Antes de que digan algo, sí, la historia va a cambiar, ¿lo siento?, no lo hago pero me veo obligada a disculparme, ésto fue horrible, pero no me juzguen fue una de mis primeras historias cuando inicie, cambiaré muchas historias y subiré otras más originales y con gran trama, ésto será diferente a la porquería que habían leído anteriormente. Denle amor.
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“No hay héroes, ni villanos a quién culpar; mientras que las rosas marchitas llenan el escenario. Y la emoción, la emoción se ha ido…”
¿Te hace feliz el poder?
Él; siempre fue él, con la corona rociada por el líquido carmesí que desde hace mucho salpicaba su nombre; la pureza de su alma marchitada de forma insolente por la manía de acabar con la vida. Él, un demonio que fue escupido del infierno con la intención de abandonarlo para que conquistara y reclamara el territorio que por lejos le pertenecía, pero nadie lo sabía, porque cuando se gritaba que el rey regresaría, la población bajaba la cabeza con resignación y besaban sus zapatos con fervor en busca de una misericordia hipócrita. Todos, exceptuando aquel ángel, y eso lo llamó, lo atrajo y de forma inesperada lo deseaba.
Después de todo, el tenía el control, el poder, el dominio y todos debían regocijarse a su voluntad, ¿no es así?, lo es, claro que lo es. Porque, al final de cuentas, él era el rey del mundo, y cuando Obito Uchiha decía que quería algo, lo obtenía, no importa el costo, no importa si era moral o no, le pertenecía.
Así que cuando lo vio, lo tomó.
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Sus dedos recorrieron con tentación el exigente metal que se posaba a su merced, girando éste por pura desdicha y lo miro, ojos grises que susurraban promesas pecaminosas con el éxtasis de una corrupción apenas planificada, con esos labios susceptibles a cualquier maltrato y ese cuerpo esbelto que gritaba la palabra "tuyo". Extendió sus dedos con anillos de oro que rozaban su piel; la impotencia se colo en el rostro ajeno, a punto de hacer huelga tras esa receptiva boca, pero no lo hizo, en cambio se inclino y beso sus nudillos con devoción falsa.
Dejó que la seda se despojara de su piel y habló, alto y claro, con aquel tono embriagado de poder. “Me amarás, haré que te enamores de mí.”, las palabras se perdieron en una ráfaga violenta de aire que removía las hebras azabache. Sonrió, de forma maníaca y oscura, el sadismo degustando con frenesí aquellos jadeos frágiles. Grabando esos alaridos llenos de pánico, esa respiración errática cuando sus manos se posaban en tan intrépido pecho, lo adoró, lo probó y se intoxicó.
Deleitó el amargo elixir que florecía en tan afable obra artística, gozando cada parte de su cuerpo y reclamando cada pieza como suya, lo desarmo bajo sus telas de seda. Y cuando terminó, cuando obtuvo lo que quería, enredo sus finos dedos en el arma que yacía entre sus manos y sin titubear, suspiró y entonces… Disparó.
Incluso, sin la máscara, sin las mentiras, ¿Quién eres?, ¿Un héroe o un villano? ¿Un mentiroso o alguien honesto? ¿Te conozco o sólo mientes al respecto? ¿Un demonio o un simple mortal bajo la fachada de uno?
Quizás sólo eres tú, pero entonces, sucede lo imposible, hay dos personalidades, dos historias, dos elecciones y sobre todo, dos nombres, así que dime, ¿Eres Obito o… Tobi?
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¿Les gustó?, ah, espero que sí, recuerden, actualizaciones cada quincena o fin de semana, no olviden votar y comentar, pues eso ayudaría muchísimo, sin nada más que decir, nos vemos, ¡hasta luego!
