Al dia siguiente..
Un dia oscuro, donde las gotas de lluvia caian a mares. De buena mañana, el señor Green se dirigiá a casa de los Cross para observar de cerca a la niña.
Esa mismo noche estubo pensando y llegó a la conclusión que la niña debe tener algun recuerdo o algo para que haga esas cosas. No es normal en una niña de cinco años ese comportamiento.
Con su chaqueta y su sombrero de copa se dirigió a la masión y una vez allí llamo al timbre, más tarde la señora Cross le abrió la puerta y le invitó a entrar.
- Muchas gracias por venir señor Green.- agradeció la señora. Notó el miedo en su mirada. La señora le pidió el abrigo y el sombrero y el señor Green se lo entrego. La señora Cross colgó dichas pertenencias en un perchero y ambos se sentarón en uno de los sofas del salón.
- Desea cafe?- pregunto amablemente la señora. El señor Green negó, ya habia tomado café.
- Mi marido no esta en casa, siento que no este. Si necesita ayuda..- el señor Green interrumpió a la señora
- No, gracias. Trabajo solo. Si me permité me gustaria empezar.- el señor Green se levantó y la señora lo mismo.
- Claro, su habitación és la de la primera planta, al fondo del pasillo.- el señor Green asintió y se dirigió hacia la habitación de la niña mientras la señora se quedó abajo haciendo tarea.
Una vez finalizó de subir los escalones se encontró en un pasillo largo y oscuro, de no ser por las velas que habia en cada metro, no se veria nada. A paso lento se aproximó a la última puerta. Dudó que hacer pero finalmente tocó. Tres toques.
Nadie respondió.
- Caroline, cariño. Estás ahi?- preguntó en tono amable. Aunque su voz muy gruesa, podria asustar a la niña.
Nadie respondió.
Giró la manivela, y abrió la puerta. Ante sus ojos un cuarto de una niña, muñecas por todas partes, tonos rosados, juguetes, ropa tirada.. pero ningun rastro de la pequeña.
- Quien es usted?- preguntó una dulce voz por detrás. El señor Green se sobresaltó. Se giró y ahi se encontraba la pequeña.
- Hola, mi nombre es Josh, como te llamas?- se agachó a la altura de la pequeña.
- Caroline. - la niña respondió. Cabellos rubios, ojos brillantes y azules, y vestía un precioso vestido blanco con lunares. La verdad un encanto de niña pero no entendiá el que les aterraba a los padres.
El señor Green se despistó y cuando retolmo la mirada de la pequeña, esta ya no estaba. La buscó y la encontró aun lado de la habitación jugando con sus muñecas.
Se acercó a ella y la observó. A pesar de tener muchos juguetes, ella jugaba con dos muñecas echas por trapos.
- Extraño..-susurró el señor Green.- Caroline, cariño, porque no juegas con tus juguetes.
- No quiero.- musitó. El señor Green no insistió más. Salío por la puerta cerrandola después, y bajo las escaleras.
Allí estaban esperando los señores Cross impacientes.