Segundo

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Un "Feliz cumpleaños, Anna" se leía en la parte alta de toda la entrada principal del castillo al que había llegado junto con Kristoff. El susodicho trataba con esfuerzo de que Sven no se acercara mucho al pastel sobre la mesa que no hace tanto habían traído. Rasqué mi nuca y luego sobé mi nariz, para evitar un estornudo que ya presentía.

—Entonces.. —le hablé—. ¿Eres un príncipe?

—¡¿Qué?! —me prestó atención con apresuro— ¡No, no! Yo no soy ningún príncipe. Más bien soy la pareja de la princesa de este reino.

—O sea... un príncipe —volví a sugerir.

—Bueno, creo que sí. Ja, jamás lo había pensado —rió nervioso.

—¿Tu novia es la famosa Anna?

—¿Cómo sabes su nombre...? ¡Ah! Lo notaste del cartel —asentí—. Pues sí, es ella.

—¿Y estás nervioso?

—¿De qué?

—De que te convertirás en rey, obvio —reí.

—No, no. Yo no sería el indicado. No soy el tipo de hombre que use corona. Pero, en realidad, yo definitivamente no me preocupo por eso —me lanzó un par de manteles—. Ayúdame a colocar estos en las mesas de por allá.

—¿Y por qué no? —tomé uno y los demás los dejé sobre una silla, comencé a extender el que tenía sobre la mesa más cercana— Los humanos no viven para siempre, los padres de tu princesa en algún momento dejarán su trono y lo heredarán a su hija y a su yerno, o sea, a ti.

—En eso tienes mucha razón, los humanos no somos para siempre. Y claro que me preocuparía si no fuera porque el trono no va para Anna. Además, sus padres, los reyes, fallecieron hace ya varios años —dijo el rubio.

—Uh, lo siento tanto, Kristoff. No tenía idea —me disculpé.

—No, no. Preocúpate si se lo recuerdas a mi novia. Conmigo no hay problema.

—Ya veo, no te agradaban tus suegros.

—No es eso —exclamó—. Es sólo que no los conocí, ¿sabes? Para cuando conocí a Anna, ellos ya habían fallecido. En parte me alegro, porque me habría dado miedo pedir desposar su hija al rey Agnarr —su cara se volvió de extremo terror—. Sin embargo, luego pienso que es malo alegrarse de la muerte de alguien y me regaño a mí mismo —giró a verme con una sonrisa.

—Qué persona más graciosa —confesé con una ligera sonrisa.

—¿Supone ser un cumplido? —me miró confundido.

—En absoluto —reí—. Pero, si los reyes ya fallecieron... ¿entonces no debería tu novia ser reina ya?

—Pues, digamos que la siguiente en la línea no es Anna, sino-

—Ah... Ahhh... AHHH...

—¡No, no, no! ¡Aléjate, sino destruirás toda la preparación! —gritó el rubio al verme en peligro de estornudo.

—¡Ahhh! N-no... No p-puedo moverme... AHHH.

—Te echaré una mano —de pronto corrió hacia mí para cargarme con sus brazos y lanzarme lo más lejos posible como si yo fuera un objeto. Terminé cayendo detrás de la barrera que tiene el castillo de Arendelle.

—¡Ey! Eso no era necesario —exclamé reincorporándome y sacudiendo un poco mi ropa. Parece que el estornudo se ha ido. Traté de saltar para pasar de nuevo la barrera.

Es una altura bastante considerable, pero gracias a mi gran agilidad pude hacer que mis manos alcanzaran la parte más alta. Subí poco, lo suficiente para que mis ojos se asomaran al otro lado. Justo en ese momento escuché la voz de una chica hablando con mi nuevo amigo.

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⏰ Última actualización: May 29, 2020 ⏰

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