Tierra de los muertos

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"¿¡Que estabas pensando, Tomoe?!"

"Nii-san, entiende, yo-"

"¿¡Cómo quieres que entienda, por Dios santo?! ¡Un hombre! ¡Un despreciable y mugriento panadero cualquiera de todas las personas!"

"¡No hables así de él! ¡No es como tú crees! ¡Él es mucho más que eso, el me entiende! ¡Y no me importa lo que hace o de qué familia viene, quiero estar con él!"

"Dios santo ¿Qué cosas te ha metido en la cabeza? ¡Sabes cómo son las personas! Si de por si la gente ya nos desprecia y habla basura de nosotros ¡¿Tú solo piensas empeorarlo dejándote cortejar de alguien como él?! ¿¡Sabes lo que eso hará a tu reputación, «futuro doctor»?!"

"¡¿Por qué hablas de la opinión de la gente como si fuera algo que te importara?! ¡Jamás te ha importado nada! ¡Siempre has sido y siempre serás un maldito egoísta!"

Abrió los ojos de golpe con el recuerdo estruendoso de un portazo y el sentimiento de abatimiento y culpa. Incorporándose de golpe agitado y confundido, miró a su alrededor algo fuera de sí.

-¿Souichi?

La voz lo saco del trance, finalmente siendo consciente de los numerosos murmullos y del piso de madera antiguo y extrañamente colorido, alzó la mirada para conocer al mismísimo espanto que había visto hace solo unos momentos, viéndole con lo que parecía preocupación en su rostro. Con un sobresalto, retrocedió del ser, desconcertado.

-¿Estás bien? Te desmayaste, me diste un susto terrible.

En esa leve y amarillenta iluminación, Souichi se permitió quedar paralizado por el asombro, el lugar estaba lleno de... cadáveres, esqueletos, personas mitad carne, mitad hueso, muertos, horrores, espectros, ningún nombre parecía llenar la descripción adecuada que semejante apariencia exigía, y viéndolo atentamente, visiblemente nervioso y arrodillado frente a él, estaba el pelinegro tan espantoso y temible que había visto en el bosque. Su actual apariencia no asemejándose a la aterradora imagen que lo había acechado, sus gestos preocupados y nerviosismo ascendente, sus ojos ansiosos y el elegante traje que usaba, aunque rasgado y mugriento, dándole un aspecto extrañamente refinado y excelso.

-¿Donde... rayos estoy? ¿Q-que ocurrió? ¡¿Quién mierda son todos ustedes?!

-Oh, estas en el mundo de abajo, guapo, llámale como quieras, tierra de los muertos, inframundo, infierno, averno, la verdad es que no es tan horrible como te lo cuentan, no es tan animado como a algunos nos gustaría pero... claramente es mejor que una vida aburrida y miserable ¿O no?-Una mujer con la tez pálida y sucia que lucía un vestido harapiento y desgastado que seguramente alguna vez fue rojo pasión le respondió con carisma, meciendo su abanico de plumas y dejando ver su mandíbula expuesta debajo de este.

-¡¿Inframundo?! ¡¿De qué demonios están hablando?!

-¡Tetsuhiro, damas y caballeros, siempre atrapando a los peces gordos! ¡Míralo, joven, guapo y de fuerte carácter! ¡Esta vez sí te topaste con un buen partido, un esposo ideal! -Un hombre con un gancho de caña de pescar atravesado en el ojo y jarra de lo que parecía cerveza en mano le dio unas fuertes palmadas en la espalda al hombre, quién sonrió con pudor y pareció reírse abochornado. -¡Hagamos un brindis por los recién casados! ¡Por que tengan una eternidad llena de felicidad y una travesía llena de afecto! ¡Que vivan los novios!

-¡Que vivan! -Un grito grupal y carcajadas acompañadas de él sonido de copas chocando lleno el recinto, Souichi miró a su alrededor con confusión, finalmente decidiéndose por ponerse de pie tomando la mano extendida que el hombre le ofreció con recelo, se incorporó y limpio la mano en el pantalón.

El Cadáver del NovioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora