Bewitched - [HunHan]

¿Por qué estamos aquí? (Anónimo).Día del asesinato.

─ ¿Por qué tienes que ir? Por favor... Eso es problema de ellos, Jessica, no tienes nada que ver...─ El pelinegro le suplicaba a la castaña mientras sostenía su brazo y los alumnos corrían llevándose a cada uno por delante.

─ ¡Por favor! ¡Ya suéltame!─ La chica intentaba soltarse del agarre del contrario pero este la jaló hasta la pared. ─ ¡Tengo que ir! ¡SUELTAME!

─ ¡No te dejare ir! ¡Por Dios solo escúchame una vez! ¡Una maldita vez Jessica!

─Tiffany está esperando por mí... Por favor, suéltame. No quiero discutir contigo─ La castaña miraba al pelinegro con los ojos llorosos, sus manos comenzaban a temblar y el más alto la sostenía con fuerza para que no cayera. ─ ¡Su vida está en peligro!

─ ¡¡Ella no está esperando por ti!! ¡¡Kai fue por ella!!

El gritó hizo eco en el pasillo. Una multitud de alumnos se aproximaba, ansiaban salir del lugar. Varios ruidos extravagantes provenientes de un arma hacían fiesta en el lugar: La Preparatoria. Todos corrían por sus vidas excepto aquellos dos alumnos.

─ ¡Tú no eres nadie para decir nada! ─ La castaña tomo fuerza y golpeo con una patada el abdomen del chico provocando que este cayera a la manada de alumnos salvajes. El pelinegro golpeo a varios alumnos con su cuerpo mientras caía y negaba rápidamente. La chica derramo una lágrima mientras veía al pelinegro ser golpeado por varias patadas de parte de los demás. La castaña negó y comenzó el maratón hacia el lugar donde se encontraba la pelirroja; Tiffany, sin tomar en cuenta que iba al camino contrario de los alumnos.

El chico no movió ni un musculo viendo como su enamorada corría a salvar a su mejor amiga. No le importo nada, incluso ni ser llevado como un objeto cualquiera por aquellos alumnos, nadie se dignaba a esquivarlo ni hacer nada por este. El impacto contra el suelo fue duro, al igual que son los golpes que está recibiendo, pero solo pensar en Jessica bastaba para tomar fuerzas nuevamente. Apoyo sus manos al suelo levantándose con rapidez, comenzó a correr de igual forma. Sabía muy bien la dirección hacia la escalera para ir a los cuartos de ensayos. Tragando con dificultad, movía sus piernas rápidamente hacia las escaleras, golpeando varios hombros.

Veía el comienzo de las escaleras, pero había algo demasiado extraño a su vista, el tiempo ya no avanzaba como antes, todo iba demasiado lento, la gravedad se hacía presente. Sus piernas, brazos y cuerpo se movían de forma lenta. No entendía bien, Jessica terminaba de subir las escaleras, sus pies también se movían de forma lenta, los alumnos salían dejando a vista una casi rubia viendo fijamente hacia un aula. Su vestimenta era totalmente blanca, de pies a cabeza. Sus manos estaban en forma de puño y estaba totalmente concentrada, su espalda estaba recta y su cabeza inclinada, su mirada daba temor. El cuerpo del pelinegro seguía en gravedad. Giró su cabeza al aula viendo como un chico flotaba sin moverse del lugar, estaba paralizado intentado tocar al otro chico que estaba dormido en la silla, este no flotaba. Permanecía sentado en la silla mientras que su cabeza y brazos reposaban en la mesilla. El corazón del chico comenzaba a latir más rápido de lo normal, incluso más rápido de cómo latía cada vez que estaba cerca o pensaba en Jessica. Parecía que todo giraba alrededor de la chica y el rubio que reposaba en la mesa. Todo era diferente. El pelinegro miro nuevamente a la rubia sintiendo como sus pies ya no tocaban el suelo. La chica correspondió a su mirada, frunció el ceño arduamente. Estaba dudando, miró de pies a cabeza al pelinegro que estaba comenzando a flotar, su ceño dejo de estar fruncido y abrió levemente sus ojos suavizando el agarre de sus puños. Negó y termino de abrir de un golpe sus manos. El pelinegro cayó al suelo, retorciéndose soltando varios quejidos. Su respiración era agitada y veía a la chica con temor. Se levantó rápidamente, solo faltaban varios pasos para llegar a la escalera. Ambos, al mismo tiempo corrieron, la chica corría a dirección al negro con los brazos entendidos, soltando un inaudible "No" mientras negaba con la cabeza. El pelinegro asustado corrió con más fuerza tropezando con sus pies pero aun teniendo el equilibrio.