Sebastian
Aquella noche no pude dormir bien porque las palabras de Rachalle hacían eco en mi cabeza. En cierta parte tenía razón, no podía continuar tragando todo lo que me molestaba de Caroline. No podía seguir así.
La luz que entraba por la ventana me cegó por completo, seguido por el irritante sonido del despertador.
-Apaga esa mierda-dijo Aaron, mientras me daba un golpe seco con una almohada.
Aaron era mi compañero de cuarto desde primer año. Nos llevábamos bastante bien, aunque de vez en cuando nos gusta pelear, solo por aburrimiento.
Me levanté más cansado que la noche anterior. Busque en el armario ropa limpia y mi toalla. Siempre me vestía un poco dentro de aquellos baños extraños, porque no me gustaba la idea de andar en toalla por los pasillos, ya que nunca faltan las bromas pesadas.
Lo único malo de esta universidad era que las duchas eran compartidas (obviamente que se dividían en cubículos individuales), pero no sacaba el hecho de que era extraño.
Salí de la habitación, junto a Aaron rumbo a los baños. Me di una ducha de agua tibia, mientras intentaba acomodar mis ideas y me mentalizaba para lo que iba a hacer ese día. lo que más me preocupaba era como hablar con Caroline sin provocar un desastre. lo cual, si soy sincero, iba a ser casi imposible.
Cerré la ducha, me seque un poco y me puse el vaquero que habia llevado a la ducha conmigo, quedando desnudo en la porte de arriba. Salí de aquel baño rumbo a la habitación, entre y Aaron estaba en toalla revolviendo el armario.
-Tardas una eternidad bajo del agua, ¿Te estabas masturbando?-dijo mientras abría los cajones.
-No puedo hacer eso en público.-bromee.
Mientras revolvía los cajones buscando una remera limpia o que no se note que estaba arrugada. La puerta se abrió de golpe y ambos dimos un salto. Voltee y me encontré con Caroline, que a decir verdad, se veia bastante alterada, sus ojos estaban un poco rojos, tenía el cabello un poco despeinado, y se podia ver que tambien estaba algo molesta.
-¿Que estás haciendo?-pregunto Aaron.
-Necesitamos privacidad para discutir.
Dicho eso, lo agarró del brazo y lo saco de la habitación (aún usando aquella toalla). Cerró la puerta y la trabó.
-Ya te dije ayer que no estoy de humor para discutir.
-Sí, eso dijiste ayer, pero ya paso un día y todavía no me has dirijido la palabra ¿Entonces qué? ¿No vamos a volver hablar nunca?
Note que estaba un poco asustada, porque nunca habíamos estado peleados por tanto tiempo. Usualmente cuando discutíamos, nos arreglamos a las pocas horas. A decir verdad, creo que que el tiempo más largo que hemos estados enfadados fueron 3 horas y eso fue cuando teníamos 7 y 8 años.
Pero esto era diferente.
-Yo no dije eso, solo necesito tiempo. Porque esta vez fuiste muy lejos.
-¿A qué te referís?
-¿Es una broma?
¿Tengo cara de estar bromeando?-respondio con sarcasmo.
-¿Sos consiente de lo que provocaste, verdad?
-¿Hablas del castigo de Rachelle? No creí que iba a castigarla de esa forma. De hecho no era mi intención que la castigaran, eso fue como un bonus.
Ignore lo último ya que no quería iniciar una discución absurda, cosa que creo no esta yendo bien.
-No solo el castigo de Rachelle, sino de que gracias a tí Cath fue a un internado muy lejos de acá.
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Take me away
Teen FictionCaroline Jones y Rachelle Ambers son dos chicas completamente opuestas. Rachelle es la viva imagen del caos, la loca por el teatro. Si bien, es una chica solitaria, fría y oscura, bajo esa capa, hay una chica realmente rota e interesante. Caroline e...