Compromiso

1.1K 233 43
                                    

Dolor, un intenso dolor le despertó abruptamente. Seokjin se retorció en su cama, gritando con desesperación, sin comprender lo que le estaba sucediendo. Era su mano, el dorso de su mano derecha ardía como si estuviese hundido entre las brasas de una chimenea, y debajo sentía como si sus huesos se congelaran y crujieran tortuosamente hasta volverse añicos bajo su piel. Seokjin como pudo apretó su muñeca, tratando de cortar el fluido sanguíneo, y con él, la expansión de la horrible sensación que estaba trepando a través de su brazo y le consumía royendo desde adentro.

Seokjin apenas logró escuchar el ruido sordo de la puerta de su habitación siendo abierta de golpe. Un grito pidiendo auxilio resonó por el largo pasillo, y pronto una mano firme y conocida descendió sobre el hombro del ovillo en que Seokjin se había convertido entre las sábanas.

— Aguanta Jinnie, te pondrás bien. ¿Puedes decirme que es lo que te duele? — Pidió su hermano mientras su mano recorría la espalda de Seokjin tratando de calmarle un poco en su agonía.

— Mi mano… — el naranja dijo como pudo ahogando un gemido.

Hoseok se dio cuenta en ese instante de la forma en que Seokjin tenía su mano derecha apretada en un duro puño hasta enterrar sus propias uñas en la carne, la izquierda sujetando la muñeca severamente, y los quejidos continuaban llenando la habitación.

— Déjame ver — Hoseok tomó la mano de Seokjin para inspeccionarla en busca de algún indicio externo, algún detalle, por pequeño que fuese podría convertirse en crucial. Los ojos de Hoseok parecieron a punto de salirse de sus órbitas cuando finalmente halló la respuesta en el dorso de la mano de su hermano. Tinta negra se expandía por su piel formando un antiguo símbolo, una runa de antaño que Hoseok solo había podido ver en algunos libros.

Hoseok palideció totalmente, esto no podía ser cierto. Seokjin no. No su hermano de todas las personas.

— ¡Señorito Seokjin! —Hizo aparición Namjoon, el mayordomo de ambos hermanos, sin embargo, Hoseok le interrumpió.

— ¡No entres! — Ordenó sin vacilaciones. — Cierra esa puerta, cuida que no entre nadie salvo nuestros padres.

Seokjin no entendía lo que estaba sucediendo. ¿Por qué Hoseok encomendaba que nadie pasara? ¿No había pedido él ayuda? Al menos el dolor en su mano se estaba haciendo más llevadero conforme pasaban los segundos. Ya no se sentía al borde del delirio.

El naranja abrió los ojos y observó en rostro de su hermano de rodillas junto a la cama; angustia, lástima y algo oscuro fue lo que Seokjin encontró en su expresión.

— Hobi, ¿qué me está sucediendo?

— No te preocupes Jinnie, el dolor pasará pronto. — La mano de su hermano viajó hasta su mejilla, acunando su rostro con delicadeza. — Saldremos de esta. Estoy seguro que podremos encontrar una solución. — Mintió. Era la primera vez que Hoseok veía un caso como este y no tenía ni la menor idea de qué hacer para revertirlo.

— ¡Hijo! — Ambos padres entraron a la alcoba completamente alarmados. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué está Namjoon custodiando la puerta?

Su madre corrió a verificar el estado del mayor de sus hijos, y Seokjin se sentó como pudo recibiendo su abrazo.

— Tranquila, madre, ya estoy mejor.

— Me diste un susto de muerte, bebé. —La mujer hundió su rostro en el hombro de Seokjin y él llevó su mano hasta la espalada acariciado los largos cabellos de la mujer.

— ¿Qué es eso en tu mano? — Preguntó su padre, el hombre más pálido que un papel en ese momento. — Seokjin, ¿qué es eso? —Cuestionó de nuevo, su voz severa e implacable esta vez.

Iota & Gamma «kookjin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora