Prefacio.

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-Charly, ¡Feliz cumpleaños!

El joven, quien recién había cumplido diecisiete años, miro a las personas a su alrededor. Su familia, conformada por su padre y madre; su novia, Ana; así como algunos amigos quienes fueron a felicitarlo.

Las risas y la música invadían la casa en ese día de fiesta.

Él era una persona feliz, no podía desear nada más en el mundo.

Sin embargo, la vida a veces es cruel.

-¡Charles! ¿Qué ocurre?

Su madre fue la primera en darse cuenta que algo andaba mal. El joven se sostenía su estómago y sudaba. No podía emitir ningún sonido, el dolor y la sorpresa eran demasiado fuertes.

-¿Charly?

Ana, quien se encontraba sentada a su lado, le toco el brazo con suavidad.

Ese fue el detonante. Charles vomito sangre sobre el pastel, a la vez que sus ojos comenzaron a desenfocarse. El dolor era insoportable y no podía hablar. Moría mientras veía a su familia acercársele y su mundo se desmoronaba.

Lo último que escucho antes de caer en la oscuridad fue la voz de una mujer.

Lo siento.

*

Guárdate tus disculpas.

-¡Delien! -gritó una voz.

-¡Delien!

-¿Q-qué? -gruñó el señor de la tormenta. Al abrir los ojos se dio cuenta que se encontraban en el límite del bosque. A lo lejos, cruzando un pequeño valle, se veía una ciudad.

-Hemos llegado -respondió una voz suave, de mujer, diferente a la que había gritado antes. Sonaba cansada.

-Les dije que no me movieran -regaño a sus acompañantes-. Es peligroso.

-Ya casi llegábamos. Aparte, esté camino no es demasiado peligroso -refutó la primera voz, igualmente de mujer.

-Zalia, no son tan fuertes como para... -iba a decir Delien, pero Zalia, su hermana, lo interrumpió.

-Hemos estado en el continente mágico año y medio, sabemos cuidarnos. Además, se nos acaba el tiempo.

Zalia señaló a Kein, quien se encontraba a espadas de Marie. En todo ese tiempo fueron ella y la joven hermana de Delien quienes lo estuvieron llevando a sus espaldas, mientras que Veli y Delien los protegían de las bestias mágicas.

-Tienes razón -convino el señor de la tormenta.

La tez del joven de cabello violeta se mostraba grisácea y sus labios habían comenzado a partirse. Moría. Fue su cuerpo especial lo que lo había mantenido con vida todo ese tiempo, pero estaba llegando a su límite.

-¿Delien? ¿Es cierto que ahí Kein se recuperara? -preguntó Marie. Estaba cansada y mucho. Granes ojeras adornaban su rostro. Apenas podía mantenerse de pie.

-No -contestó, rotundamente, el señor de la tormenta-. Pero ahí durara más. La energía mágica del centro de la ciudad es mayor a las de otros lados y, además, aún posee algo de energía arcaica. Por desgracia, el joven Kein necesita más que un poco, gasto demasiada con anterioridad. Eso es lo que lo está matando. Se puede reponer la energía mágica con facilidad, pero la arcaica...

-¿Entonces, como...?

Delien, al ver la expresión de desaliento de Marie, superó.

-Eso lo resolveré yo, no te preocupes. Ahora, entraran a la ciudad y darán mi nombre y una carta que les daré. Alguien las ayudara dentro.

Al oír esto Zalia, quien estaba acomodando sus cosas, las soltó y miró furiosa a Delien.

-¿Piensas abandonarnos?

-No -suspiró Delien. Se merecía ese trato por parte de su hermana, de eso no tenía duda-. Pero Veli no puede entrar a la ciudad. Los elfos odian a los demonios, por eso se separó poco antes de nosotros, yo la encontrare en otro lugar después. Además, nosotros iremos a ver a Aurien. Créeme que ustedes no se pueden acercar a él.

-¿Por qué? -preguntó Marie.

-Porque es un monstruo, querida. Ahora, acomoden sus cosas y después...

-Delien -susurró una voz sobre los árboles.

-¿Veli? Creí que...

-Ve con ellos, al menos unas semanas. Descansa. El joven abrirá los ojos en unos días y sería bueno que le explicaras algunas cosas que omitimos la vez anterior.

-Pero, ¿y tú?

-Iré a informarles a mis compatriotas de lo que ocurre, para que tomen precauciones. Nos veremos en Al'Kahesh en medio año. Aparte, odio al pensador.

-Todos lo odiamos -gruñó Delien.

-Bien, me voy.

-¡Veli! ¡Espera! -la detuvo Marie. La joven no podía verla, pero supo que había logrado que se quedara un poco más, porque se podía escuchar una respiración, aunque muy tenue-. Gracias.

Transcurrió un poco de tiempo antes de todos convinieran de que la demonio se había ido, aunque un poco antes la joven noble creyó escuchar un tenue "de nada". Podría ser que solo fueran dos palabras, pero para ella eso era suficiente. Veli les había ayudado tanto...

-Parece que tendrás que quedarte un tiempo. Esa mujer te controla bien -susurró Zalia al oído de Delien.

-Solo serán unos días -negó Delien-. Además, ella no es Ana.

El señor de la tormenta termino quedándose cuatro semanas.

Theria Volumen 0.1: El hombre que no quería ser un héroe (pausada)Where stories live. Discover now