Trozos de papel VI.

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Llevo días sin hacer avances. Sigo con las mismas dudas. Esto me va a acabar volviendo loca. Repasemos lo que llevamos averiguado. Quizás este pasando algo por alto... veamos.

Remuevo todos mis papeles, me paro enfrente de todas las notas, pero no hay nada nuevo. Las vacaciones están cerca y no quiero acabar sabiendo que un chico puede conmigo. No, ni hablar. Quizás si... podría intentarlo, si. Podría intentar pediré el cuaderno de clase a ver si la letra coincide, aunque si así lograse algo, seria estúpido por su parte. Si yo mandase notas anónimas, escribiría distinto. Esto será una perdida de tiempo, ya verás...

Al día siguiente llego a clase, pero mi mesa está vacía, no hay nota. Vaya... entre mis dos sospechosos, solo uno ha llegado. Se sienta, saca el material y espera tranquilo a que empiece la clase.

- Chs, oye.- Le susurro hasta que me mira.

-¿Me hablas a mi?-Responde con tono grosero.

- Pues claro. ¿Me podrías dejar el cuaderno un momento? Me parece que me falta algo de teoría.

- Pf, vale anda.

Que tío mas borde. Miro con detenimiento la letra, pero no se parece en nada. Paso unas hojas, pero nada. Si él no es, entonces... no puede ser verdad que sea... Dios, Joy, tranquilizate. No saques conclusiones antes de tiempo.

- Eh, ¿me la devuelve ya?

- Ah, sí, claro, toma. Y por el amor de dios, no seas tan borde.

No se dignó ni a contestarme, simplemente gruño, como si fuera un animal. Espero que no sea este chico el que me escribe... aunque no lo creo.

El otro chico aún no ha llegado, quizás solo llegue tarde, o puede que este enfermo, o que...

*Toc toc *

- ¿Puedo entrar? Me he dormido.

Ahí esta... lleva el pelo despeinado, se nota que ha estado durmiendo. Eso, o ha estado con otra chica. ¿Porqué me preocupo por eso? Ay, Joy, estás empezando a obsesionarte con el tema...

- Sí, pasa. Si vuelves a llegar tarde un día más, te mando a la directora. Todos los días igual...

El chico se ríe, entra y se sienta. Empieza a bromear con sus amigos. Me preocupa que sea él el que escribe mis notas, el que habla conmigo por correo y todo eso, ya que es uno de los chicos que me llevan molestando desde que tengo memoria.

Me da vergüenza pedirle los apuntes, pero con vergüenza no voy a progresar en mi investigación...

- Oye... ¿me puedes dejar los apuntes?

Me mira, mira a sus amigos y se ríe. Vuelve a mirarme.

- ¿Tengo cara de tomar apuntes?

Se siguen riendo y yo me muero de vergüenza. ¿Porque serán tan gilipollas? Pues ahora no me da la gana de quedarme con las curiosidad. En el cambio de clases cojo su libreta y nada más abrirla quedo asombrada. Teoría, ejercicios, todo organizado, notas de exámenes con increíbles resultados. No lo entiendo, quizás no sea suya.

- ¿Quien te crees que eres para mirar las cosas de los demás?-Aparece de repente detrás mío, y tiene toda la pinta de estar enfadado.

- Yo...

- Como le digas a alguien una sola palabra de esto, te vas a arrepentir.

- Mira, estoy cansada de tu rollo de tío duro. Lo que pasa es que eres de un familia exigente, te piden notas altas y tu las consigues. Pero luego vas de duro por la vida porque no quieres que se metan contigo, y por eso tu te metes con todo el mundo. Todo es una tapadera. ¿O me equivoco?- Dije muy malhumorada, y me arrepentí antes de acabar la frase.

- Yo...- se queda callado unos segundos.-¿Quien te ha dicho todo eso?

- Lo sé y ya, eso no es lo importante ahora. Así que deja de portarte como un gilipollas conmigo.

- Vale vale, pero no digas ni una sola palabra, ¿vale? Yo te dejo en paz y tu cierras la boca.

- De acuerdo.

Y hasta ahí llegó nuestra conversación. Pero el problema no es ese, sino que no me he fijado en la letra, aunque creo que no coincidía, pero no podría asegurarlo...

Acabaron las clases, llego a casa, tiro la mochila al suelo y me lanzo sobre la cama. Ay... ¿y ahora qué? Son dos opciones las posibles: o han cambiado su caligrafia para ocultarse, o me he equivocado en mis deducciones.

Pasan las horas, y espero enfrente del ordenador un mensaje de ese chico, pero no llega. Que extraño, si nunca falta ni es impuntual... ¿qué le habrá pasado? ¿Le habré dicho algo que le ha ofendido? No creo, siempre soy amable con él. Joy, por dios, deja de comerte la cabeza. Vaya días que llevo.

Llega la noche y nada, no hay mensaje. Pues nada. Me pongo a pensar como terminar ya con esta intriga que me está matando, y llego a la conclusión de que la única manera es llegar pronto todos los días a clase y esconderme hasta que vea a alguien dejando las notas sobre mi mesa.

Y así hice. Fueron pasando los días, intentando llegar lo antes posible a clase, pero nada. Últimamente, ni chico, ni notas.

Pues no pienso darme por vencida, tiene que aparecer un día u otro.

Y ese día llegó. Salí de mi escondite, le miré y él me miró. No se quien de los dos estaba mas asombrado tras el esperado encuentro.

- Así que... ¿eres tú quien me lleva dejando estas notas y con quien llevo hablando semanas?- Le dije, asombrada.

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