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Lian:

Ya pasó un buen tiempo de lo último sucedido.

Dormí un día completo de luego de eso. No supe nada del exterior ni de nadie.

No había tenido tiempo de salir, pues, mi mente estuvo siendo torturada y shokeada. No sabia que hacer. Además, la paranoia no me dejaba descansar ningún segundo cuando permanecía despierto.

De las muertes, no se dijo nada. El centro policial no quiso investigar acerca de los hechos, no les apetecio tomar el caso. El noticiero lo puntuó como masacre y sólo hasta ahí. Comentaron que una persona extremadamente psicópata sólo  haría eso; y de eso se trató. En fin, nadie quiso hablar sobre el caso por temor a que les afectará en sus vidas.

Regresé al sitio. El almacén quedó solitario, no había nada dentro, solamente un aura terrorífica y un olor putrefacto. Había un silencio incómodo. Un viento escalofriante. No hallé señales de aquella secta, lo más lógico es que se hayan fugado.

Cada una de las muertes las volví a vivir en aquel lugar que se convirtió en un campo de muertes. Olía a sangre aún.

Me he preguntado todo este tiempo si esos dementes tenían familia. Quizá pasaron por lo mismo que tú, Lian. En este mundo ya no se sabe lo más ruin que puede hacer y ser una persona. Que tal si ellos mismos descuartizaron a sus allegados y los comieron después. Que terror.

Esto llegó a su fin. Ya no habrá más muertes. Tampoco creo que esos zánganos vuelvan a presentarse por aquí. Hasta el aire de siente más ligero.

Bueno Lian, esto fue la atroz historia de tu familia. Espero hayas sido testigo de éstas notas que escribí para ti. Ojalá que ya no se vuelva a repetir algo similar a todo esté desastre.

Algún día volveremos a vernos.

Te extrañaré siempre, colega.

Assael.

Notas para Lian © | Completa | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora