Confused (Saga ¡Mi bebé! Libro1)

Capítulo 2

Baila.

3 NOV
Pensar que alguien te ama es algo bonito. Se siente bien. Saber que alguien te ama de una manera distinta a la fraternal, manera de la cual estamos acostumbrados a sentir, sería algo... maravilloso. Según creo.

¿Alguna vez amé a Parker?

Dicha pregunta bailaba dentro de mi cerebro estos últimos 3 días. No era un Vals, claro que no. La desgraciada baila reguetón, salsa y hasta me hacía twerk burlándose de mí.

Internamente quería justificar su acción. Tal vez ellos sí se amaban y nuestra relación solo era un impedimento para que su amor floreciera. Tal vez él buscaba el amor que yo no le di...

No.

Justificar el error de otra persona era tanto algo negativo, como positivo. En este caso era muy negativo. A veces, cuando el recuerdo de ese 29 de octubre llegaba a mí, trataba de darle una buena razón, como las ya mencionadas; solo que me destrozaba pensar en eso. Creer que lo amarraba a mí y le impedía ser feliz era difícil, puesto que sabía que no era verdad. Aun así, con mi lucha interior lloraba desconsolada en casa. Sintiendo que no sabia amar.

Sabiendo que no sabia amar.

- ¿Pero qué has hecho contigo? Mira nada más como te ves de desastrosa. Hasta sin arreglar llevas las uñas. Muévete, al baño ¡rápido! A lavar las penas que ya no apenan. - Fue como mi mejor amiga me saludó después de no verla durante dos meses por su viaje a Colombia. Esta me empujaba al lavabo y yo, siendo un pequeño ser sin fuerza para discutirlo, me dejé llevar. Me encerró y dijo

- Hasta que no escuche el agua caer dos veces por minutos, unas ocho veces, ¡no sales!
Suspiré. Evitando el espejo, me senté en la tapa del inodoro desalentada.

¿Por qué no me dejaba seguir revolcándome en mis penas y mi rencor?

Me abrigué más con la bata azul clarita. No quería nada.

- A la ducha. - Tamara había abierto la puerta. Estaba seria. - Elizabeth... - Se sentó en el suelo frente a mí, algo para nada usual en ella. Odiaba hacer eso tanto como yo estaba odiando el mundo. Lo que me llamó la atención fue su rostro, que en el marco de la puerta era serio, y ahora tenía un semblante de mamá que asustaba. - Ya basta. Por favor ya no más. Luca ha llamado estos tres días que ha venido a ver que no saltes la ventana y le rompe verte así. - Me incomodé. No es justo con él. No es justo que lo de Parker también juegue con él. -

- Tamy, yo...

- Nada, Eli. Sé que aún es reciente pero mírate. No has ido a trabajar; has bajado unos diez kilos. Te escondes del mundo por culpa de una sola persona. Por favor, intenta... intenta brillar de nuevo.

Sin palabras me quedé viéndola y lloré. Literalmente me tiré a sus brazos en donde me abrazó fuerte. No dijimos nada y estaba muy feliz con eso. Necesitaba despejar mi mente, pero para eso debía sacar todo. Eliminarlo por completo, (o lo que más pudiera), de mi vida. Avergonzada, le comenté mi pensamiento sobre no saber cómo "dejarlo fluir".

- Debes primero desinfectar la herida, Eli, aunque duela. Cuéntame cómo te enteraste de que era la misma- A Tamara le había hablado sobre la chica, semanas atrás de confirmar mi sospecha de infidelidad. Los había visto muy amistoso un día que fui al Bufet de abogados donde trabaja Parker. Ella era melosa, muy melosa ahora que recuerdo.

- Hace días no lo veía, así que quise darle una sorpresa en su casa. Sabes que, que yo - No lloraba desconsolada, pero tampoco podía hablar como si estuviera espléndida. - que yo tengo llaves de su apartamento y él del mío. ¡Justo ese maldito día las olvidé! - me abrazó fuerte y sentí como su mano me acariciaba la espalda. - Me asomé a la ventana y... y...