Sofía

Tan solo una razón

Desde que tengo memoria siempre he odiado despertar temprano, es el momento mas tedioso de todos los días; me cuesta demasiado separarme del calor y la comodidad de mi cama, y el que sea un momento tan odiado por mí, lo convierte en el momento favorito del día de mi hermano, según dice el, cada que tiene la oportunidad me despierta de las maneras más molestas: desde echarme agua fría, hasta gritarme en el oído. Hoy en especial al salvaje que se hace llamar mi hermano, se le ocurrió tirar de mis pies hacia abajo provocando que cayera de la cama despertando de golpe, me restregué los ojos confundida, y Alex comenzó a reír como un loco, espantándome con su presencia, entendí lo que había pasado y me senté mirándolo con cara de pocos amigos, pero al parecer él no podía controlar su risa y no se preocupaba por mi fastidio hacia su persona.

Cuando comprendí que no iba a parar en un buen rato me levanté desperezándome y le señalé la puerta de mi habitación.

-Fuera- dije aun mirándolo mal, el regresó a verme y al parecer mi expresión le causó más gracia porque rió aún más fuerte

- Fuera! - exclamé tomándolo por sus hombros dispuesta a guiarlo a la puerta, pero él se detuvo

- Nooo – se quejó y yo lo ignoré tratando de empujarlo, pero él se negaba – esto me alegra el día Sofía! - continuó, y me rendí apoyando mi cabeza en su espalda, él es pesado en todos los sentidos de la palabra.

-Voy a morderte – amenacé y el regresó a verme asqueado

- Qué asco, enana, no te atrevas- dijo separándose de inmediato de mí y al estar apoyada con todo mi peso en su espalda casi caigo, de nuevo, lo miré enfadada y me acerqué a el

-Fuera Alexander- repetí mirándolo con los ojos entrecerrados

- No quiero- se encorvó para que nuestras caras quedaran a la par y yo aproveché ese momento para lamerle toda la mejilla – que asco! - gritó retrocediendo de inmediato y ahora era mi turno de reírme

- Eres una sucia Sofía! - exclamó corriendo hacia el baño, cerré mi puerta lo más rápido que pude, antes de que se le ocurriera regresar- le voy a contar a Sara- grité entre risas y escuché como soltaba un quejido

...

Salí lo más rápido que pude hacia el auto de Alex con mis manos llenas de cosas por que como todos los días de toda mi vida estaba retrasada para el colegio

-Ya era hora- dijo mirándome al entrar al auto apurada

- ¡Vamos, vamos, vamos! - exclamé y puso el auto en marcha

Mi colegio esta prácticamente cerca de mi casa, el trayecto duraba casi 15 minutos, la vista era increíble, los caminos eran pavimentados pero cada vereda estaba adornada con diferentes tipos de árboles y flores, y a lo lejos se podían observar colinas de diferentes tonos de verdes, de las cuales algunas tenían nieve en sus puntas, abril es un mes neutral, no hace tanto frío ni tanto calor por lo tanto es uno de mis meses favoritos, lo único malo que tiene es que en abril cumplía años, el 27 de abril, casi al finalizar el mes que no era una muy buena forma de hacerlo. Cuando llegamos bajé rápidamente despidiéndome de mi hermano con una lamida en la mejilla a lo que hizo una mueca; pero cuando iba a reclamarme yo ya me había ido. Caminé lo más deprisa que pude hacia la entrada, hasta que una mano en mi hombro me detuvo haciéndome regresar mi mirada hacia atrás, frente a mí se encontraba uno de los chicos más lindos que he visto en toda mi vida él era, no, no tenía palabras para explicarlo, sus ojos eran de un hipnotizante color gris, y mis cerebro se encontraban en una disputa entre quedarme en ellos o descubrir más cosas sobre este nuevo ser, la segunda opción ganó y pude conocer muchos más detalles del chico, él debía medir más de un metro setenta y cinco, era alto por lo que tenía que alzar mi barbilla para poder mirarlo a los ojos, su cabello castaño tenía unas pequeñas ondas en las puntas causando que se viera un tanto despeinado, sus facciones eran fuertes pero extremadamente llamativas, ojos grandes, así como su nariz y sus labios, tenía unas pestañas enormes y rizadas, decidí que sus ojos eran mi parte favorita de su rostro