Sobredosis

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Odiar aquel segundo

en el que desperté de ti,

privado de aquel mundo

en el que siempre te mentí.

Y las jóvenes ya no vestían

delantales de colores,

con animalitos tiernos

ni con estampados de flores.

Y las ventanas ya no estaban

decoradas con pegatinas,

ahora solo estaban sucias,

llenas de lamentos y dolores.

Valentina Delgado.

Para un alma rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora