Gamma

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‹‹ ¿Qué es para ti el amor? ››

‹‹ ¿Te has enamorado alguna vez? ››

Jungkook y Seokjin solían pasar largos ratos de acurrucamientos después del sexo, y en esos momentos abrazados, solían hablar de muchas cosas, algunas muy tontas y sin sentido, y otras, no tanto.

Aquellas fueron dos preguntas que Seokjin había formulado largo tiempo atrás, y que en aquel momento Jungkook no fue capaz de responder. Desde ese entonces le habían perseguido sin descanso, y Jungkook pasó duros momentos de reflexión intentando descifrar lo que sentía por el joven Iota, sin embargo no estaba seguro de nada. Nunca había tenido una experiencia previa con la que comparar, y tampoco era algo de lo que pudiese conversar sin despertar sospechas. Además, ellos eran demasiado jóvenes e impulsivos, quizás solo estaba confundiendo la lujuria con amor debido a que su primera experiencia sexual fue con el mayor y era la única persona a la que había entregado todo de sí alguna vez.

— ¿Siempre eres tan excitable o es porque estás conmigo?

—Creo que la respuesta es obvia. Te prefiero por encima de mi gente por una razón.

— ¿Ah, sí? ¿Y se puede saber cuál es?

En ese momento Jungkook quiso coser su boca al percatarse de su pequeño desliz.

“Porque me has hecho sentir cosas que jamás imaginé”.

No había forma de que Jungkook pudiera decir eso. Lo suyo no era más que eso, sexo y nada más. Seokjin conocía del riesgo que implicaban sus encuentros de incógnito y jamás se implicaría con alguien como Jungkook. Jin era un Iota, de buena ascendencia y fina educación. Lo tenía todo: una hermosa familia, gran capital y un futuro prometedor. Jungkook no era más que un pequeño capricho para saciar su temeridad. Seokjin no pasaría ni un minuto más a su lado si Jungkook confesara sus sentimientos.

— Porque eres  más hermoso que cualquiera que haya conocido antes.

Sí, a Seokjin le gustaban los halagos. Siempre se le veía alegre cuando recibía un cumplido de Jungkook, esta vez no fue así. Es cierto que el naranja sonrió ante sus palabras, pero Jungkook vio claramente el ligero temblor de sus comisuras. Algo en él se veía extraño.

— ¿Crees que algún día esto terminará?

La pregunta de Seokjin le tomó por completo desprevenido, como si le lanzaran un balde de agua helada encima. Jungkook no era alguien de pensar a futuro, solo vivía el día a día haciendo lo que quería. Sus encuentros furtivos terminarían, tendrían que hacerlo en algún momento. Tarde o temprano deberían decir adiós y continuar sus vidas por rutas distintas, Jungkook lo sabía, solo que nunca se había mentalizado a la idea de que eso ocurriese.

Algo andaba mal, muy mal.

Una semana después Seokjin decidió poner fin a todo contacto entre ellos.

Jungkook se sintió desechado, como un juguete viejo que tiran a la basura cuando ya no es interesante. Era lo que habían hecho desde el principio: utilizarse mutuamente, pero Jungkook no pensó que dolería tanto el final.

El azabache ya lo había pronosticado, en los últimos días Seokjin se notaba más apagado, distante de él. Hablaba sobre cosas que le hubiesen gustado hacer en el futuro, un futuro en el que claramente Jungkook no figuraba. Evitando cualquier toque entre ellos después del clímax. Aun así el pelinegro había luchado contra aquellos indicios, diciéndose a sí mismo que no eran más que ideas ficticias de su mente inmadura. Sin embargo, esto era mucho más duro de lo que podría haber imaginado. Demasiado repentino e inesperado para poder sobreponerse a ello.   

Jungkook miró hacia el cielo por entre las hojas de los árboles, conteniendo la mezcla de rabia y tristeza alojadas en su pecho, el papel entre sus manos siendo destrozado lentamente.

¿Por qué? ¿Por qué tuvo que ser de esa manera?


¿Tan poco significaba Jungkook para Seokjin que siquiera valía la pena decir el último adiós en persona?

Una nota, solo eso.

Una pequeña nota atada con una cinta a la rama de un árbol fue todo lo que había encontrado al llegar esa tarde a su lugar de encuentro.


« Jungkook, lo siento, pero ya no puedo continuar viéndote. Estamos poniendo en riesgo todo lo que tenemos por algo que no tiene futuro ni sostén.

Espero que puedas comprenderlo y continuar con tu vida del mismo modo que yo he decidido hacer. Algún día miraremos atrás y veremos esto como una tontería más de la juventud.

Te deseo la mejor de las suertes, eres una persona maravillosa. Siempre te recordaré con afecto. »

¡Rayos, Seokjin! Ni siquiera le había dado un chance para intentar retenerlo. Ni siquiera tuvo la oportunidad de confesar lo que sentía antes de separar sus vertientes. Ni siquiera hubo un último beso amargo. Ahora sólo le quedaba culparse por todo lo que no hizo y no pudo ser.


Jungkook apretó los dientes, prohibiéndose a sí mismo derramar lágrimas por alguien que no le merecía.

Su mirada descendió hasta la cristalina agua del lago; allí había comenzado todo y allí debía terminar.

Los trozos de papel fueron liberados en la superficie del enorme espejo acuoso y se sumergieron con lentitud hasta desaparecer en las oscuras profundidades. Con ellos sería el entierro de su breve historia.

Jungkook se dejó caer en el suelo, acunado entre las raíces de un viejo árbol, sus rodillas viajaron al pecho y su rostro se hundió entre ellas. Ahora solo podía buscar consuelo en la madre tierra.

Debía olvidarlo, tenía que hacerlo. Pensar objetivamente y apartar sus sentimientos sería lo mejor. Entraría a casa como siempre, con una gran sonrisa y lleno de energía, elogiaría a su madre por la cena y se prepararía para ayudar en la cosecha del pueblo al día siguiente. Su dolor era algo que tendría que aprender a acallar hasta que el tiempo lo borrase completamente. No había penuria que el tiempo no curara. Aunque el azabache sabía que su caso requeriría mucho. Se había aferrado demasiado al naranja sin siquiera notarlo, ya no lograba imaginar sus días sin sin Seokjin presente.

Necesitaba olvidar a Seokjin, dejarlo ir... pero, Jungkook no estaba seguro de poder hacerlo, de querer hacerlo.

Iota & Gamma «kookjin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora