Lian:
Me ingenie un plan bastante macabro.
Fue todo un espectáculo.
Se quedaron sin habla, literalmente...
Maté uno por uno, todos de distintas maneras.
Recordemos que dentro del lugar habían, al menos, nueve personas, de esos nueve solamente eliminé a cinco. No alcancé a hacerles algo a los demás; ya que por alguna razón que desconozco no estuvieron en el lugar.
Al primero que capturé lo colgué de un árbol, de ambas manos y resto del cuerpo colgando, vende sus ojos y cubrí su boca con un trozo de cinta adhesiva. Después tomé una hacha e inicié amputando uno sus pies, finalice claramente, con el pie sobrante. Mucho líquido sanguíneo ya corría por el suelo. Posteriormente, corté ambas piernas hasta sus rodillas y así sucesivamente llegué a su cintura.
Al dejarle la mitad del cuerpo, con mis manos empecé a desmebrar sus órganos hasta dejarlo totalmente vacío; el tipo ya estaba agonizando por desangrado masivo.
Me quedó su cabeza. La corté. Luego, fui al almacén y se las arrojé por la puerta.
En ese momento yo ya era otra persona.
No era el mismo Assael de siempre, sentí una energía ruin y grotesca. Un sentimiento de asesinar a todo aquel que se atreviera a ponerse frente a mi.
Como siguiente, esperé a que salieran los otros integrantes de aquel grupo. Dicho y echo, uno más de ellos salió portando en ambas manos unos cuchillos; un poco más grandes del tamaño común. Debido a su cubre bocas, solamente pude distinguir rencor en sus ojos, como si yo fuera la persona que le causó mucho daño.
Procedió a caminar hacia mi, despiadadamente, observando los cuchillos y lamiendo cada uno.
Ya me había convertido en uno ellos.
Me di la comodidad de reí irónicamente para sentirme superior a él.
Comencé a retroceder de aquel tipo para que me siguiera a una cerca eléctrica que no quedaba muy lejos de allí. Ya tenía pensado como terminaría su vida.
Al llegar a aquella barrera eléctrica, el sádico debió sentir que ya había conseguido matarme, pero no, saqué el machete que traía en mi mochila y corrí como un psicópata hacia él, haciendo distintos movimientos con mis manos y mirándolo con cara de victoria.
Posteriormente apunté a sus manos, el tipo confundido no pudo reaccionar rápido y logré amputarle una de ellas, el cuchillo y su mano salieron disparados a los lados. Después giré, hice fuerza y encaje el machete sobre el centro de su pecho, para acto seguido, lanzarlo a la cerca eléctrica.
Su cuerpo chocó contra la cerca y en el centro de su pecho se hizo un agujero debido al alto voltaje que ésta tenía. Sus ojos se hincharon y explotaron. Observé su sangre salpicar en el suelo, como también en mi rostro. Al final, hice una sonrisa despiadada y me marché. Quedé satisfecho.
Cuando iba a medio camino mientras me dirigía al almacén, me esperaban otros dos de ellos. Reí levemente. Con el machete ensangrentado y mi rostro demente los vi fijamente. Fui dando un paso por paso lentamente y por siguiente, ellos se alejaban. Sintieron mi locura.
No quise hacer mucho esfuerzo, abrí mi mochila y saqué dos bombas de fuego caseras. Las encendí. Corrí alrededor de ellos, saltando y riendo a más no poder. Arroje una en un árbol para distraer. Se incendió. En ese lapso, me acerqué uno de ellos y apunté a su rodilla con el machete, luego, se dejó caer sobre el suelo. El otro intentó ayudarlo, solamente me rozó con un cuchillo en el brazo izquierdo. Me aleje y lancé la bomba de fuego al que estaba en el suelo. El tipo que estaba ileso se alejó rápido de ahí. Aproveché y me aproxime al que tirado en suelo se incendiaba cada vez más. Rápidamente comencé a darle machetazos en su cuerpo quemado, hasta cortar todo su cuerpo en pedazos; y para ese instante, el otro se había escondido entre los helechos del alrededor.
Me levanté lentamente. Observé el entorno buscando a mi siguiente víctima. Las llamas deslumbraban mi rostro cubierto de sangre. Lamí los restos de carne y sangre del machete.
Posteriormente, caminé hacia un helecho que mi instinto me dictó que el otro pudiera estar escondido. Al llegar el tipo me salió por la espalda, del cual, logró hacerme un corte grande sobre mi espalda que provocó que cayera al suelo.
Sentí mi liquido sanguíneo escurriendo mi espalda. Sentí excitación y dolor al mismo tiempo.
Acto seguido, abrí mi sudadera mientras estaba en el suelo, en ella, portaba unas pequeñas navajas. Tomé algunas y las enterré en su estómago; hice lo mismo con el resto de navajas.
El tipo empezó a sangrar exagerado. Tomé mi machete y apunté a su cuello. Lo decapite. Salpicó mucho líquido rojo sobre el suelo y los alrededores que me causó satisfacción.
Todo era rojizo. Era una estanque de sangre fresca y jugosa. Se me antojaba beberla, pero no podía tomarme la molestia de hacerlo. El plan iba de acuerdo a mis expectativas.
Como siempre lamí a mi compañero de atrocidades, y procedí a mi siguiente víctima.
Ya era momento de sacar mi mejor arma.
Tomé una katana que había escondido cerca, para después dirigirme a buscar a alguien más. Cuando llegué al lugar, no se encontraba nadie. No había rastro de que hubiera alguien. Parecía como si se hubieran fugado del lugar.Para cuando iba a darme por vencido, uno más de ellos apareció sobre el techo del almacén. Me quedé inmóvil, observándolo. El tipo reía bastante grotesco. En su cintura, portaba un cinturón, uno de explosivos; y en sus manos, más de ellos.
Después, el tipo extrajo la seguridad de los explosivos, se quitó el cinturón y los arrojó en mi dirección. Me alejé rápidamente. Justo cuando tocaron el suelo, estallaron. La explosión me alcanzó, lo cual ocasionó que me arrastrara por el suelo.
El tipo reía para ese momento aún.
Me levanté. Sangre seguía escurriendo en mi espalda. Ya me sentía muy herido y cansado. Miré el techo del almacén pero el tipo ya no estaba, debía estar escondido por algún lugar. Giré a ver al alrededor, tratando de encontrarlo pero no daba señales de estar por ahí.
El tipo sin buscarlo salió de adentro del sitio. Traía algo en sus manos. Era una fotografía. Enfoqué para verla claramente. El sujeto me la mostró desde lejos. En la foto ilustraba a tu madre. Después me percaté que seguía desaparecida, que aún no la encontraban y nadie sabia nada de ella. Mis ojos se abrieron completamente y unas lágrimas se escaparon de ellos.
El tipo río burlesco. Luego procedió a romperla por la mitad y dejó caer los trozos al suelo.
Me percaté que ellos la habían secuestrado. Todo esté tiempo la tuvieron y si es que seguía ahí... Apreté el mango de la katana y mi cara se tornó llena de rencor. Comencé a correr hacia él. El sujeto extendió sus brazos, como si la muerte estuviera esperando. Llegué a él, corté su brazo y luego el otro. Después procedí a cortarle su cabeza. También ampute sus piernas. Y finalicé encajando la katana en su corazón.
Continúe buscando a los demás en el almacén y los alrededores. No encontré a nadie y nadie apareció después de asesinar al último.
Tiré la katana y caí de rodillas. Después me recoste en el suelo mirando el cielo. Comenzó a llorar. Era extraño que empezara a llover luego que todo terminara. Las gotas caían sobre mi herido y cansado cuerpo, y asimismo limpiando un poco la sangre que tenía sobre mi rostro.
Muchas preguntas siguieron pasando por mi cabeza. Sentía un dolor punzante en la frente. Mis heridas me ardían enormemente. Me quedé en el césped unos minutos, tratando de analizar lo que había pasado en tan poco tiempo. No podía razonar adecuadamente. No pude pensar de manera correcta.
Necesitaba descansar, así que regresé a casa para dormir un par de horas. Estaba agotado. Apenas llegué y me lancé a la cama. Cerré mis ojos hasta quedar sin consciencia.
Assael.
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Notas para Lian © | Completa | Editando
Mystery / ThrillerLian, te escribí. Sé de alguna manera que estás presente, pero las dudas me carcomen mi pensar. ¿Te encuentras aquí o ya no existes más en este mundo? Necesito una respuesta. Solamente una, Lian. No al plagio.