Día 3

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Después de tanta conmoción se veía a un niño con la cara alumbrada por el brillo de la computadora.

-Vete al infierno Kenta Hachiko-

Enunció burlonamente mientras ingresaba el nombre al sistema de selección del gobierno, sin embargo el niño no se había percatado de que había alguien más con él y era nada más y nada menos que la pequeña rubia.

-Que moral tan quebrantada y envenenada por personas tan hipócritas como su mísima existencia ¿serás tú..?-

El niño volteó con horror y al ver a la pequeña rubia cayó de la silla en la que estaba.

-¡Ayudaaaa! ¿quién eres tú?-

La pequeña rubia frunció el seño y se agacho a su altura.

-Es de mala educación gritar e interrumpir a alguien ahora contesta, ¿eres tú el brillante?-

Ante tal pregunta el niño se confundió más y se hizo para atrás.

-¿Quién eres?-

La pequeña rubia se levantó y lo miro como si fuese menos.

-Yo soy quien juzga a las personas como tú pero si lo que quieres saber es mi nombre, yo también quiero saber cuál es, por eso busco al brillante-

El niño empezó a reír hasta que la pequeña rubia puso su muñeca en el escritorio y se acercó al niño, y le enterró las uñas en la cuenca los ojos.

-Para ugh, duele ahh, mamá- gritaba desesperado hasta que la pequeña sacó sus manos.

-No eres el que busco-

Sacó del vestido de su muñeca una pistola y le voló la cabeza.

-Desperdicio- enunció enojada para luego irse sin dejar rastro.

Continuará...

30 días de desesperación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora