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𝘓𝘰𝘭𝘭𝘪𝘱𝘰𝘱 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪𝘱𝘰𝘱
𝘖𝘩 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪, 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪𝘱𝘰𝘱, 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪𝘱𝘰𝘱
𝘖𝘩 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪, 𝘭𝘰𝘭𝘭𝘪𝘱𝘰𝘱
Betty se estremeció en cuanto escuchó aquella canción porque sabía perfectamente quien le estaba llamando a esas horas de la noche. Lentamente se incorporo para coger el teléfono y sin pensarlo dos veces, deslizó su dedo sobre la pantalla para contestarle. Al principio estuvieron ambos en completo silencio, escuchando cada uno las respiraciones agitadas del otro, hasta que se rompió con la distorsionada voz del extorsionador:
―¿Está hecho? ―preguntó el asesino.
―Sí. ―respondió Cooper.
―Pregúntame.
―Solo hay una cosa que me preocupa ahora.
―Quieres saber quién soy. ―afirmó el receptor leyéndole la mente a la rubia― Bien, hay una casa abandonada a las afueras del bosque Fox, al final de la vía de servicio. Allí encontrarás la respuesta. ―finalizó mientras se cortaba la llamada.
Tras esto, no hubo falta que se vistiera porque ya lo había premeditadamente horas atrás presuponiendo que este momento llegaría tarde o temprano. Por lo que tan solo cogió las llaves de su casa y se predispuso a dirigirse a la desconocida localización que este le había dado.
Cuando por fin llegó, se encontró con una casa que se parecía más a Thornhill que a un hogar normal. Sin embargo, al pisar un el suelo de la propiedad, sintió náuseas en el estómago y por miedo a que le sucediera algo allí dentro, decidió soltarse el pelo y tirar su goma por si acababa desapareciendo que tuvieran algo suyo para poderle seguir el rastro.
Las verjas que indicaban la entrada al recinto estaban cerradas y eran tan altas que apenas podría haber escalado la mitad. Aunque, justo cuando se iba a marchar, el sonido de estas abriéndose lentamente la detuvo por completo, haciendo que se girara para comprobar con sus propios ojos el reciente y extraño suceso que acababa de presenciar.
Al llegar a la puerta, no hizo falta que tocase al timbre porque estaba entreabierta y tan solo tuvo que empujarla un poco para poder acceder al interior de la misteriosa casa que hasta ahora no había dejado de sorprenderla desde que había llegado al lugar.
