poco único del planeta Tierra.
Mady era una chica increíble, era muy guapa y su cabello plateado la hacía diferente a los demás, al igual que su estilo de vestir, camisetas con sus logos de música preferidos y pantalones con las típicas cadenas de los ochenta.
-Hola Mady. - dije con una sonrisa.
-¿Te has enterado de lo de los chicos nuevos? - me dijo ilusionada, como si de un regalo se tratase.
¿Chicos nuevos? Más estorbo para los pasillos, genial.
-No, pero gracias por avisar así tal vez mañana llegue antes y así evito arrancarles los hombros para intentar pasar por los pasillos, así que espero que usen los odios, no como los individuos de aí fuera. - dije más seria de lo que pretendía.
Ella río ante mi comentario, aunque tampoco era esa mi intención.
-Ar, el profe. - me susurro Mady.
Me giré rápidamente y el profesor John me observaba tras sus finas gafas en el marco de la puerta de clase.
¿Cuanto tiempo llevaría ahí?
La clase río, o no, llevaba un buen rato.
Suspiró cuando la clase se cayó, y entró dejando su cartera en la mesa.
-Buenos días clase, hoy tenemos nuevos compañeros, entrad. - dijo finalmente dirigiendo la última palabra a la puerta.
No podía ver mucho desde mi asiento la verdad.
Entraron dos chicos, uno un pelin más alto que el anterior, con unos ojos azulados claros parecidos a los míos y un cabello castaño oscuro, y el otro con unos ojos oscuros como la noche y un cabello castaño claro, vestían prácticamente igual, pantalones vaqueros y unas sudaderas oscuras.
-Estos son Ben y Derek Wylorm . - dijo el profesor de literatura señalando primero al de ojos claros y después al de los oscuros.
¿Son hermanos?no lo parecían para nada sinceramente.
-Vienen de un instituto de Dublin, estarán aquí el curso que queda, ¿alguien quiere ser voluntario para ponerlos al día y enseñarles el centro?
-Yo y Arya lo haremos. - dijo ¿Mady?
Me gire inmediatamente hacia ella.
-¿Que as dicho? - dije como si no hubiera oído lo anterior.
-Que tu y yo lo haremos, sorda. - me dijo en un tono de voz más alto.
Lo que hizo que la clase riera.
Suspire rendida,¿cuando se enterará Mady de que tiene que hablar con migo las cosas antes de apuntarme a cosas que tengan que ver con la sociedad o cosas por el estilo?
Mady era así, y eso no lo podía cambiar, pero es mi amiga, es la única persona que me ha ayudado en todo estos años sin contar a mi abuelo.
-Bien. - dijo el profesor.
Ben (si no recuerdo mal quien es quien) intentaba disimular sus ganas de reírse por lo sucedido, pero era evidente, aparte de que no paraba de mirarme. Derek en cambio estaba serio mirando a la pared de enfrente. Como si no estuviera ahí, o no se hubiera enterado de nada.
Ben y Derek se sentaron juntos en la última fila. Genial, así tendré más tiempo que ellos para poder salir de clase y no tener que hablar con nadie. No es porque sean los nuevos, ya que eso no es nada malo, solo es por el simple hecho de que hablar en público o con gente que no conozco ni de 5 minutos no es mi fuerte. En cambio Mady habla hasta con la hormigas, si, con las hormigas.
La clase de dos horas de literatura terminó, y salí nada más acabaron.
Era hora del patio, por lo que me fui al comedor,es un sitio donde no suelo estar, por la cantidad de gente y alboroto que hay, pero debía sacrificarme, Mady no me encontraria aquí. No creáis que no quiero estar con mi única amiga en el universo, es solo que no quiero hablar con los chicos nuevos, algo en ellos es extraño, y me da mala espina.
Compré una manza en el comedor para almorzar y me senté en una mesa de la esquina de la gran habitación.
Me dedique a escuchar música nada más sentarme, no me apetecía oír la conversación de la fiesta del domingo pasado ni la del entrenamiento de fútbol.
Algo me arranco los auriculares, por lo que pege un salto del susto.
Mady se encontraba con los brazos cruzados, ¿en serio se a molestado en buscar en el comedor?
-¿Que pasa?. - le dije molesta por su manera de actuar.
Guardé los auriculares en la mochila y tire lo que quedaba de manzana a la papelera que se encontraba justamente al lado de mi mesa.
-No te libraras de esta. - me dijo.
Me agarró de la muñeca y me llevó a medio rastras, ya que sabía que cuando Mady quería algo lo conseguía,sobre todo cuando me implicaba a mi.Salimos del comedor y me encontré con los chicos nuevos, ambos me miraban extrañados.
-Emm, hola. - dije.
-Un "hola" no sirve de nada Arya, tenemos que ponerles al día. - dijo como si estuviera hablando a un crío de 4 años.
-Pero yo... - empezé, pero Mandy no me dejó acabar. Me
-Ni peros, ni nada.-dijo.
Empezo a caminar, como si quisiera que la siguiéramos ambos chicos empezaron a caminar susurrando algo que no fui capaz de captar. Rendida también seguí a Mandy, unos de los chicos empezó a andar más lento, como si me estuviese esperando.
Cuando llegue a el comenzó a andar junto a mi.
-Mi nombre es Ben. - dijo él.
-Arya. - conteste mirando a los ojos.
El sonrió y bajo la vista a sus zapatos a medida que caminaba, yo mire al frente, viendo como Mandy hablaba alegremente con el otro chico, Derek.
Ben y yo nos encontrabamos un par de metros por detrás de ellos.
Mandy le comentaba a Derek la asignaturas y temas de evaluación.
-¿Que quieres saber? - dije
-¿Qué, que quiero saber? - dijo extrañado.
-Sobre el centro, las clases... - aclare.
El no habló por unos sengundos
-Si no quieres hablar no hace falta, luego me lo dirá Derek. - me dijo con un giño de ojo.
-Gracias. - le susurre.
Seguimos caminando y llegamos al campo de fútbol, en este momento solo habían dos chicos de primer año paseando alrrededor de el.
Mandy y yo solíamos estar aquí en la hora del patio, donde podíamos hablar tranquilamente.
Mandy y Derek pararon de andar.
-Venga chicos, os pesa el culo. - chillo Mandy.
Por favor Dios, no podías haberla hecho más discreta.
Ben río, pero yo solo pude enrojece de la vergüenza.
Los dos chicos nos miraban extrañados, aunque claro, es normal.
Aligeramos el paso y en menos de un minuto estuvimos junto a los demás.
Mandy se aclaro la garganta de la manera menos disimulada del mundo.Lo que significaba que iba a dar un discurso, y no de los cortos.
O dios sus labios se han separado, mal asunto...
-Al fin estamos todos juntos,mi deber al igual que el de mi compañera sorda es el explicaros y giaros en todo lo necesario referido en la escuela,aunque claro si hay asuntos externos también podemos daros consejos y tal, eso se me da muy bien, en fin, ya que Ben y Ar se han dedicado a andar como caracoles, y mi queridisimo compañero Derek es un amargado de la vida, lo más probable es que mañana os tenga que repetir todo, y... - dijo Mandy disparada como un rayo como si el mundo dependiese de ello, pero Derek afortunadamente le interrumpió.
-Nos ha quedado todo claro. - dijo el
En este momento los nuevos me han caído fenomenal.
¿Como ha sido capaz de reaccionar para detener el discurso de Mandy? ¡Estamos hablando de Mandy! En fin sin palabras
Ella asintió sin decir palabra, algo raro en ella.
La campana que indicaba que el patio se había acabado resonó por todo el patio. Después de unos segundos de silencio, me decante por ir ya a clase. Era una situación un tanto incomoda, y nadie se disponía ha hablar del tiempo, al dar un mísero paso los demás me siguieron y fuimos a la segunda clase.

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