"Lobo solitario"

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Rachelle

Caminaba por los pasillos desbordados por estudiantes del edificio de Artes, mientras me reía a carcajadas de la tremenda escena que acababa de vivir. Se sentía tan satisfactorio poner la princesita de esta universidad en su maldito lugar.

Lo único bueno que había aprendido de mi familia era que nunca me deje pisotear por nadie, menos por una princesa estúpida. Sabios consejos de unos padres ausentes.

-Se que estás ahí Michael-gire sobre mis talones, para encontrarme a mí hermano mayor y a mi mejor amigo-Tu mugroso perfume "atrapa nenas" se siente de acá hasta el edificio de ciencias.

-Mi perfume es delicioso-se defendió

-Si, para atraer putas-respondí cruzada de brazos.

Michael se acercó y revolvió mi pelo con ternura, como siempre lo hacía desde que éramos unos niños. Él y yo nos llevamos unos cinco años, casi nunca discutíamos y a decir verdad, era única la única familia que tenía.

-¿Por qué estás tan felíz?-pregunto mientras comenzaba a caminar-Qué sonrías mucho tiempo, hace que manche mis pantalones.

Era tan típico de Mikey hacer comentarios referidos al excremento.

-Puse a la princesita en su maldito lugar-llegué a mi casillero y lo abrí-Se lo merecía

Mientras buscaba mi cuadernillo dentro de aquel perfecto desastre, Mike se paró junto  a mí, con los brazos cruzados pensando.

-¿Era Caroline?-pregunto mientras saludaba a los chicos del equipo.

Mi hermano era muy popular en la universidad, ya que había estado en el equipo, destacaba demasiado en su carrera de música y era un DJ los fines de semanas. Además, era muy atractivo, por lo que atraía a la mayoría de las chicas de la universidad. Mientras que yo, bueno era conocida como "la hermana de la bomba sexual de Michael", "la rarita Amber" o (como me conocía mis compañeros) "el lobo solitario".

No era un secreto de que era una persona solitaria, pero mis compañeros de clases me conocían por ser un caos y muy buena metiéndome en problemas, sin importarme las consecuencias. ¿Estaba sola? Efectivamente, pero sabía cómo divertirme.

No tenía amigos, porque no me gustaban las amistades superficiales, ya que la mayoría se acercaban a mí por ser la "hermanita del sexy de Mike" y en verdad odiaba a ese tipo de personas.

Una vez que encontré mi cuadernillo de hojas amarillas, cerré mi casillero. Ese cuadernillo era mi vida, ya que estaba escribiendo una obra que tenía que presentar al final del semestre. El profesor William me había asignado escribir una obra que reflejará mi esencia y tenía que corregirla con él por lo menos una vez cada dos semanas. Me tenía de los pelos, ya que había rechazado algunas líneas porque decía "esto no eres tú Rachelle, sé que podés hacerlo mejor".

Entre eso y las audiciones para participar en la obra la próxima semana, me tenía demasiado ocupada. Necesitaba el papel, porque iba a venir un importante patrocinador de Hollywood y quería demostrarle que soy capaz.

-En serio, ¿Como te fue en tu ensayo con Sebastian?-comenzamos a caminar rumbo al campus-Quiero detalles de esa pelea.

Solté una pequeña risa, ya que le encantaba escuchar sobre mis peleas.

-Todo iba de maravilla, hasta que la estúpida princesita tuvo que interrumpir con sus estúpidos celos-abrí la puerta principal, que daba justo al ala este del campus-Esa mujer puede tener chicos trofeos y ser realmente hermosa, pero sus inseguridades al ser el centro de atención las veinticuatro horas, no sé las saca nada. Llega un punto que es insoportable.

La leve brisa fría que corría en noviembre, daba la señal que no faltaba mucho para que el caos comenzará, ya que la mayoría de los proyectos se presentaban antes de las vacaciones de Navidad.

Me senté en el césped, mientras me perdía en la hermosa vista hacia un bosque lejano.

Siempre tuve la necesidad de escapar de esta ciudad y lo iba hacer, cuando terminaba mis estudios.

-A decir verdad, a mí tampoco me cae bien-comento Mike sacándome de mis pensamientos-Monstruo, deberías tener por lo menos un amigo en este lugar. No podés estar todo el tiempo sola.

Triste pero cierto, ere consiente que no podía estar sola el resto de mi vida, pero no me molestaba demasiado.

-Sabes perfectamente lo que pienso de las amistades.

-Ray-Ray te quiero cuidar y no quiero que estés sola.

A decir verdad, de vez en cuando estaba con él y sus amigos. Pero sentía que molestaba aunque me lo negará, me sentía el mal tercio, por lo que siempre me iba con una excusa muy bien ensayada.

-¿Que me dices de Seba?-pregunto con una voz pícara, seguida con una mirada pervertida-Algo me dice que le gustas.

-Primero, es imposible, ya que apenas sabe mi nombre y no salgo con tus amigos-me tiré en el césped, mientras me tapaba la cara con el cuadernillo.

-No me molestaría que salgas con él, es un buen chico y confío que no te va hacer daño.

-¿No tenés algo mejor que hacer?-le pegue con el cuadernillo en la cabeza.

-Bien, te dejo con tu rincón emo-se levantó y me dió un pequeño beso en la frente-No te metas en tantos problemas,que ya no podré cubrirte.

-Si jefe.

Me quedé tirada en el césped, mirando el cielo e intentando conectarme con mi "esencia". Pero ¿Como me conecto con ella? Dios, esto es jodidamente difícil.

Me senté frustrada, no podía hacerlo. Del bolsillo de mi campera de cuero, saque mi celular. Abrí el reproductor, conecte mis auriculares y puse la "reproducción aleatoria".

Demons de Imagine Dragons sonaba en mis oídos. Volví a mi antigua posición, mirando el cielo.

Fue un grave error, porque el sentimiento de soledad y los demonios de mi mente, comenzaron a herirme. Cerré mis ojos, intentando evitar que las malditas lágrimas corrieran por mi cara. Tape mi rostro con mis manos, ya que no quería que alguien en este lugar me viera de esta forma.

Alguien se paró frente de mí, ya que me estaba tapando el poco sol que había.

-Creí que no tenías sentimientos-comento Sebas poniéndose en cuclillas.

-Tuve días peores-respondí quitando las manos de mi cara.

No podía negar que los hermosos ojos verdes que tenía Sebastian hacían que me sintiera vulnerable.

-Lo siento por lo que sucedió en en ensayo-rasco su nuca un poco incómodo-Caroline es un poco territorial.

-¿En serio? No lo había notado Sebastian, gracias por el dato.

Me senté, mientras me sacaba un poco la mugre de mi cabello negro azabache. Gire hacia dónde estaba él y me saque los auriculares,ya que me sentía irrespetuosa escuchando música, mientras intentaba de hablar con él

-¿Quieres volver a intentarlo?

-¿Honestamente? No-me levanté, ya que tenía que ver al profesor William-Sebas, no quiero volver a enfrentarme a tu novia de nuevo, porque lo más probable es que la termine golpeando.

Dicho eso me levanté y me dirigí al edificio de ciencias, ya que ahí se encontraba la sala de profesores.

Escuché que Sebastian me gritaba algo, pero no pude oírlo.

Take me awayWhere stories live. Discover now