II

2.5K 300 475
                                    


"Cariño, ya estoy aquí." El castaño entró a la casa y dejó las llaves de la puerta sobre una pequeña mesita.

Era algo tarde, nunca llegaba tarde a casa, siempre llegaba muy temprano para estar junto al amor de su vida.

"¿Por qué te tardaste tanto?" Paul abrazó a John por la espalda quedando a escasos centímetros de su cuello. "¿Es un nuevo perfume?" El sabía perfectamente que no era un nuevo perfume... Sólo era el de alguien más.

"Mhm... Sí, ¿te gusta?" Le mintió, por primera vez le mintió. El pequeño sintió algo romperse dentro de él, algo tan fuerte que sentía que en cualquier momento caería al suelo. "Lo compré esta tarde, pensé que no te agradaría."

"¿Por qué no ha de agradarme?" McCartney tuvo que hacer el gran esfuerzo de que su voz no se quebrara y que de sus hermosos ojos hazel no escaparan lágrimas, pero John no lo notó.

Estaba sentado mirando la puerta con una copa de whiskey sobre su mano, otra noche más, con un corazón roto que pensaba nunca poder reparar.

"Estoy mirando la puerta... Como si fueras a entrar por ella arrasando con todo, como cuando estabas junto a mi." Su voz se quebraba y lágrimas salían con prisa de sus ojos. "¿Por qué no vuelves? Se suponía que me amarías para siempre.

Se levantó con esfuerzo de aquella pared en la que estaba recargado y caminó hacia la mesa de centro de la sala, en dónde descansaban fotografías polvorientas de una pareja que solía ser feliz y que solía prometerse amor eterno.

Tomó su teléfono y miró la hora, las una y trece  de la madrugada, soltó un suspiro y marcó una vez más ese número. Por alguna razón su cuerpo le decía que tenía que marcar a esa hora, como si por arte de magia algo le dijera a John que debía contestar, pero nunca lo hacía. Escuchó pitidos que no se molestó en contar hasta que nuevamente pasó a buzón de voz, como siempre.

"Son las una y cuarto de la mañana...estoy algo ebrio, y te necesito ahora." Por alguna razón ahora lloraba mientras hablaba, esa noche lo extrañaba más que otras. Esa noche se suponía que sería especial para ambos, cuándo se suponía que tenían que celebrar su quinto aniversario. "Dijiste que no vendrías...Pero he perdido el control de todo, y te necesito ahora. Debes volver, tenemos que ser felices juntos.Pasó sus manos por sus ojos y canceló denuevo el mensaje, como siempre.

Se sentía con ganas de morir, como si algo le dijera que debía acabar con su vida para poder acabar con el dolor que el amor de su vida había dejado sobre él.

[...]

Estaba solo en la habitación matrimonial de la que ahora era su casa, era ya de madrugada cuando decidió tomar el teléfono y marcar ese número, pero cortó antes de alguien pudiera contestar.

Hace semanas que escuchaba su teléfono sonar a la misma hora todas las noches y no lo contestaba porque sabía muy bien quién era, y no podría escuchar la voz de esa persona sin sentirse como la peor persona de pie en el mundo.

"¿Johnny?" Se volteó al escuchar la voz de la mujer con la que ahora compartía la cama todas las noches y la que pronto sería su esposa.

Lo único que podía pensar era que ese apodo solamente se escuchaba bien cuando el chico al que le rompió el corazón lo decía

"¿Sucede algo, amor?" La chica negó y sonrió.

Su sonrisa no era hermosa a comparación a la del muchacho ojos color sol que lo extrañaba desde hace casi seis meses todas las noches sin falta.

¿Cómo podía haber caído tan bajo para dejar solo al hombre más hermoso que sus ojos hayan visto solamente por una mujer común y corriente?

"Solamente... Sé que soy la mujer más afortunada del mundo al saber que me cansaré contigo." La asiática llevó sus brazos a los hombros de John y lo abrazó.

"¿Qué harías si te pidiera matrimonio?" Ambos estaban caminando de la mano por un parque, tranquilos, sin nada que les perturbara.

"Posiblemente diría que sí, un millón de veces." El moreno habló con total tranquilidad, mirando a su novio con una sonrisa.

"Entonces..." John se arrodilló frente a él, abriendo una pequeña cajita que dentro de ella tenía un anillo de plata. "¿Te casarías conmigo?" Dijo con una enorme sonrisa sobre su rostro.

Algunas personas que pasaban por su lado se detuvieron con enormes sonrisas para verlos cuando presenciaron la pequeña escena.

Los ojos de Paul se cristalizaron por completo y una sensación de alegría abordó a su pecho, era una alegría tan grande que pensaba que en cualquier momento moriría.

"Creo que eso no deberías ni preguntarlo." Dijo finalmente.

Need You Now. [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora