03. Universidad, golpes de la vida y chicos violables.

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Brenda

—Gimena —mascullo con cuidado.

—Umm —se queja, apartándome.

— ¡Maldita sea Gimena, es tarde!

— ¡Qué rompebolas sos! —me empuja.

—Que se nos hace tarde, te digo —insisto irritada.

— ¿¡Qué!? —se incorpora exaltada.

—Tenemos exactamente cuarenta minutos para ir a la primera clase. ¿Sabes qué pensarán si no estamos ahí? ¡No tendremos vida social! —reclamo, exagerando el asunto.

—Oh, vamos Brenda —rueda los ojos—. Yo sólo voy por los chicos lindos, claro.

—Pues si no mueves tu maldito culo de la cama, no tendrás a ningún chico lindo.

Ella no duda un segundo más y se levanta de la cama.

Y así empieza la mañana. Sabía de sobra que a Gimena le gusta dormir, y de hecho, en muchas videollamadas me lo recordaba, ¡Pero vamos! El primer día de clases es importante. Muy importante. En serio, es demasiado importante.

Nota Mental: Nunca confíen en una argentina. Siempre dañan planes.

Me guardaré la parte en la que Gimena se alista, porque no es importante. Por cierto, perdí el collar que mi amado -casi novio- me regaló. ¿Qué significa eso?

Nota mental 2: No le den nada a una peruana. Siempre lo perderá.

Volviendo al tema central, mi querida amiga termina de ponerse los tacones de chantal que le regalaron en el día de su cumpleaños número diecinueve. El hermoso color beige de su vestido, combina increible con su piel. El tono bronceado la hace ver sexy. Maldita. Pero por supuesto, su lado puta no se va.

Nota mental 3: Cara de santa, mente de puta.

Por mi parte, llevo un vestido acampanado de color rojo. Mis tacones de gamuza son en punta, y del mismo color. ¿Qué puedo decir? Me gusta llamar la atención, además de que el color rojo es mi favorito. Guardo mi móvil en el bolso nuevo que me regaló mamá antes de venir. Previo a nuestra salida, me aseguro de que llevo absolutamente todo.

Mierda, me falta Gimena.

— ¡Por Dios santo!, te he dicho que te apresures, pendeja. ¿Sabes qué significa eso? No pienso llegar tarde por ti —grito a todo pulmón, mientras camino como loca. Esperando. Siempre esperando.

Nota mental 4: Superar traumas infantiles.

—Espera boluda, tengo que estar bien arreglada —desliza el labial rojo por sus labios—. Mi próxima conquista es el primer chico que me mire, ahre.

— ¿Ese es mi labial? —pregunto ofendida.

—Em... —tira el labial hacia atrás—, no.

—Ya, bueno. Seguro que tienes un labial de Avon igual al mío —escupo con sarcasmo.

—No, de hecho ese labial es de Amodil —contraataca de inmediato.

—Bueno, apresúrate entonces.

Gimena me fulmina con la mirada, antes de terminar con su maquillaje de pu... Digo, de profesional. Luego de ello, toma su bolso, y salimos juntas de la habitación.

Una vez fuera de la residencia, nos vamos directo al campus.

— ¿Cómo crees que nos vaya en la facultad? —pregunta Gimena. Se nota algo nerviosa, y no es para menos.

—Seremos las mejores en la facultad. Relájate —espeto con calma.

Ella finalmente suspira.

— ¿Qué clase nos toca? —pregunto, revisando mi móvil— ¿Compraste tu tarjeta? Debes llamar a tu madre.

¡Cuidado con el sapo!Where stories live. Discover now