El chico del café

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Las atestadas calles de Nueva York daban la bienvenida a un nuevo día de la forma más caótica posible. No importaba hacia donde se desviara la vista, en todas direcciones estaba sucediendo algo. Desde los puestos que vendían café en las esquinas, hasta los fuertes bocinazos de los autos atascados en medio de la ruta.

Entre todo el mar de situaciones corría un joven asiático de no más de 23 años. Con cabellos castaños oscuro sobre su frente y estatura media, intentaba esquivar a toda costa a los demás transeúntes que iban en dirección contraria, evitando a duras penas no botar los cuatro cafés calientes que traía en la diestra.

Estaba a tan sólo unas cuadras del imponente edificio de Sony Music Entertainment, pero llegar a las puertas de una vez sería una eternidad, y lo sabía perfectamente. De modo que no le quedó otra opción que maldecir al aire, recibiendo algunas miradas de confusión de las personas a su alrededor, que apenas podían entender su idioma nativo.

Fueron diez minutos después de su hora de entrada cuando logró cruzar las puertas que lo separaban del exterior. Los fue contando cada vez que lograba atravesar un nuevo grupo de personas, intentando aumentar el ritmo de sus pasos como si fuera posible.

—Buenos días... —intentó comunicarse en un imperfecto inglés luego de haber salido del ascensor, llegando al piso donde estaba la oficina del productor del que debía aprender por los siguientes seis meses.

Se acomodó como pudo la tarjeta de identificación al cuello, la que demostraba sin dudas, su calidad de pasante en la prestigiosa compañía de entretenimiento. En el proceso, sus cabellos se desordenaron lo suficiente como para llamar la atención de algunos trabajadores de ojos grandes mientras caminaba hasta el escritorio de la secretaria de Cougar (productor de talla mundial, al cual planeaba absorber toda la información posible) para recibir indicaciones.

—Llegas tarde, Tyrion. Cougar ya está en la reunión —la mujer habló despreocupada, tomando uno de los vasos que el joven traía en el soporte de cartón—. Será mejor que te des prisa.

— ¡Es T...! —quiso corregir su nombre apenas tuvo oportunidad, aún sorprendido por perder una de las bebidas. Pero la mujer ya se había dado media vuelta y había partido a cotorrear con otras chicas que apenas había visto—. TaeYong.

Frunció los labios un tanto luego de haberse quedado con las palabras en la boca, soltando un suspiro medio resignado antes de caminar hasta el pequeño escritorio que le habían asignado el día anterior. Una vez ahí, tomó una libreta y un lápiz para hacer las anotaciones necesarias de los conceptos nuevos que aprendería en la reunión. Reunión para la cual estaba atrasado.

Hecho un manojo de nervios y con los (ahora tres) cafés como principal ofrenda de paz, golpeó el cristal de la puerta de la sala de conferencias hasta escuchar la voz del productor indicando que ya podía pasar.

Dentro de la habitación se encontró con un grupo de cuatro personas. En primer lugar, Cougar lo miraba desde el otro extremo de una mesa ovalada con expresión incrédula, casi preguntándole con los ojos por qué se había atrevido a entrar después de todo. A su lado derecho, una mujer de edad similar a la del productor tenía la atención puesta en papeles que supuso, serían contratos o algo por el estilo.

Pero frente a ella, al lado izquierdo de productor, se encontró con dos personas de rasgos asiáticos como él. El primero era un joven que aparentaba ser un poco mayor que TaeYong. Piel blanca, apariencia suave y hoyuelos profundos en cada una de sus mejillas, los cuales pudo ver a la perfección porque se encontraba sonriendo. Su cabello, a diferencia del propio, estaba teñido ligeramente más claro, dejando un tono casi caramelo oscuro que conjugaba con su piel. A su lado, un señor mayor que todos en el grupo también parecía bastante interesado en los papeles.

NEO Ent. -Coffee Boy-  JAEYONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora