♦PRIMERA PARTE DE LA SAGA "UN DESTINO, UNA MANADA"♦
Andrew Brooks, omega odiado por su propia manada, regalado como ofrenda de paz al alfa de la manada enemiga tendrá que luchar consigo mismo respetando una valiosa promesa.
Sera difícil y más si el...
Por fin hemos llegado a la manada BlueMoon, el trayecto fue largo. La verdad es que dormí durante casi todo el camino me encontraba muy cansado, esa noche en la celda me cobro factura y en la comodidad del asiento trasero de la camioneta no pude evitar dormir.
— Joven Brooks ya puede bajar— dice Cameron abriendo mi puerta justo después de que Aarón aparcó frente a una enorme casa de estilo rústico pero moderno.
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— Gracias— dije bajando de la camioneta.
— Síganos joven Brooks, nuestro alfa está impaciente por verlo— dice Aarón indicándome el camino.
Entramos a la enorme casa. No alcance a dar más de dos paso dentro cuando ya unos delgados brazos estaban sujetándome por los hombros en un muy cálido y amoroso abrazo y por un momento imagine que así se sentiría ser abrazado por mi madre, de inmediato me deshice de esos pensamientos no quiera que más personas me vieran llorar.
— ¡¡Whaaaa!! Por fin llegaste, mi hermanito estará muy feliz de verte no ha dejado de sonreír desde que se levantó esta mañana— hablo la chica frente a mí.
—Sofía ¿Dónde está Paul?, es extraño que no esté ya sobre el pequeño joven Brooks— pregunto Aarón.
-Paul- por alguna razón me suena conocido ese nombre, hago memoria y por más que busco en mí, no recuerdo que alguno de los hombres de la manada BloodWolf se llame así, quizás sean solo imaginaciones mías.
— Hubo un problema en la frontera norte al parecer un grupo de jóvenes lobos invadió nuestro territorio y Paul fue a resolverlo— dice Sofía para después voltear a verme.
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Sofía una chica de cabellos rubios, ojos verdes, tez blanca y expresión tranquila me mira con una gran sonrisa en el rostro.
— Ahora entiendo la desesperación de mi hermano por ya tenerte aquí ¡¡¡ERES TAN LINDOOO!!! — chillo volviendo a abrazarme yo solo pude sentir mi rostro arder e intentar de algún modo corresponder su abrazo.
— Sofía suéltalo ya, déjalo respirar— dice Cameron separando a Sofía de mí.
— Ok, ok ya lo dejo...por el momento— oí susurrar a Sofía con una sonrisa extraña —Casi lo olvido, es un placer me llamo Sofía Anderson— dice extendiendo su mano en forma de saludo.
