D O S

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[5 años después... ]

Sentí un extraño cosquilleo en mí cuerpo, de inmediato me percate que algo pasaba.
Peter corrió gritando hacia mí.

—¡Algo sucede! — exclamó y me miró preocupado —, ¡Esta pasando de nuevo!

—¿Qué? —Pregunté desconcertada —¿Qué sucede?

—Están desaparecido— Hizo una pausa y miró como algunos que se encontraban alrededor se desvanecían
—, De nuevo.

Justo como pasó aquella vez. No lo pensé mucho y corrí como nunca lo había hecho. Busque con la mirada a mi novio pero no lo logré localizar.

Me detuve frente a las dos cunas improvisadas y mire a los bebés que descansaban plácidamente. Sentí un alivio al verlos ahí, pero este se esfumó cuando sentí un cosquilleo aún más fuerte en mi mano izquierda y esta comenzó a desvanecerse hasta recorrer mi cuerpo completo

—¡No!— Grité desesperada corriendo hacia ellos pero ya era tarde.

Todo de volvió negro.

De nuevo
...

Apenas habían pasado unas semanas desde aquel día. Aún seguimos afligidos pero intentábamos trabajar en conjunto para que esto funcionará, logramos construir algunos refugios con ayuda de troncos y demás materiales que encontramos.

Todos hacían justamente lo que Strange nos dijo. Trabajar para sobrevivir.

5 semanas y algún no lograba superar el hecho de que probablemente no saldríamos de aquí, habíamos buscado como locos, no había salida alguna. Estábamos encerrados en esta isla.

Una realidad de bolsillo. Así es como la había llamado Strange. Todo se sentía raro. Aún no había podido superar lo que había hecho y empezaba a creer que jamás lo haría.

Mire el mar abierto, tan bello y tan desconocido a la vez. Me pregunté que si seria infinito o tendría un final, peor mi mente no era capaz de encontrarle sentido a esto. Sentí una presencia, volteé levemente y vi una figura masculina sentarse a mi lado. Miro igualmente que conjugaban perfectamente con sus ojos azules casi de una manera divina, se acomodo su largo cabello hacia atrás y se relamio los labios.

—¿Cómo te encuentras? — Preguntó sin apartar la vista.

—Bueno, aparte de que estamos encerrados aquí indefinidamente, estoy bien — le contesté.

—Tienes razón. Fue una pregunta estúpida, e visto que no has comido suficiente, Sam y algunos estan algo preocupados por ti.

—Estoy bien.

—¿Es por lo de ese Androide no?, vi lo que paso con Thanos...— Hizo una pausa y me miró como si temiera que en cualquier momento me derrumaria. Tal vez lo haría —, fue impresionante. Tus poderes y lo que hiciste.

—¿Impresionante?, ni siquiera pude evitar que esto pasara.

—Lo intentaste...

—No lo suficiente.

** *

Aparecí en el lugar donde todo había empezado. Sentí la tierra y algunos  hojas en las palmas de mis manos. Levante la vista, estaba en el bosque de Wakanda. Justo en el lugar en el que había desaparecido, pero esta vez el cuerpo de Visión ya no estaba más.

Me levante como pude, pero antes de poder analizar lo que estaba pasando alguien se abalanzó sobre mí.

—¡Wanda! — Grito Natasha envolviendome en un abrazo. Estaba igual que antes, como si el tiempo no le hubiera afectado, solo que ahora su cabello pelirrojo había vuelto a crecer dejando el rubio apenas visible en las puntas de su pelo.

Aún confundida sonreí al verle. Se separó y me miró con una expresión de alivio en su rostro. Desde que habíamos estado huyendo del gobierno, Natasha y yo nos habíamos vuelto más unidas, por lo que la había extrañado bastante desde que nos quedamos atrapados en la gema del alma.

—¿Qué ha pasado?— le pregunte.

—Al fin lo logramos, vencimos a Thanos y logramos sacarlos de ese lugar. — Dijo sonriente. Pero yo no pude hacerlo al recordar lo ocurrido antes de desaparecer.

—¿Dónde está Bucky? — Volví a preguntar mirando en todas las direcciones. Alcance a ver brevemente a Sam y T'Challa, pero no había rastro de la persona que buscaba.

—¿James?, Con Steve eso creo...

No le di tiempo de acabar por que caminé en su búsqueda.

—¡Wanda! — El rubio se posicionó delante de mí y me envolvió en un abrazo —, ¿Estas bien?, ¿Estas herida? — pregunto preocupado.

—Estoy bien, Steve — le aseguré correspondiendo a su abrazó —. ¿Dónde esta Bucky?

Se separo de mí y me miró confundido, después movió la cabeza apuntando a mis espaldas. Rápidamente me giré y al fin lo vi, sus ojos azules brillaban con intensidad, como lo hacían últimamente cada  vez que lo miraba.

—¿Me buscabas?— preguntó con una sonrisa ladeada.

Rápidamente me acerque a el. Lo abracé, me apretó contra su cuerpo con sus manos alrededor de mi cintura y las mías alrededor de su cuello, pero después me separo un poco para besarme. Cerré los ojos, el profundizó el beso, pero lo detuve poniendo una mano un su pecho y separandome un poco.

—Bucky, desaparecí antes de poder tomarlos, no se dónde están. Yo... —lo mire preocupada, pensando en lo peor. —¿Y si se quedaron en ese lugar?

—Wanda, cálmate.

—No, no me cálmare hasta encontrarlos.

—Wanda...

—¡Dónde demonios están mis hijos, James!

—¿Son tuyos? — Volteé para ver a Natasha sumamente confundida al igual que Steve. Con los mellizos en sus brazos.

—Están a salvo—Bucky palmeo mi espalda en un gesto tranquilizador —, estamos a salvo.

Me acerque a ellos para verificar que todo estaba bien. Sonreí al ver que, en efecto, se veían perfectamente normales. Tenía miedo, debía de admitirlo, de que algo pudiera pasar si ambos dejaban la gema, el lugar donde habían nacido, había dejado esa preocupación a un lado ya que me había resignado a estar atrapada ahí, para siempre.
Pero ambos estaban perfectamente, lo que me había llenado de profunda alegría, tal vez al fin pudiéramos tener una vida normal.

—No respondiste. —me recordó Natasha —¿Son tus hijos?

—Nuestros hijos, de hecho. —Respondío Bucky colocando un brazo alrededor de mi espalda.

Natasha abrió mucho los ojos, obviamente lo que Bucky dijo la había tomado por sorpresa, esbozo una sonrisa mirando a ambos bebes que cargaba en cada brazo.
A Steve se le veía aún más sorprendido, seguramente por que lo que su amigo había dicho era lo último que el esperaba. Miró a los bebés en los brazos de Natasha.

—¿Soy tío?— Pregunto emocionado, con una enorme sonrisa—, ¿Puedo sostener a uno?

—Por supuesto. — le dije. Tomó al niño en sus brazos, sonrió cuando el pequeño le tomó un pulgar del soldado con su diminuta mano que apenas alcanzaba a rodear su pulgar.

—Un niño y una niña, — sonrió Nat— ¿Cuáles son sus nombres?

Le iba a contestar cuando Steve recibió una llamada.

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