Eduardo

38 7 5
                                    

* Antes de que comiencen solo les explico que este capitulo no es del presente es cuando Sofía y Alex aun eran pequeños, bueno solo eso, para que nadie se confunda. Espero les guste*

3: Eduardo

Ricardo Morgan

Tenues rayos de sol entraban por las ventanas aquella mañana anunciando la próxima llegada del verano, cada miembro de mi familia se encontraba en sus propios intereses, en sus propios mundos, el silencio reinaba en la casa como a mí me gustaba, y tan solo se veía interrumpido por pequeñas risillas que soltaba Sofía mientras juagaba en la sala de estar, ambos sabíamos que a su madre no le gustaba que jugase allí y probablemente la regañaría cuando la viera, pero no diría nada, disfrutaba mucho ver a la menor de mis hijos cuando se enfadaba, era muy pequeña pero imponía mucho, tenía tan solo ocho años sin embargo siempre daba muy buenos argumentos cuando discutía con su madre o con Alexander, ella se parecía mucho más a mí que su hermano

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del timbre que resonó en toda la casa

- ¡Yo voy! – sonreí inconscientemente al escuchar la voz de mi hija y sus pasos corriendo hacia la puerta; debía de ser Alexander que olvidó sus llaves, o algún empleado por lo que le resté importancia y me dispuse a volver al trabajo

-Buenos días pequeña, busco a Ricardo Morgan – aquella voz, ese hombre, me quede estático por la sorpresa que rápidamente se vió reemplazada por la ira que invadió cada parte de mi cuerpo, como se atrevía este hombre a mostrar su rostro en mi casa, como se atrevía a dirigirle la palabra a mi hija

- Ahora lo llamo... – las palabras de Sofía se vieron interrumpidas por mi entrada a la sala

- ¿Qué mierda haces en mi casa? – Jalé del brazo de mi hija poniéndola detrás de mí, y me miró con una mezcla de miedo y curiosidad

- Ricardo tenemos que hablar por...

- Fuera de mi casa, ahora – volví a interrumpirlo

Su semblante serio adoptó una pizca de perspicacia

- ¿Tu casa? – levantó una ceja en mi dirección – Cinco minutos, no te pido más- dudé, no podía permitir que el permaneciera aquí por mucho, no lograba entender como me había encontrado, no podía dejar que mi familia supiera quien era el

-Tienes cinco minutos, ni un segundo más, Sofía, vete, vuelve a jugar

-Pero papá – Se quejó

- Vete ahora – Me miró con enfado, para luego dirigir toda su atención al hombre a mi lado que le hizo un guiño

- Sofía vete, ahora – Obedeció sin siquiera voltear a verme

- Sígueme – dije con tono firme – Ahora dime, ¿Qué haces aquí padre? – pregunté dirigiéndome a la silla frente a mi escritorio tras cerrar la puerta de mi oficina con seguro

- Ricardo, tenemos que hablar, tengo que advertirte, además quiero arreglar las cosas contigo, eres mi hijo

- Yo no tengo nada de que hablar contigo, eres un cobarde, no necesito personas como tú en mi vida y tú no formas parte de ella hace demasiado tiempo – me dirigí a mi padre con un tono de voz frio y sin expresión alguna en mi cara

- Hijo tan solo mira en lo que te has convertido, no mides tus palabras, no mides las consecuencias de tus actos – a él no le afectaban mis palabras en lo absoluto, simplemente porque sabía que lo único que yo quería era lastimarlo, pero no importó, él no podía decirme nada, él no podía darme sermones a mí, no después de todo lo que me había hecho pasar; No podía

SofíaWhere stories live. Discover now