Sábado, 31 de octubre de 1981.
Remus y Sirius celebran Halloween encerrados en casa, escuchando música y viendo películas muggle de terror en el viejo televisor que recogieron de casa de la madre de Remus. Este año no pueden celebrarlo como Merlín manda, pero definitivamente no era un mal plan al que resignarse.
Su relación tampoco parece estar en su mejor momento: cada vez tienen menos tiempo el uno para el otro. Y eso, inevitablemente, provoca que los pequeños roces se vayan magnificando. Ninguno de los dos parece querer dar pasos muy definitivos, dados los tiempos que corren, así que se conforman con hacerse compañía esperando a que uno de los dos obligue al otro a sentarse y hablar.
Pero, sin duda, lo que más influenciaría este distanciamiento, sería este último año y medio. Desde que Sybill advirtió a Dumbledore de la profecía que pesaba sobre algunos miembros de la Orden, James y Lily habían estado escondidos en una localización segura. James quiso que Sirius fuera su Guardián, por lo que él es el único que sabe exactamente dónde están.
Remus finge que le parece bien y que no le molesta, pero se le da regular mentir, y más si al que tiene que engañar es a Sirius. No puede culpar a James por tomar esa decisión, pero cuando Sirius desaparece sin decir nada, durante horas e incluso días, no puede evitar comerse la cabeza con la idea de que haya algo más que él no es capaz de ver.
Por su parte, Sirius tampoco las tiene todas consigo desde que Remus ha vuelto, poco a poco, a encerrarse en su coraza. Ya no le deja acompañarle en las noches de luna llena. Siempre encuentra la excusa perfecta para, simplemente, esfumarse cuando le conviene y reaparecer la tarde siguiente.
Ambos van jugando con fuego, sabiendo que un día tocará abrir el cajón de mierda. Una mala contestación, el quinto "hoy no me apetece" consecutivo, miradas furtivas. Vigilantes pero sosegados, el perro y el lobo, se acechan el uno al otro.
Y aun así, a pesar de todo, quedaban días como hoy. Días en los que ambos necesitan estar en silencio y reencontrarse. El simple hecho de tocarse, lamerse, besarse... que el contacto físico y los instintos más básicos se encarguen de poner en pausa todo lo que está mal.
En la tele están dando Halloween, así que se acurrucan bajo la manta de tartán, en el sofá cama del comedor. Sirius se pone la capucha y se dedica a mordisquear el cuello de la sudadera mientras dibuja círculos en el dorso de la mano de Remus. Está nervioso. Remus lo nota y pone su mano con la palma boca arriba, invitando a Sirius a entrelazar sus dedos. Él le devuelve el gesto y le regala una sonrisa, escondida tras los mechones de pelo negro que sobresalen, desordenados, de la capucha.
– ¿Lunático...?
–Dime.
Sirius no sabe qué quiere preguntarle. Sabe que deben hablar, cuanto antes mejor, pero no tiene ni idea de por dónde quiere, o necesita, empezar. Necesita saber tantas cosas... quiere que le cuente por qué no le deja estar con él las noches de luna llena. Quiere saber por qué le miente cuando le pregunta dónde ha estado. Por qué le dice que este mes ha bajado a South Downs cuando él ha visto, con sus propios ojos, como tomaba un tren a Cardiff.
Tiene miedo de que Remus esté enfadado con él por desconfiar de su palabra y de sus actos, después de todo lo que han vivido juntos. Le aterra pensar en que la guerra pueda acabar y que lo que existía entre ellos nunca vuelva a ser lo que fue. Pero de lo que más miedo le da es que Remus, su Remus, la persona más buena y paciente del planeta, haya podido traicionarle a él, a James, a Lily, a Peter y al pequeño Harry.
Como iba siendo costumbre, Sirius no le cuenta a Remus absolutamente nada sobre James y Lily. En gran parte por el voto de secretismo que hizo con James, por su seguridad, pero también porque en la Orden se rumoreaba la posibilidad de que hubiera un agente doble que estuviera informando a Voldemort. Y todo parece apuntar a Remus. No puede contarle nada de esto, por mucho que él no le crea capaz de hacer algo así. Encontrar una evidencia tras otra, desmontando su coartada, le parte el corazón.
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Constellate | Wolfstar
FanfictionColección de one-shot de Wolfstar (Sirius Black y Remus Lupin). Estos one-shot mezclan el canon de J.K. Rowling con el establecido por LA BIBLIA del Wolfstar, el archiconocidísimo Marauder!Crack, escrito por Irati (@miss_journal en LiveJournal)...