Bewitched - [HunHan]

¿Cena en familia?

─Por favor, Se Hun, toma asiento. Iré por el pastel... ─ Terminó de poner la mesa ─ ¡Ah! Tu igual Han ─ Entró en la cocina. Lu Han y yo nos aproximamos a seguir sus órdenes. Frente a frente... Cuando llegue su madre tendré dos pares de ojos observándome...

─Ni se te ocurra decir algo extraño frente a ella. ─ Susurró.

─Aún me debes lo de la engrapadora. No puedo caminar bien por tu culpa. ─ Hablé de igual forma.

─Ñañana.

─Aquí... ¡Está! ─ En pausa, se acerco una divertida mujer con un gran pastel en sus manos. ─ Hace una semana no pudimos festejar bien el cumpleaños de Han... El gato se comió el pastel.

Resopló. ─No hables del maldito gato. Aún quiero matarlo.

La mujer miro al chico con rabia. ─ ¡Dices una maldita mala palabra más y te cortaré la lenguota que te cargas! ─ Apuntó con el cuchillo. El rubio tragó con fuerza y yo aclaré mi garganta.

─ Bueno... ¿Un gato? Eso es un poco extraño... ─ Rasqué suave mi nuca mientras analizaba el contexto.

─Sí, lo es, es solo que al niño se le ocurrió la grandísima idea de poner el pastel en la ventana. ─ Negó cortando una rebanada de pastel. ─ ¡Y solo para que se enfriara un poco! ─Hizo que la rebanada de pastel ahora reposara en un plato de vidrio blanco. Tenía los detalles reservados, tal vez solo los han usado para ocasiones especiales. Eso me hace sentir especial, claro. A menos que tenga el autoestima muy alto en este momento...

─Eso es un poco... ¿Peculiar? ─ Habló el rubio con cierta pena, sed de venganza y burla de mi respuesta. Aunque no lo crea este chico siempre esta copiando lo que digo.

─ ¿Entonces por qué no compraron uno nuevo? ─ Miré a la mujer con cierta duda expresada en mi rostro.

─Quería que fuera un castigo por ser tan descuidado. ─ Negó guiñándome un ojo.

─ ¡Se supone que no tenías dinero! ─ Golpeó la mesa, él.

─Se supone que era un secreto.─ Lo miró con los ojos entrecerrados. El por lo contrario, rodó los propios...

Las conversaciones que por los momentos hemos tenido han sido divertidas, raras e inesperadas. Una madre normal se aguantaría las ganas de regañarte hasta que se vayan los invitados. Las madres diferentes aprovechan el momento y te dejan en vergüenza frente a tus amigos, tal vez porque saben cómo son las amistades. Todos hemos pasado por eso. Y para mi es algo más normal de lo que ya lo es. Claro que para otros no, pero a LuHan parece no importarle nada. Es el tipo de personas que no encaja en la sociedad normal. Seguro y a través de su mente hay un mundo de felicidad amor y entusiasmo, un lugar donde puedes demostrar tu propia forma de ser, donde puedes sonreír sin importar qué. Seguro y todo es sol, unicornios y arcoíris. Seguro que nadie juzga a nadie y entre todos se apoyan.

─Se Hun...─ El sonido amistoso de una gran mujer entra por mis tímpanos. Me hace acordar a una gran y melodiosa canción, recuerdo que cuando era pequeño siempre la escuchaba todos los santos días. Y cada vez que hacia algo, aquella canción me consumía totalmente y me imaginaba vivir en ella. Un mundo donde todo era música, siempre la misma. Era una rutina de la cual nunca te cansabas, la comida siempre era BubbleTea y chocolate. ─Hm~ ─ El cielo siempre estaba de un tono gris, parecía todo muy triste pero si lograban conocerme bien ese mundo se coloraba despacio y entraban en mi mundo de diferente forma. Pero cómo siempre. Te aburres de algo. Por eso, reemplace el mundo de felicidad por algo negro y con arboles blancos, justo en el medio lo adornaba un eclipse lunar totalmente hermoso y una noche interminable, todo lleno de oscuridad, a lo contrario de Lu Han... No importaba si me conocían perfectamente. Nunca lograban entrar y jamás coloreaban mi pequeño mundo. Aquel mundo de perfección a mi manera aun persiste en mí. ─ ¿Se Hun? ─ Tal vez aun pueda regresar al poder de la música. Seguro que no. Una vez que sales ya no entras. Esa era mi regla, aunque yo salí, jamás volví y soy feliz.

─ ¡Hey! ─ El hombrecito chasqueó los dedos.

─ ¿Qué?

La dama miraba con el ceño fruncido y los brazos extendidos. Sostenía un plato con un gran pedazo de pastel. Por lo menos bastaba hasta la madrugada, seguro. Pero sin duda luego daría hambre de nuevo. Sinceramente no sé si me dará hambre, o si podre comer. Jamás lo imagine ni pensé. No se me antoja ni tocar el plato, no sé lo que podría pasar ni cómo podría reaccionar la madre de Lu Han.

─Eh...─ Dejó el plato en frente de mi. ¡Gracias a Dios! Suspiré con agradecimiento. Es un alivio. Pero seguía viéndome raro, me resulta incomodo.

─ ¡Ah! Gracias.─ Hice una leve reverencia con la cabeza mientras miraba hacia atrás, en lo absoluto. No había nadie. ─Y... ¿Se le perdió otro igual? ─ El contrario rió bajo.

─No, claro que no. ─ Rió negando. ─ Tu comportamiento me dejo pensativa. ¿Sueles suspenderte de esa forma? ─ Habló más para ella misma. Si no fuera humana diría que es una especie de abeja, dulce pero peligrosa.

─ Disculpe. No escuche muy bien, ¿Puede repetirlo?

─Mamá...

─Si... Yo.─ Aclaró su garganta ─ ¿Cómo es tu vida, querido?

─ ¿Qué edad tiene? Siendo sincero. La veo demasiado joven, y le digo que pensé que era la hermana de Lu Han. Y bueno, ya sabe, no quiero pecar de ignorancia. No es que sea entrometido ni nada, solo que, bueno. Me gusta su hijo y quería saber si usted también podría llegar a gustarme. ─ La vista de ambos estaban posadas en mí, se sentía la incomodidad. A simple vista se podía visualizar a Lu Han con un ceño fruncido a lo máximo, expresaba de todo menos seguridad. La rubia miraba con la boca abierta y en el ojo izquierdo un tic nervioso. No es como si hubiese dicho algo fuera de lo normal. ─Si... Eso.─ Ya capté... ─No, esperen. No se confundan, a lo que me refería era que su hijo me agrada es una gran persona y quería saber si usted también me agradaría tanto como él. Eso es todo. No malinterpreten nada, por favor.─ Tome la cuchara y metí un bocado de pastel a mi boca desviando la mirada de los familiares, saboreé la rebanada con arrepentimiento de haber dicho lo que dije.

─Oh...

─ ¿Sí? ─ Pregunté con una sonrisa, es necesario romper la tensión o explotaremos por ella.

─ ¿Qué? ─ La mujer frunció el ceño con una expresión divertida. Quería soltar una fuerte carcajada y morir riendo pos sus caras, pero era un momento serio, y tengo que cambiar el tema, así que tengo que pensar en algo mejor. Lu Han nos observaba callado y un tanto confundido comiendo de su pastel. Sé que cuando vaya a dormir tendrá muchas cosas que preguntar y sospecho que no podre callarle la boca, ya tengo suficiente con qué dos personas puedan verme cundo se supone que no deberían. Esto es una farsa...

─ ¿Mamá? ¿Se Hun? ─ Preguntó con seriedad, por otro lado su madre y yo nos tomábamos la libertad de tener una guerra de miradas, me estoy asustando, la mujer esta sospechando y creo que no podre hacer nada para detenerlo. Seria de muy mala educación no contarle de mis problemas, me está recibiendo en su casa. Aunque también seria de muy mala gana no aceptar mi negación, pero de igual forma seria error mío. ─ ¡Es suficiente! ¿Podrían dejar de ignorarme? Dios. Es lo único que han hecho.

La mujer giró la cabeza para observar la presencia de su hijo, un hijo con expresión seria y con un poco de rabia, quién después de gritar se quedó viendo el pastel y los utensilios con una ceja levantada y el labio inferior un tanto virado. Pasó su lengua remojando un poco sus labios y fijó su vista en mí.

─Bien... ¿Cómo les va en la escuela? ─ La madre hecho un vistazo en ambos y luego se aproximo a comer viendo a otro lado. Cambió de tema... Realmente te amo, Lu Han.

─ ¿Por qué me prestas atención ahora? Respóndele a Se Hun. ─ Clavó el tenedor en su rebanada de torta.

─ ¿Han? ─ Miré su sarcasmo con seriedad.

─Mamá, seamos sinceros. Nunca habías preguntado por mis estudios, y ahora que lo haces lo preguntas con un, "¿Cómo les va?" ─ Acentuó las comillas ─ ¿Lo haces para que Se Hun piense que somos una familia perfecta o solo porque quieres saber cómo le va a él?─ Resopló. Fruncí mi ceño mientras que su madre solo lo veía ofreciéndole que continuara. Esto parara mal, y no debería.

─ ¿Estás celoso? ─ Solté sin más mientras seguía con la misma expresión.

─¿Qué?