Trozos de papel III

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Me quedé sin palabras ante aquella nota. Comparé la caligrafía con el resto de los papeles que había recibido a lo largo de este tiempo, y en efecto, era de la misma persona. No sé si alguien se tomaría tantas molestias en gastarme una broma, quizás sea verdad. Pero no lo entiendo, de verdad que no lo entiendo. ¿Quién podría sentirse atraído por mi? Todos se ríen de mi, si alguien se sintiese atraído por mi, ¿no debería defenderme? Ah, sí, claro. Su "fachada". Supongo que lo entiendo, nadie querría verse conmigo. Seamos sinceros, ¿quién quiere a una novia como yo? Exacto, nadie. 

La semana se me hizo más larga que nunca. Me molestaron más de lo normal, y en definitiva, me estoy empezando a cansar mucho. Pero no puedo cambiarme de instituto a mitad de curso. Aquí al menos, sé quien es cada uno, sé a quién no debería acercarme nunca, sé quienes son los que me critican siempre. Lo único que aún no he descubierto, es al autor de las notas misteriosas. 

Aunque quizás use de eso como escusa, ya que me da igual conocer a la gente si no me voy a relacionar con ellos. Estoy mejor en mi propio mundo, donde al menos, fuera de clase, nadie me molesta.  

Una mañana, además de la nota con una frase bonita, aparecía algo más. Un correo electrónico. La verdad es que yo eso no lo uso mucho, pero supongo que sería agradable hablar con alguien y así, tal vez, averiguar algo de ese admirador secreto. Es gracioso denominarlo de esa manera, parece tan irreal... Así que al llegar a casa, me senté frente al ordenador y le mandé un correo. 

"Hey, no sé quien eres, ni tan siquiera si esto está siendo una broma o es real, no lo sé. Pero he de admitir que me tienes intrigada. ¿Quién eres? ¿Algún día me lo dirás?" 

Un poco soso, pero es lo que hay. Tardó unas horas en responderme: 

"Conformate con saber que no te estoy tomando el pelo. Si consigues averiguar quien soy, lo admitiré. No te lo diré así sin más. Primero me gustaría intentar enamorarte, aunque sé que no serán más que palabras, y lo que realmente enamora a alguien son los hechos, pero déjame intentarlo." 

Estoy demasiado impresionada como para saber que contestarle. ¿De verdad? Me sigue pareciendo muy irreal. Y si de verdad quiere intentarlo, que lo haga, no puedo negarselo de ninguna manera.  

Mensaje tras mensaje, acabamos hablando por una red social, a través de su chat. Él se ocultaba tras un seudónimo, así que no me proporcionaba ninguna ventaja. Era agradable hablar con esa persona. 

-¿Y por qué no me das alguna pequeña pista?-Le pregunté. 

-No te diré nada más que no sepas, es trabajo tuyo averiguarlo. No quiero decepcionarte, primero prefiero que me conozcas, y así, tal vez, me veas de otra manera. Esa información tendrás que conseguirla, y eso lo dejo a tu imaginación. Sé que eres lo suficientemente lista como para descubrirme.-Y añade un emoticono de un guiño. 

-¿Puedo hacerte una pregunta? 

-Claro, pregunta. 

-¿Por qué yo? Es decir, hay miles de chicas mejores que yo.  

-Eres especial. 

-¿Pero por qué? No lo entiendo. 

-No lo sé. Eres misteriosa. Y quieras o no, la gente misteriosa atrae. Empiezas pensando algo tan simple como un "¿por qué será así?" y pasas a algo como "¿conmigo sería así?" sin que te des cuenta. A mi fue lo que me pasó. 

-Pues no lo entiendo. No sé que ves de misterio en mi. 

-No es algo que simplemente se ve, es algo que lo notas.  

Y así fue surgiendo la conversación. Ese día no conseguí sacarle nada de información que me ayudase a saber quien es, ni una pequeña pista siquiera. Lo único que sé, es que es de mi instituto. El siguiente paso será averiguar de que curso es. Y eso me va a costar un poco de trabajo extra.

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