Capítulo 4.

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Estoy sentada en mi banca de siempre, a una banca de la ventana, exactamente en la segunda fila, la primera.
Nunca me gusto estar hasta en frente.
Yo siempre eh sido de las que hace el desorden en el salón, se salta clases, contesta mal y de mala gana, la de las calificaciones bajas. Un desastre total.
Aún lo soy, pero ya no me vale todo como antes.
Hoy estoy de falda y con las piernas cruzadas, me acomodo el cabello hacia atrás, y siento como cae sobre mi espalda. Entra la orientadora, pide permiso para dar un aviso. Yo solo estoy viendo por la ventana, hacia ningún punto exacto solo miro lo que hay.
—Mañana todos en este grupo entran a las 3:40 de la tarde y la salida normal a las 8:00 de a noche, ¿Dudas?—pregunta.
—No—decimos todos al unísonido.
—Bien, gracias y permiso—se retira.
Pienso al instante en avisarle a mi papá llegando del colegio.
—Wey, mañana vienes a las 2 como siempre y nos vamos al parque—interrumpe mis pensamientos Marie.
—No me van a dejar—digo al instante.
—Yo pasó por ti—contesta y se va a a su lugar.
Me tengo que inventar una excusa para que me den permiso. Y va a estar difícil, gracias a que antes era un desmadre.
Tomo mi pluma negra y comiendo a pintar la banca que es del mismo color así que no se nota mucho la diferencia.
Volteo y Sarah me está viendo y apunto de decirme algo.
Espero y por fin dice:—Mañana yo no voy a ir al parque, vayan ustedes.
Y reaccionó al instante, están planeando algo. Chris la está viendo, y sonríe. Miro a Marie y nada, ella gira los ojos y dirije su vista a mi. Automáticamente digo:—Va, yo sí, van eh, Allan, Marie, Chris, y tú Evan.
—Vaaaa, ¿entonces si pasamos por ti Leah?—dice Marie.
—Si, falsificó la firma de mi papá.—dice Chris.
—Si Marie.—digo.
—Yo también pasó por ti Leah, voy a acompañar a Marie.—dice Allan y me guiña el ojo izquierdo.
Al ver eso una sustancia recorre todo mi cuerpo y me siento tan bien que me sonrojo. Me volteo y sigo pintando mi banca.
Y una vocecita dice:—Yo los veo allá.
No le tomo importancia. Nosé como le haré pero ya les dije.
Tocan el timbre y hora libre, no hay maestro.

Entre risas y bromas suena el timbre, ya es la salida.
Me levanto de la banca, acomodo mi falda, mi cabello, meto el cuaderno que tenía fuera, cierro mi mochila me la coloco y un brazo recorre la pequeña separación de entre mi mochila y mi espalda baja. Intento voltear y otro brazo recorre el mismo lugar, y siento como nos brazos encajan, el cuerpo caliente que me envuelve me atrae hacia el. Cómo instinto levanto la cabeza. Es Allan, y me pongo nerviosa, al instante lo envuelvo en mi brazos. Y pongo mi cabeza en su pecho, siento sus latidos. Lentos, abro los ojos sin saber que los cerré. Veo en el hueco pequeño que hay entre nosotros, el salón está vacío, me entra un alivio profundo, vuelvo a sentir el mismo sentimiento de cuando me guiño el ojo, es cálmate y cálido. Me gusta este sentimiento.
Levanto un poco la cabeza y al momento me llega un olor suave pero varonil, es su perfume. Huele bastante bien. El agacha la cabeza y por unos segundos cruzamos miradas. Me ruborizó y dirijo mi mirada hacia otro lado. El ríe suavemente y me relajo, me da un pequeño beso en la frente y dice algo muy suave, no lo escucho bien, justo cuando le iba a pedir que lo repitiera entra un profesor y nos pide que desalojemos el aula. Mis brazos se abren y deslizan sobre sus hombros, el igual lo hace, sus largos brazos recorren mi espalda baja y cintura. Me sonríe y salimos.
Debimos estar unos 3 minutos así, pero para mí fueron horas.
Vamos bajando las escaleras y no hay alguna tensión o silencio incómodo, todo se siente bien estando con el.
Logro bajar las escaleras, ambos nos dirigimos hacia la puerta principal de la secundaria.
Llegamos, nos miramos directo a los ojos, me sonríe. Se acerca lentamente a mí y me da un beso en la mejilla. Solo cierro los ojos. Lo abrazo rápido y le digo.
—Te vas con cuidado.
—Tu igual, te quiero, te duermes temprano.—me dice y sale del colegio. 
Camino miro adelante y ahí está mi madre esperándome. Llegando con ella volteo detrás de mí, y ya no está el. Ya se abra ido...
—¿Porque te tardaste?—me dice ella.
—Lo siento, fui con una maestra sobre el examen.—me invento.
—¿Cómo te fue?—pregunta.
—Bien gracias— y sonrió recordando mi día.
Caminamos hacia mi casa, no es tan lejos.
Cuando llegamos entro, camino a las escaleras y subo hasta mi cuarto. Cierro la puerta y me tiro a la cama de espaldas, me quedo tendida en ella y pienso en todo, sin notarlo ya estoy sonriendo.
—¿Vas a cenar?—Me interrumpen.
—Si mamá, porfavor, en un segundo bajo.—contesto.
No escucho nada, y saco el celular veo la hora 8:11pm.
Me levanto acomodo mi mochila a un costado de mi cama. Me quito los zapatos negros de plataforma que llevo puestos, seguido me quito la sudadera gris, tomo mi pijama, quito los 7 botones que tiene mi camisa blanca y la dejó caer al suelo. Bajo mi falda y poco a poco recorre mis muslos. Cae sobre el suelo, me siento en la orilla de mi cama, me quito la calceta blanca izquierda y luego la derecha. Tomo mi blusa de dormir, me la coloco. Seguido de mi pantalón para dormir. Camino a mi ropero, abro el 4 cajón, saco un par de calcetas grises y me las pongo, me pongo las pantuflas, levanto mi uniforme y lo pongo en la canasta de ropa sucia.
Abro la puerta de mi habitación, voy a las escaleras, bajo seis escalones, el descanso y otros seis escalones. Me dirijo hacia la mesa y ya hay un plato servido de cereal. Me siento en la mesa y comienzo a comer del plato.

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