Capítulo 1. Convulsión de Plenilunio

1.9K 195 3
                                    

Excruciante, angustiante, torturante, monstruoso... así era el poder de la luna sobre mi cuerpo y mi alma. Ya había perdido la vista y mi lado humano estaba siendo sacado de mi a la fuerza con dolor y sin compasión alguna. Mi cuello estaba haciéndose increíblemente ancho, sentía como si de cada vertebra de mi columna vertebral estuviesen creciendo cuernos que apuñalaban mi carne desde adentro expandiendo mi espinazo y convirtiéndome en bestia. Los huesos de mis brazos, manos, piernas, pies, cabeza y el resto de mi cuerpo, por otro lado, parecían estarse quebrando todos como si me estuvieran pegando martillazos hasta hacer añicos mi osamenta. Podía escuchar el traquear de mis huesos al partirse en pedazos. Y así... destruyendo mi esqueleto, dar paso a uno nuevo, una estructura animal que me haría salvaje, fuerte, peligroso y despiadado a los ojos de cualquier humano o especie inferior a un lobo.

Comencé a sangrar, mi piel se rompía a pedazos cayendo al colchón, liberando pelos que salían de adentro como si hubiesen estado siempre allí, escondidos y a la espera para salir en luna llena. Mi mandíbula parecía alargarse hasta salirse de mi boca reventando mis labios. Mis manos y piernas se contraían haciéndose garras y patas. Mi espalda se arqueaba violentamente haciéndome vomitar y convulsionar de dolor.

Mi visión pasó gradualmente de negro a blanco. A blanco puro e intenso, como si estuviera mirando de frente a la luna magnificada. Luego la imagen de la luna comenzó a hacerse chica, se alejaba de mí dejándome nuevamente en la cama de aquella cabaña con Lorenzo.

Finalmente pude dejar de temblar un poco y mi sentido de la visión de pronto se enfocó y se intensificó. A esa hora la cabaña estaba totalmente oscura, pero ahora yo podía ver en la oscuridad.

Miré a mi lado y Lorenzo seguía allí, o lo que quedaba de él, porque lo que estaba junto a mi en aquella cama no era ya algo humano.

Y justo en ese instante sentí y vi como unas patas peludas y con garras comenzaron a abrir huecos en el colchón desde abajo y salieron del mismo, sosteniéndonos y arañándonos a Lorenzo y a mí, que aún seguíamos sin control de nuestros movimientos. Intenté pedirle auxilio a mi hombre, pero me fue imposible... ya yo no tenía voz y solo me salió un aullido desgarrador.

MUTACIÓN DE PLENILUNIO [ESPECIAL HALLOWEEN 2018, COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora