Capítulo 6: Último día pt.1

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Letras normales: Español.

Letras en cursiva: Inglés.

Letras en negrita: Coreano.

(Los chats son todos en inglés)




Anteriormente:

-AAAAAAAW SE VEN TAN LINDOS JUNTOS!- habló Jimin mientras se acercaba y nos agarraba los cachetes. Le pegue un manotazo en la mano, y Do igual- son tal para cual...- negó con la cabeza sonriendo. Lo mire mal, y volvió directo con los chicos, para esconderse detrás de Bonhwa. Achine los ojos y el solo me sonrió angelical. Negué con la cabeza mientras rodaba los ojos.


9 de Enero, 2022. 19:29 pm. Seúl, Corea del Sur.

Después de estar dando vueltas por toda la feria, durante tres horas y media, decidimos irnos, pero antes de eso, junto con Do teníamos que ir a retirar nuestro premio, el cual, sigo sin saber cual es. En estas horas, las cosas con Do no han cambiado después de lo del concurso, seguimos iguales, solo que...tal vez me pongo un poco nerviosa cuando está muy cerca. Solo tal vez. Nos separamos del grupo para acercarnos a la administración y retirarlo. Decidí ignorar el hecho de que me estaba volviendo a poner nerviosa, y actué como si nada raro estuviese pasando. Caminamos en silencio, pero no era incómodo, por lo menos no para mi, no se que pensará él sobre esto. Lo miré detenidamente. La verdad es que Do siempre me pareció bastante apuesto, y me llamó la atención, solo que nunca se dió la oportunidad para que saliéramos, ya que simplemente...nos encontrábamos muy lejos, uno del otro y solo tuvimos una relación amistosa. Una muy unida por cierto, a pesar de la distancia. Recuerdo cuando nos conocimos, eramos unos nenes, dios que verguenza. Yo tenía 15 en ese entonces, mientras que él solo tenía 16 años. Éramos unos pubertos, muy hormonales, él más que yo claro está, y bastante prepotentes los dos a causa de malas experiencias de la vida. Me contestó un tweet, en el que yo hablaba de la exigencia que los fandoms coreanos, ponían sobre sus artistas, diciéndome que tenía razón y que no entendía el porque el 95% de los K-fans lo hacían. Y así comenzó una laaaaaaaarga charla sobre porque se explota y se les exige tanto a los artistas. No se cuantas veces nos contestamos los tweets, hasta que él me mandó un mensaje por DM diciendome que le había encantado la forma en la que exponía los temas e intentaba analizarlos desde todos los puntos de vistas posibles. Claramente me sonrojé con solo leer ese mensaje. Desde entonces, hablábamos todos los días, y a todas las horas que podíamos. Hasta que luego de estarnos hablando durante un año, nos movimos a Skype, donde hablamos cara a cara, o...bueno más bien cara a pantalla. Ese día hablamos durante dos horas y media, hasta que me tuve que ir a dormir, porque era muy tarde por la madrugada. Ahí nuestra amistad se fortaleció y hasta entonces hoy, todos los viernes por la noche para mi, y todos los sábados a la mañana para él, hacemos videollamada. Es como nuestra pequeña rutina de fin de semana, algo así como las noches de películas con amigos, solo que simplemente hablamos y ya. La verdad es que no podría vivir sin él. No se si me gusta o no, solo se que sin él no puedo vivir, quiero decir, no dependo de él para vivir, pero gracias a su presencia en mi vida, algunas cosas se logran más fácil o logran ser más amenas que antes. No me puedo imaginar una vida sin él, sea como amigo o como se den las cosas en algún futuro. Ahora que lo pienso...puede que tal vez me guste un poco...verga...

-Entonces todo esto es tuyo, y eso es mio- sacudí la cabeza bajando de a nube en la que me encontraba. Otra vez me había pasado, me había perdido en mis pensamientos. Lo miré confundida. El se rió- no escuchaste nada de lo que dije, ¿no?- negué sacudiendo la cabeza. El solo rió y me mostró pesada bolsa con lo que parecía ser chocolate. Sonreí de lado, para luego mirarlo a él. Tenía un brillo extraño en su mirada- Nuestro premio pequeña dama- reí mientras seguía mirándolo-¿Qué?- ladeó la cabeza confundido pero aún sonriendo. Me le acerqué hasta que sentí su respiración, vi como bajaba su mirada a mis labios. Segundos antes de que él decidiera acercarse a mí, tomé la bolsa con los chocolates y corrí hacia donde estaban los demás. Llegué sonriendo, y cuando él llegó también, pero se le notaba un poco su mal humor. Los chicos nos seguían felicitando y burlando, además de pedir algún que otro trozo de chocolate.

On Argentina's roadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora