Capítulo 1

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La última luz del día se filtraba por las vidrieras de la iglesia. Hasta el último rincón de aquel pacífico lugar era bañado por algún color entre naranja y rosa, dándole incluso un aspecto más puro. Se escucharon unos pasos por el frío suelo, luego el sonido de cerrar un libro y de nuevo los únicos pasos de la iglesia.


Todoroki Enji portaba la Biblia debajo de su brazo. Aquel sacerdote imponía hasta a las figuras vacías de los angeles que adornaban aquel santuario. Con un aspecto serio avanzó hasta las puertas principales para concurrir el cierre final del día. Era un hombre alto, muy en buena forma, ojos azules penetrantes y un cabello rojo fuego. Su vestimenta habitual era su túnica negra adornada con una tela blanca larga que le caía por delante de los hombros. No era normal ver a un hombre tan grande y musculoso como sacerdote, pero más llamaba la atención era su cabello, un rojo palpitante.


Siendo instruido desde pequeño, Enji se convirtió desde joven en sacerdote en un pequeño pueblo agrícola llamado Montand. Aparte de su profesión, era un líder para los habitantes del pueblo. Un hombre tan robusto, serio y cuadriculado como él se convirtió rápidamente en una figura esencial del pueblo cual todo el mundo confiaba. Ayudaba si existía cualquier problema, protegía a los pueblerinos y recitaba la Santa Biblia en la misa. A pesar de tener un carácter un tanto especial y delicado, era querido en aquel sitio. No había nadie que le llevará la contraria ni nadie quien lo odiase.

El hombre llegó a las puertas dispuesto a salir y cerrar con llave para volver a su casa no muy lejos.. Nada más poner una mano en el manillar de la puerta escuchó un suspiro por atrás:

- Vaya sitio más fastidioso.

Enji se volteó a la voz, provenía del altar. No había nadie allí excepto él, miró rápidamente a los alrededores y volvió a mirar las puertas pensando que había sido su vergonzosa imaginación tras un largo día de trabajo:

- Ni siquiera es de noche.

Ahora sí, había alguien dentro con él. Se volteó de nuevo bruscamente hacía el altar del fondo, allí había algo. Algo o alguien, estaba tumbado boca arriba en el propio altar y hacía gestos agarrandose a la tela como si lo estuvieran… Se arqueaba y suspiraba. Pero aquel ser no era humano, fue lo que pensó el sacerdote cuando se aproximó a la figura desconocida.

Era un hombre, joven, no le echaba más de 22 años. Tenía alas, pero no era un ángel. Alas grandes y  rojas, plumas  asomaban de ellas dispuestas a casi cortarte como si te acercaras. El joven tenía también unos pequeños cuernos que le asomaban por su cabello rubio. Definitivamente, aquel ser era un demonio.

Tan pronto como lo reconoció Enji Todoroki se puso a la defensiva, aquel monstruo no tocaría a la gente del pueblo. El demonio soltó un último suspiro, abrió los ojos al notar una presencia más en la iglesia, se incorporó del altar y se sentó cruzando las piernas. Había un hombre, un sacerdote averiguó por sus ropas. Al ser alado le brillaron los ojos y abrió la boca en señal de sorpresa, pues menudo sacerdote:

- Espera ¿ tú eres el sacerdote de este cutre pueblo ?

- Largo de aquí.- le gruñó el contrario sin responderle.

El demonio se bajó de un salto para acortar la distancia:

- ¿ De verdad eres el sacerdote ? Me habían advertido de que el hombre que custodiaba este odioso sitio era fuerte pero nunca me contaron que me temblaría el culo con solo mirarte. Y te puedo asegurar de que no es por miedo.

El sacerdote recordó de que en su capillita particular había agua bendecida:

- Nunca me había atraído un viejo como tú, eres toda una excepción. Dime, ¿ cuántos años tienes ? No llegas a los 50 seguro…

- ¡ Cállate !

El demonio levantó las manos y sonrio:

- Encima de todo de que estoy siendo educado, solo te estoy preguntando por tu edad.

Enji pensó que podría derribarlo, él era mucho más alto y fuerte que aquel demonio, pero se arriesgaba a que el demonio le hiciera algo. El joven adivinó sus pensamientos solo con mirarle la expresión:

- Por favor, si te acercas que sea para besarme y darme por detrás. Por cierto, soy Hawks.

- ¿ Qué haces aquí maldito demonio ?

- Bueno, tenía la misión de llevarme algunas almas e investigar un poco el lugar, pero vamos, esa idea queda desplazada después de verte a ti.- le guiñó un ojo.

El sacerdote se estaba poniendo cada vez más furioso, apretaba sus puños con fuerza, Hawks los miró de soslayo, aquel hombre de verdad que lucía fuerte:

- Ummm, creo que te llamas Engu o algo así.

- Enji.- le corrigió apretando los dientes.

- De acuerdo daddy.

“ ¿ Daddy ? ” Podría ser su hijo perfectamente. Perdido en ese pensamiento, Hawks se le acercó rápidamente. Con solo rozarlo y decir unas palabras en un idioma desconocido derribó a Enji y lo tumbo en el suelo. Sea lo que dijo, el sacerdote no podía moverse, ningún músculo respondía. El demonio esbozó una sonrisa tranquila, se sentó sobre él y se acomodó en esa parte tan especial, frotándose un poco:

- Si eres tan grande y fuerte, no puedo esperar a verte la polla.

Enji gruñó más alto e intentó moverse, nada. En realidad, su oponente no pesaba mucho pero el hechizo, embrujo o lo que Dios sabe, era bastante poderoso. El demonio alado se quedó allí encima, mirándolo curiosamente. Con un dedo empezó a recorrerle las facciones de la cara, suspirando:

- Creo que no te das cuenta el fuego que has encendido en mi gran sacerdote.

Su dedo llego a los labios de su nuevo humano favorito, eran carnosos, con solo pensarlo le tembló el cuerpo:

- ¿ Sabes ?  Yo hace un tiempo fui humano como tú. Pero ya viéndome sabes que algo salió mal. ¿ Quieres saberlo ?

Enji solo pudo fruncir las cejas a modo de enfado, esa situación en la que estaba le parecía muy humillante. Hawks siguió acariciando la cara de su enemigo, pero esta vez con toda su mano, a pesar de ser un hombre mayor le gustaba la textura de su piel. Mentía, le gustaba aquel hombre entero, lo estaba excitando:

- Tenía… Bueno y sigo teniendo 22 años, un demonio vino al pueblo donde vivía.

Ahora el alado bajaba su mano desabrochando los primero botones del cuello de la túnica del sacerdote, quería tocar más de aquel hombre:

- El demonio se coló en la casa donde vivía con mi familia. Los mató a todos y luego fue hasta mi habitación… ¿ Sabes lo que hizo querido sacerdote ?

Ahora los dos hombre se miraban fijamente, Hawks había logrado captar la atención de Enji. Se aproximó a su oído rozando sus cabellos en la cara de su derribado:

- Me folló y me gusto. Ese fue mi pecado y espero que sea el tuyo también.

Acto seguido se acercó a los labios del sacerdote y lo besó. Fue muy intenso al menos para los dos hombres de diferentes edades. Hawks se derretía por el fuego que le producía Enji y este otro no podía ni apartarse así que continuó respondiendo al demonio.  Cuando se separaron, el sacerdote notó un intenso calor donde estaba frotándose aquel maldito demonio:

- Daddy, te has puesto caliente, no sabes lo feliz que me haces.

El alado hizo un gesto como de abanicándose, si no se iba ahora tendría problemas:

- Me tengo que marchar pero te prometo que volveré.

Lo miró de nuevo, hasta lo hizo con cariño. Enji se había quedado un poco traspuesto de aquel beso pero había vuelto a encender la llama en sus ojos. El demonio suspiro:

- Esto es un hasta luego.

Se aproximó de nuevo y le dio otro beso. No fue tan fuerte como el anterior, sino un poco más dulce ya que solo junto los labios:

- Hasta entonces, sueña que me follas.

Acto seguido el demonio desapareció como por arte de magia.




Habían pasado tres meses desde aquel encuentro, desde entonces Enji Todoroki había tenido muchos problemas. Empezando por problemas del pueblo, esos meses la tierra no daba fruto y los habitantes empezaban a pasarlo mal. Luego se obsesionó con saber contraatacar aquel explícito demonio. Leyó muchos libros sobre demonios, datos sobre ellos, como atacarlos, como pararlos…
Pero luego estaba el gran problema, los sueños. Soñaba con él, ya eso era por si malo, pero peor era porque soñaba que lo follaba. Cada noche era un sueño con él, en escenarios distintos, en poses distintas… A pesar de de Enji era sacerdote nunca había visto ni sabido mucho sobre el sexo y menos con un hombre tan joven como Hawks. Pues si alguien viera sus sueños, lo tratarían como un maniaco sexual. Lo peor de todo eso, que en los sueños disfrutaba de aquel pecado tan grande para luego levantarse con el problema entre sus piernas. Aquello palpitaba cada mañana y sabía que era lo que deseaba su miembro viril. Todo aquello le ocurría al sacerdote, al gran Enji Todoroki lo estaba volviendo loco un joven demonio.

Fue cierto, volvió.



Alas y Pieles | EndeHawks +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora