capítulo uno

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Marzo de 2014

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Marzo de 2014.

—¿Estás enfadada? —Resopla y me mira con sus ojos grises.

—Enfadada, molesta, enojada, irritante, y todos los adjetivos que indiquen enfado y mucho, pero mucho enfado, se quedan cortos para definir mi estado de ánimo.

—No seas así, Samantha, papá lo ha hecho con todo su amor y cariño. A mi me regaló un barco más grande que el Titanic, solo me faltaba mi Leonardo DiCaprio. —Suspira con anhelo y toma otra cucharada de helado—. Era tu cumpleaños y quería ser un padre original, no puedes matarlo por hacerte accionista mayoritaria de una empresa. Bienvenida a los veintiuno, hermanita.

–Debes estar bromeando, Claire, de verdad. —Como helado con el ceño fruncido y uno los labios de la misma forma—. Daniel está loco, ¿no puede regalarme un bolso? O mejor, decidir que yo ya no existo y olvidarse de mi cumpleaños, incluso de mi.

—Ahg, eres una amargada, eres ácida, todo una perra. Así sacas adelante tu carrera de derecho, para algo has estudiado eso desde los dieciocho —me recuerda—. Igual, una pena que no hayas podido ejercerla porque no te dio la gana hacer el máster. Eran solamente dos años.

—Yo quería ser algo, como periodista o profesora, no quería ser abogada. Yo quería nutrir el conocimiento de las personas, infórmales de sucesos que ocurren fuera, escribir un blog, decirles la suerte que tenemos de pertenecer al primer mundo. O enseñarles cosas, ser una figura que les transmitiera seguridad, respeto y enseñanza. Yo quería eso. —Doy un pequeño golpe en la mesa y me mira—. No ser accionista mayoritaria de una empresa de abogados, mejor dicho, de un bufete de abogados que no me produce ningún sentimiento.

—Y no cualquier empresa. Ellos son los mejores, amaría estar en tu situación. Trabajar con ellos e incluso crear amistad, es fabuloso. Y tú aquí quejándote como una estúpida.

—Me dan exactamente igual. En todos los periódicos de Manchester aparecerá mi cara y yo cagandola porque no tengo ni una pizca de experiencia.

—Un título como: «Samantha Morgan, hija del prestigioso abogado, Daniel Morgan, lleva a banca rota el mejor bufete de abogados de todo Manchester». —Mueve sus manos en línea recta como si mostrara tal—. Y ellos no tienen que saber que no tienes experiencia. ¡Muéstrales quién manda, nena!

—Me dan escalofríos que me llames así, me siento de barrio. —Río—. Ahora me tengo que ir, en veinte minutos es la primera junta.

—Lindo —la escucho susurrar—. Pero enserio, Sam, no la cagues. Se tú.

—¿Un desastre?

—Exacto, ahora ve y triunfa, porque hermana, ya has triunfado en la vida.

—Corrección, Daniel triunfó y yo solo puedo aceptar lo que él quiere compartir con sus tres hijos.

Bueno, triunfo pero no le sirvió de nada.

—No me gusta que llames a mi papá Daniel, es muy formal. ¡Es tú progenitor!

Los Recuerdos Perdidos De Samantha ©  (Morgan#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora