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El pecado, la más deliciosa acción que los humanos podamos incurrir.

Dejarse enrollar por este, pues bien, te lleva a la perdición, pero te hace experimentar cuán sucios podemos llegar a ser los seres humanos.
Y una gran prueba de ello, era los dos hombres mas codiciados por su carisma y apariencia de ensueño.

¿Quién iba a creer que esto terminaría así? ¿Tú lo habrías pensado? La habitación empezaba a ser un desastre con cortinas rasgadas, lamparás caídas, sábanas revueltas, y jadeos guturales.

Una escena que algunos encontrarían o muy desagradable, o muy perfecta.
El movimiento rítmico de sus caderas chocando con el trasero del otro.

¡Oh! Pero que bello era pecar por primera vez para estos dos.
Pero antes de que empieces a confundirte, te mostraré el inicio, la raíz de la transgresión que es más fuerte que la mente.

~Hace cuatro meses. ~

— ¿Y cómo se encuentran Sohee y Sunmi?— Preguntó Nayeon tomó un sorbo de su té.

—Se encuentran muy bien, tan sanos como su padre. —sonrió Yuqi mostrando su perfecta y blanca dentadura.

Ambas madres miraron a los tres niños jugando, y sonrieron viéndose la una a la otra. Pero que
lindos eran sus pequeños, tan lindos como sus amados y exitosos esposos.

Park Jimin entró a la sala y saludó a Yuqi para después darle un dulce y cálido beso a su amada esposa; Park Nayeon.

— Woozi, cielo, ven a saludar a papá. —Ordenó Nayeon. El pequeño de cinco años corrió a donde se encontraban sus dos padres mientras Yuqi en silencio sonreía por ver cuán linda pareja hacían.

La tarde transcurrió con las dos jóvenes y hermosas madres, felices de la vida que tenían ahora. El chofer de Yuqi, recogió a los dos niños y a ella para ir a casa. Los dos pequeños cayeron rendidos por tanto jugar.

Yuqi no quería que se dormitaran sin cenar y ducharse, y durante todo el viaje se la pasó molestando y haciéndole cosquillas a los dos pequeños para que no se durmieran.

“Residencia Min.” El portón eléctrico fue abierto apenas el auto fue detectado por las cámaras de
seguridad.
Yuqi pidió a la niñera de los pequeños que pidiera a las cocineras preparar la cena, y
que luego de ello llevara a ambos niños a duchar. Ella obedeció e hizo lo que se le pidió.

— Aún no llega…— Yuqi mordió la uña de acrílico que llevaba puesta, y marcó al celular de su esposo, quien no tardó en responderle.

— Estoy por llegar a casa, no te preocupes. —contestó de inmediato debido a que era parte de la rutina; tardar más de lo normal por quedarse en el trabajo, excusarse con su esposa, cenar todos en familia, y hacerle el amor a su esposa de recompensa.

— Yoongi, ten cuidado ¿sí? —Algo había que le preocupaba a Yuqi, pero ¿qué podría ser? Tenía
una casa hermosa, una familia perfecta, no debería preocuparle nada, ¿cierto?

Yoongi se limitó a decir que sí y colgar. Y realmente todo ocurrió de esa forma; cenaron juntos, los niños fueron llevados a bañar y dormir por la niñera mientras Yoongi y su esposa se besaban cálidamente. Aunque para ser sincera, no había nada de cálido en ese beso para Yoongi.

Y eso empezaba a consumirlo, tal como un frágil y aromado palillo de incienso que al momento de que entraba en contacto con el fuego, no paraba de consumirse hasta llegar al final. Y Yoongi ya estaba a la mitad.

Hands Around My Throat | Yoonmin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora